El Consell retira de “embajador” a Matas solo después de condenado
La oposición ha pedido reiteradamente revocar el “honor” al expresidente balear
El PP ha rechazado tantas veces en las Cortes las iniciativas y las críticas de la oposición pidiendo que le sea revocada la distinción honorífica por su implicación en diversos casos de corrupción que hasta el portavoz parlamentario popular, Rafael Blasco, ignoraba la decisión del Consell anunciada el martes por el presidente Alberto Fabra de retirar a Jaume Matas la consideración de Embajador de la Comunidad Valenciana. El anuncio llegó a la sala de prensa de las Cortes Valencianas, horas después de hacerse pública la sentencia que condena al expresidente balear a seis años de cárcel, mientras Blasco comparecía ante los periodistas tras la reunión de la Junta de Portavoces. Por eso, si en un principio dijo que había que estudiar la sentencia, que era recurrible y no dañaba el prestigio de la Comunidad Valenciana, minutos después se corrigió para afirmar tajante que “habría que revisar ese título”.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, que ha esperado a que Matas esté condenado, confirmó en Altea que el pleno del Consell decidirá el viernes retirar al expresidente de Baleares la condición de “embajador” de la Comunidad Valenciana, un honor que recibió en 2003 del Gobierno que presidía Francisco Camps.
Fabra lo dijo primero a los medios de comunicación tras una visita que hizo al Ayuntamiento de Altea, que preside Miguel Ortiz, luego lo colgó en su Twitter y más tarde se fue a comer con unos 400 militantes del PP de La Marina Baixa, acompañado por el vicepresidente de la Generalitat, José Ciscar, el secretario general del PP, Antonio Clemente, la presidenta de la Diputación alicantina, Luisa Pastor, y la plana mayor del partido en la provincia.
La oposición no dejó pasar la ocasión de recordar que el PP ha hecho oídos sordos a las reiteradas reclamaciones de un gesto para distanciarse de Matas. “Llevamos dos legislaturas presentando iniciativas para que se le retire el título”, recordó la diputada socialista Cristina Moreno.
Lo sorprendente del anuncio de Fabra ante sus correligionarios fue la reacción. La práctica totalidad de los presentes arrancó a aplaudir cuando dijo que "a pesar de que en su día hizo méritos, aquellas personas que no sean dignas de representar a la Comunidad Valenciana, no lo pueden hacer". El jefe del Consell hizo estas manifestaciones ante un auditorio que fue mayoritariamente campista, pese a que Francisco Camps se negó a retirarle la distinción a Matas incluso cuando el expresidente balear solicitó la suspensión de su militancia en el PP en marzo de 2010, asediado por la evolución del caso Palma Arena.
De hecho, Camps estrechó lazos con Matas, que había sido un gran aliado y amigo personal del anterior presidente del Consell, Eduardo Zaplana, hasta el extremo de promover una fundación conjunta denominada Consolat del Mar para formar un eje en manos del PP como alternativa a la colaboración entre Cataluña y Aragón. Ambos se implicaron en lo que hoy es el caso Urdangarin al promover, de 2004 a 2007, la celebración de las jornadas Fórum Illes Balears y Valencia Summit, respectivamente, por cuya organización pagaron 5,8 millones de euros al Instituto Nóos, del duque de Palma. La investigación judicial ha revelado que el coste no correspondía a lo facturado. Ambos se han visto salpicados por la corrupción política, el balear en el caso Palma Arena y el valenciano en el caso Gürtel.
Camps decidió mediante un decreto en diciembre de 2003 crear la figura de Ambaixador de la Comunitat Valenciana. Días después, Matas recibió la distinción por el apoyo que dio al trasvase del Ebro como ministro de Medio Ambiente en el Gobierno de José María Aznar, aunque posteriormente el Gobierno valenciano enterró el galardón y nadie más ha sido distinguido con el mismo honor.
El decreto de distinción con la figura de embajador establece que “podrá ser revocada, previa audiencia al interesado, cuando la conducta pública de las personalidades distinguidas sea manifiestamente contraria a los intereses generales o peculiares de la Comunidad Valenciana, así como cuando la persona condecorada sea condenada por un hecho delictivo, en virtud de sentencia firme”.
