Hereu dice adiós a la política con una apasionada defensa de Barcelona
El alcalde Xavier Trias le regala una réplica de la vara que el socialista tuvo durante cinco años
A Jordi Hereu le cuesta hablar de Barcelona sin utilizar la palabra pasión. Este viernes tampoco lo ha podido evitar en la que debería haber sido su intervención más solemne: su adiós al Consistorio barcelonés después de 14 años. Es un adiós total a la política en primera línea. El que fue alcalde de la ciudad entre 2006 y 2011 anunció en febrero pasado su decisión de renunciar a seguir como jefe de filas del PSC y a su acta como edil en el congreso de la federación del PSC de Barcelona. Lo hizo tras llegar al convencimiento de que era mejor dar paso a otras caras para que el socialismo barcelonés pueda levantar cabeza con la mirada puesta en las elecciones de 2015.
Su adiós, pues, ha sido todo un reconocimiento a la ciudad en sí y a todos los que la hacen: los ciudadanos, en primer lugar, con su lucha diaria, y también a los políticos que trabajan para mejorarla. Ha evitado entrar en el detalle de la gestión que ha realizado desde que entró como gerente municipal en 1997 en el distrito de Les Corts. Luego fue edil de ese mismo distrito, más tarde de Sant Andreu, y también responsable de Movilidad y Seguridad en la última etapa de Joan Clos. Accedió a la alcaldía de la ciudad en el verano de 2006 al ser designado alcalde por el PSC cuando Clos fue nombrado ministro de Industria. Explicaba Hereu que en política municipal solo se puede estar “por pasión a la ciudad” cuando se ven las desigualdades sociales que hay que vencer. Sin aludir de forma directa a algunas de las crisis que atravesó su mandato, ha reflexionado que en política hay que saber ganar y perder. “Yo perdí a Carles Martí [el que fue primer teniente de alcalde] en un momento muy duro”. Hereu se refería a la dimisión de Martí –presente en la tribuna de público del Consistorio- por el fiasco de la consulta de la Diagonal.
Fiesta sorpresa
En el corazón de Sant Andreu, en uno de los emplazamientos favoritos de Jordi Hereu, la antigua fábrica de Fabra i Coats, unas 700 personas se reunieron ayer en una fiesta sorpresa y de reconocimiento al que fue alcalde de Barcelona.
A Hereu, ciudadano ya, le cuesta olvidar su antigua condición de alcalde. Fue una reunión de amigos, compañeros del grupo municipal, cuadros técnicos y de dirección de su anterior etapa como alcalde, pero también asistieron representantes de asociaciones de vecinos, los líderes vecinales combativos hace años, como Custodia Moreno y Manuel Martínez; empresarios, como el presidente de Abertis, Salvador Alemany; el exalcalde de Barcelona Narcís Serra (PSC), y la que fue compañera de gobierno, la ecosocialista Imma Mayol, además del secretario de la federación socialista de Barcelona, Carles Martí. Fue una reunión de amigos que quisieron rendir un pequeño homenaje a Hereu, que defendió la política construida desde la proximidad. “Mientras en Barcelona haya gente como la que vosotros representáis, tendrá un futuro esplendoroso”, dijo.
Y con el sentido de humor que le ha caracterizado ha dicho que se va “para que el PSC no tarde 32 años en gobernar de nuevo la ciudad”. El último alcalde socialista de Barcelona reivindicó la política local “más que nunca” para corregir los efectos de la globalización.
Su intervención fue saludada con un caluroso aplauso, con los ediles puestos en pie y alguna que otra lágrima que luchaba por no caer de los ojos de Assumpta Escarp, la que, sin serlo de entrada, se convirtió en su “columna vertebral”.
Precisamente ha sido la forma de ser de Hereu, su carácter, lo más destacado por el resto de los partidos políticos que han intervenido en la despedida. Es un hombre directo, que dice y defiende hasta las últimas consecuencias sus convicciones. Lo hizo cuando se empeñó en ser candidato a la alcaldía en 2011 con todas las encuestas en contra, lo hizo al enfrentarse y ganar a Montserrat Tura en el proceso de primarias y lo volvió a hacer cuando decidió, primero, que se quedaba en la oposición y, después, dejar paso libre a las nuevas generaciones; es decir, a Jordi Martí, hasta hace un mes el edil socialista encargado de los temas culturales y ahora jefe de filas del PSC en el Consistorio.
Xavier Trias aseguró que quiere seguir contando con Hereu “para muchas cosas”. Y de entrada le ofreció un regalo muy especial: una réplica de la vara de mando de la ciudad que tuvo durante cinco años. El exalcalde se va, de momento, a descansar y a orientar su vida profesional en el mundo de la empresa, de donde procedía cuando el gusanillo de la política le picó en 1987. Tenía 22 años y deja el escenario de la res publica a los 47.
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