El vendedor de mensajes trucados
Un libro del diputado del PSC Joan Ferran disecciona a Duran Lleida
“Este lince de la política, a lo largo de 25 años, ha sabido eludir los cargos y las responsabilidades susceptibles de generar desgaste. Es un gran surfista. Siempre sobre la ola, con traje de neopreno, sin pasar frío ni mojarse”. Es una de las diversas definiciones que el veterano diputado del PSC Joan Ferran hace del líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida en un libro de reciente publicación en el que disecciona al político nacionalista.
Destapando a Duran Lleida. El fin de una apariencia es el título de la obra de Ediciones La Lluvia, que, además de en Barcelona, se presentará en Valencia, Sevilla y Madrid. Ferran explica que el objetivo es “que se conozca al verdadero Duran”, el político mejor valorado por la sociedad española. “Hay que reconocerle que es muy hábil y moderado, que tiene buenas relaciones con algún grupo periodístico, pero cuando pierde los estribos surge el verdadero Duran”, dice Ferran.
“Toca la misma música que el PP, lo que pasa es que él lo hace con violín y los otros con trombón”, dice el autor. En este sentido, el libro recuerda las declaraciones más polémicas del líder democristiano de los últimos meses, como su propuesta de dar tratamiento médico a los homosexuales, la crítica a la supuesta holgazanería de los jornaleros andaluces y extremeños, la definición de la inmigración como “un problema” o la propuesta de que los escolares vistan uniforme para que no se vea su ropa interior.
El autor advierte de que orilla por completo la vida personal del protagonista y los casos de corrupción política que afectan a su partido y que han acabado en condenas por el desfalco en el Consorcio de Turismo de Cataluña y por los informes copiados o inútiles. El libro está escrito sin ambages. En ocasiones utiliza el recurso de algún personaje figurado, pero en otras va directo al grano, sin ánimo de cuestionar la fama de “diputado jabalí” que CiU atribuye a Joan Ferran. Valga de ejemplo el pasaje en el que, a cuenta de los homosexuales, se equipara a Duran con Gregorio Marañón, que acuñó la expresión “homofobia liberal”. Es decir, la aceptación de esa realidad, “mientras se mantenga oculta, bajo las alfombras y como secreto de alcoba. O lo que es muy parecido: nada de plumas, ni estética gay, ni subcultura arcoiris”.
También se relatan episodios menos conocidos, como su pasividad ante la petición que le hicieron en 2002 unos líderes democristianos de Guinea para lograr la liberación de un militante. Joan Ferran, que hizo de intermediario en este asunto, explica que Duran no solo no hizo nada, sino que años después el dictador Teodoro Obiang agasajó a su “amigo catalán” cuando acompañó en un viaje oficial al presidente del Congreso, José Bono.
La obra alude en numerosos pasajes al gusto refinado de Duran en el vestir y por algunos restaurantes y recuerda que la suite que ocupa en el hotel Palace de Madrid, y que tanto molesta que le recuerden, cuesta 410 euros diarios más IVA en temporada baja. Tampoco obvia “el lado oscuro” del personaje, el pronto que le caracteriza ante una crítica o un hecho que no es de su agrado. La ristra de episodios que relata el libro es considerable, como el incidente que protagonizó Duran con un grupo de ultras del Real Madrid en la última final de la Copa del Rey disputada en Valencia. Cuando el líder democristiano se cruzó con ellos les mostró repetidamente el dedo corazón y después dos dedos para visualizar unos cuernos. El oficial de la policía que custodiaba a los ultras recriminó a Duran su actitud porque, además, iba acompañado de dos menores, pero “lejos de arredrarse, don Pluscuamperfecto siguió obsequiando al mundo con la obscenidad de los cuernos”, dice Ferran.
También se recuerda el improperio con el que Duran espetó al presidente del Círculo de Empresarios Holandeses en el Círculo Ecuestre por cuestionar el pacto fiscal, cuando respondió airado a la periodista de TV-3 Ariadna Oltra, o cuando abordó al entonces diputado de ERC Joan Ridao en el pasillo del Congreso y le espetó irritado en varias ocasiones: “ruc, ruquet!” \[burro, burrito\] porque este había solicitado una votación separada.
En otro capítulo Ferran explica que los planteamientos políticos de Duran distan mucho de los principios fundacionales de su partido de 1931 y constata “la no correspondencia de la prédica socialcristiana con la práctica neoliberal, de la realidad con el mundo fabricado a gusto del vendedor de mensajes trucados”.
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