A la sentencia de la Audiencia de Palma se refirió Fabra en Altea. El presidente aseguró que tras “una sentencia firme, no puede representar a la Comunidad Valenciana”. Sin embargo, la condena no es firme. De hecho, el abogado de Matas anunció que la recurrirá ante el Tribunal Supremo. De todas maneras, el presidente de la Generalitat afirmó que Matas ya no reúne requisitos como “la responsabilidad y la ejemplaridad” para ostentar el título honorífico. “Existe una sensación de decepción y nos sentimos, no digo engañados, pero sí no lo suficientemente satisfechos con una persona que ostenta el título de una comunidad como la nuestra”, añadió.
“Hoy es un mal día”, dijo la diputada socialista Cristina Moreno tras la Junta de Portavoces en las Cortes. “El gran embajador de la Comunidad Valenciana ha sido condenado a seis años de prisión”. La parlamentaria recordó sus reiteradas iniciativas para retirarle la distinción, sistemáticamente rechazadas por el PP, y añadió que ver el nombre de Matas ligado a la sociedad valenciana “no es precisamente como para sentirse orgullosos”.
En términos similares se pronunció la portavoz adjunta de Compromís, Mònica Oltra, quien recordó que el PP está acusando a la oposición de estar “empañando la imagen pública” de los valencianos. “Lo que empaña la imagen pública es tener un embajador condenado por corrupción”, comentó la diputada, que manifestó, antes de conocer la decisión de Fabra de retirarle la distinción, que su grupo volvería a presentar una iniciativa en ese sentido.
“Es un delincuente que tendrá que ingresar en prisión por el menos importante de los casos que tiene con la justicia”, dijo, por su parte, el portavoz adjunto de Esquerra Unida del País Valencià, Ignacio Blanco, quien consideró la condena a Matas “un aviso” para los cargos públicos del PP que están implicados en casos de corrupción que se tramitan en tribunales valencianos.
La trama afectiva del balear en Valencia
El expresidente balear Jaume Matas, condenado ayer a seis años de prisión por delitos de corrupción, eludió ingresar en prisión en abril de 2010 gracias al préstamo de tres millones de euros que le facilitó el Banco de Valencia. La entidad, intervenida desde noviembre por el Banco de España y ahora en proceso de subasta, estaba presidida por José Luis Olivas y su consejero delegado era Domingo Parra. Además de presidente autonómico, Matas fue ministro de Medio Ambiente con José María Aznar, pero su conexión con la entidad valenciana no provenía tanto de su peso político —para entonces muy venido a menos— como de las relaciones personales que había tejido desde joven.
Matas estudió Ciencias Económicas en la Universitat de València. Y Domingo Parra, natural de Oliva, fue su compañero de habitación en el colegio mayor mientras estudiaba la carrera. Aunque en un principio Matas dio a entender que había pagado la fianza con dinero proveniente de distintas fuentes, amigos incluidos, más tarde se supo que los tres millones le fueron entregados íntegramente por el Banco de Valencia tras presentar como avales su célebre palacete en el centro de Palma y otros dos inmuebles del patrimonio familiar.
La operación fue extraña. El expresidente balear traspasó la mitad del dinero a una cuenta que tenía abierta en Arquia Caja de Arquitectos. Ingresó desde ella 1,5 millones en la cuenta judicial y otro tanto desde el Banco de Valencia. El Consejo Superior de Arquitectos de España acusó a Matas de haber realizado una “maniobra de distracción” para ocultar que el origen único de la caución era Valencia.
La trama afectiva del expresidente en la comunidad autónoma no se limitaba a Parra. Matas se casó con la valenciana Maite Areal Montesinos, muy amiga de Rosa Barceló, que fue a su vez esposa de Eduardo Zaplana. Matas llegó a comentar que la relación que le unía al expresidente valenciano era casi familiar. Su cuñado, Fernando Areal, que fue tesorero del PP de Baleares, había sido empleado de Bancaja. Su buena sintonía con el poder político valenciano se mantuvo con la llegada de Francisco Camps a la Generalitat, que le nombró “embajador”.
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