“Con copago, en tres años volverá la deuda y Bruselas pedirá más”
Recién llegado de Copenhague, y con la resaca de Bruselas, donde Euskadi ha sido reconocida como zona referente en innovación sanitaria por la Comisión Europea, aún en la mente, Rafael Bengoa prácticamente ni espera a encender la grabadora para desgranar imparable una multitud de iniciativas que supondrían “más ahorro y complacerían más a Europa que el copago” al que apunta el Gobierno central.
Pregunta. ¿La sanidad vasca está afrontando la crisis mejor que el resto de España?
Respuesta. En términos de gestión, sí. Tenemos un plan de gestión organizado y no andamos improvisando, sabemos qué queremos hacer en farmacia, en recursos humanos, y tenemos un plan a medio plazo, el de crónicos. Son dos agendas abiertas para enfrentarnos al peor escenario económico de los últimos 35 años en sanidad. En términos económicos no me atrevo a decir porque no sabemos quién tiene qué en los cajones. Nosotros no tenemos nada. No participamos en los 15.000 millones de deuda sanitaria española.
P. ¿Siente que Euskadi podría cargar con las consecuencias de un gasto desbocado de la sanidad de otras comunidades?
R. Yo quiero tener un discurso más constructivo. No tenemos deuda, pero asumimos con cierta solidaridad que tenemos que encontrar una solución conjunta con el resto. Este asunto se está politizando en exceso esta semana. No creo que el Gobierno central esté desmantelando la sociedad del bienestar porque esté buscando una solución a la financiación de la sanidad. Pero, aunque no se esté desmantelando, a lo que se apunta, porque el próximo miércoles nos reunimos y aún no tenemos información, no es la solución.
Hay que desinvertir en procesos que no tienen valor clínico”
P. ¿Mantiene su no a todos los tipos de copago y en todo momento?
R. Sí. Introducir un copago no nos va a sacar del problema común. En países donde está implantado no es una fuente importante de financiación y los estudios son ambiguos sobre su poder como frenador del uso de los servicios sanitarios. El uso racional no va a provenir del pago, sino de la creación de pacientes activos. Y no creo que el copago vaya a calmar las cosas. Con un copago, dentro de tres o cuatro años tendremos otra vez una deuda de 15.000 millones y Bruselas nos pedirá más, ya lo ha hecho en el ámbito económico. Todo porque el problema es mucho más complejo: hay mucha demanda, mucha tecnología, muchos medicamentos caros, una demografía envejecida…
P. ¿Es el copago un castigo a crónicos y polimedicados?
R. Sí. Con el copago es posible que perdamos a una serie de enfermos que se verían afectados por él y que luego van a aparecer en urgencias y van a costar diez veces más caros. Los ricos no van a ir a la privada cuando se compliquen las cosas. Puede ser contraproducente porque tenemos un país de crónicos.
P. ¿Hay alternativas?
R. Me gustaría que el miércoles se nos escuchara lo que proponemos. La intervención tendría que hacerse atacando rápido el tema de los pacientes polimedicados y hay más margen de maniobra con los medicamentos genéricos en España porque aún está lejos del 50% de prescripción de genéricos de otros países. También hay que exigir más productividad al sector, nosotros hacemos más cosas dentro y contratamos menos al sector privado. Debiéramos aceptar la medida que sugiere Madrid de trabajar 37,5 horas. Además, habría que desinvertir en cosas que no aportan valor clínico. La población cree que todo lo que se hace aporta valor clínico, pero algunas cosas que se están haciendo no tienen evidencia clínica.
Se prescriben antibióticos de forma muy exagerada”
P. ¿Por ejemplo?
R. Se sabe que el stent a nivel cardíaco salva a mucha gente todos los días. Pero, aplicado al cerebro cuando se infarta, está produciendo más mortalidad que supervivencia. Además, se están prescribiendo antibióticos de una forma absolutamente exagerada en España. Hay que acotar en qué condiciones se prescriben y, en el resto, no pagarlos. Para esto es necesaria una red de evaluación que sugiera al consejo interterritorial en qué desinvertir. Eso no es un recorte de prestaciones, no hablamos de desinvertir, por ejemplo, en trasplantes renales.
P. ¿Hay muchos casos de procedimientos sin valor clínico?
R. Cada día más y más. Entran de forma desorganizada y se convierten en prestaciones. La medicina, en ocasiones, ha avanzado por estas cosas, pero ahora hay que racionalizar.
Con el paciente digital activo no habrá 15.000 millones de deuda”
P. Cataluña plantea cobrar diez euros por día en el hospital.
R. Pero hay que hacer otras cosas. Vengo de Dinamarca, que está fusionando hospitales, como nosotros en Vitoria. Hay demasiada estructura, pero necesitamos mayor calidad, que también supone ahorro. Eso convencería a Bruselas. Es igual que las fusiones de las cajas. Los mercados exigen escala y volumen, no quieren cositas sueltas. No necesitamos tantos centros con cirugía cardiaca. Si nos olvidamos de las fronteras de España, algo que hemos defendido con el problema con La Rioja, compartiendo pacientes es posible que solo necesitaríamos cinco o seis centros que hagan en serio cirugía cardiaca.
P. ¿Lo entendería alguien de Bilbao que tiene que ser operado en Sevilla?
R. La sociedad tiene que saber que si va a necesitar un trasplante, va a preferir ir a un hospital que ha hecho 1.000 que a uno que ha hecho 20. Son procedimientos agudos, puntuales. Lo que tenemos que tener cerca es la continuidad de cuidados.
P. El mayor margen para el recorte está en los salarios.
R. No los habrá. Lo que hay que hacer es introducir incentivos, lo ha propuesto Valencia y es interesante. Los que hacen más y mejor ganan más. Es razonar en términos de meritocracia y no de burocracia.
Tenemos que fusionar hospitales y pagar salarios en base a los méritos”
P. ¿Cómo se logra reducir la demanda sanitaria?
R. Creando un paciente activo digital. El sanitario es el único sector que no ha entrado en la era digital. Sabemos que el 25% de los pacientes se readmiten en 30 días después de haber sido dados de alta. Es muchísimo. Hay que formarlos, hacer un seguimiento con telemedicina y detectar por medio de la estratificación de la población a las personas con más riesgo para controlarlas. Con la receta electrónica evitaremos el 15% de interacciones medicamentosas y con la historia clínica unificada se evitará la repetición de pruebas en primaria y especializada. Un reciente ensayo de Inglaterra con 6.000 personas apunta que con el paciente digital se reduce un 15% las visitas a urgencias, un 14% a la especializada y cae la mortalidad. Si al paciente le damos apoyo, vendrá menos. Así no van a reaparecer los 15.000 millones de deuda.
P. ¿Cómo lo financiarán?
R. La tecnología la pagarán el paciente y la sanidad. Es lo que está pasando en Europa y aquí también, con la telealarma.
P. Pero la telealarma es del sistema de servicios sociales que siempre ha tenido copago, al contrario que el sanitario...
R. Es posible que haya una coparticipación. Nosotros vamos a financiar pero animaremos a la industria a que fabrique a escala con precios asequibles.
P. ¿Es necesario aumentar la presión fiscal?
R. Sí. Los países que nos presionan pagan más impuestos y aportan más a la sanidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.