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“¡No cierren mi escuela!”

Maestros y familias se sublevan contra el plan de la Generalitat de eliminar 10 centros La consejera de Educación achaca la supresión de los centros al descenso de la natalidad

Fachada del centro La Muñeira, en Badia del Vallès, una de las escuelas que se cerraran.
Fachada del centro La Muñeira, en Badia del Vallès, una de las escuelas que se cerraran.CONSUELO BAUTISTA

La hija de Eva Elvira cursa P-4 en la escuela Esparreguera II y afirma orgullosa que está encantada de ir a ese colegio, en el que se aplica un método educativo innovador que fomenta la participación de las familias y una mayor interacción de los alumnos. Elvira probó ese método porque en la escuela convencional su hija “se aburría”, pero el próximo curso no podrá matricularla porque el Esparreguera II desaparece.

Es una de las seis escuelas que el Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña suprimirá el próximo curso, junto con El Pins (Olèrdola), Els Còdols (El Vendrell), Abril (La Canonja), Reus 21 y Olga Xirinacs (Tarragona). A esos centros se añadirán otros cuatro que se irán desmantelando progresivamente y en los que se empezará por dejar de ofrecer el nivel de P-3 el curso que viene. Son los colegios Pasífae (Vilanova i la Geltrú), Miquel Longaron (Mollet del Vallès), La Muñeira (Badia del Vallès) y Can Periquet (Palau-solità i Plegamans).

La consejera de Educación, Irene Rigau, aduce que la reordenación se debe a que la natalidad desciende desde 2008. Ese año se registraron 89.024 nacimientos, que dos años después se redujeron a 84.015. Pero el argumento no convence ni a profesores ni a familias, que se han sublevado ante una reordenación que consideran “impuesta a la fuerza”.

Maestros y familias defienden la continuidad del Esparreguera II, una de las 23 comunidades de aprendizaje que existen en Cataluña, que tienen como elemento diferenciador la implicación de los padres en el proceso. “Las familias deciden sobre la gestión del centro y los padres pueden quedarse con los niños cuando es necesario”, explica la directora, Sandra Gallardo, quien lamenta que en la reordenación del mapa escolar no se haya seguido un “criterio pedagógico, sino de espacio”.

El caso de la escuela Els Pins, en el municipio de Moja (Olèrdola), ha llegado hasta el Parlament de Cataluña

La consejera Rigau dice “comprender” a los padres, pero no mostró ni un atisbo de ceder. Educación eliminará de un plumazo esa comunidad. Los alumnos se trasladarán a la escuela Montserrat de Esparreguera, pero como no dispone de espacio suficiente, se tendrán que instalar módulos en su patio para acogerlos. Según las familias, se prevé que los alumnos permanezcan siete años en barracones.

El traslado tampoco gusta a la escuela de acogida. Gabino Expósito, director del centro Montserrat (con 10 grupos y 244 alumnos), confiesa que la llegada de tres nuevos grupos del Esparreguera II les supondrá un problema y lamenta que deban mantenerlos separados en módulos. La alternativa hubiera sido que los 71 alumnos del Esparreguera II se repartiesen entre las seis escuelas del municipio para minimizar el impacto. “Se ha hecho todo lo mal que se ha podido”, espeta el docente.

No solo Esparreguera se ha movilizado para salvar su escuela. El caso de Els Pins, en el municipio de Moja (Olèrdola), ha llegado hasta el Parlament, pero ni así lo han conseguido. En barracones desde hace seis años, son una comunidad de aprendizaje, igual que el Esparreguera II. Àngels Alzinet, directora de Els Pins, acusa a Educación de estar “estrangulando” las escuelas para que todas tengan los grupos a máxima capacidad.

En Reus tampoco aceptan tener que echar la llave a uno de sus colegios. El Reus 21 no tiene edificio propio y ocupa aulas de otro centro. En septiembre será absorbido por el CEIP Isabel Besora, que se encuentra en barracones, pero la solución no satisface a nadie. “Nosotros perdemos nuestro proyecto educativo y el equipo de docentes, pero también pierde el Besora, que deberá trasladarse tres kilómetros”, dice Carlos Arranz, presidente de la AMPA del Reus 21.

Hoy se abre el proceso de preinscripción para el próximo curso y las familias ven con resignación que tendrán que escribir el nombre de un colegio nuevo que no han escogido. “Intentaremos olvidar el tema hasta el inicio de curso para no inquietar más a los niños y dejar que estén tranquilos”, zanja la directora de Els Pins.

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