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Anesvad clarifica sus objetivos

Afectada aún por el escándalo que se dirime en los tribunales, la ONG ha visto mermar sus cuentas, pero ha reforzado sus proyectos con los nuevos gestores

Varios empleados de Anesvad, en la sede de la ONG en Bilbao.
Varios empleados de Anesvad, en la sede de la ONG en Bilbao. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Con la mirada puesta en la Audiencia de Bizkaia, donde se juzga estos días la supuesta apropiación de fondos de Anesvad por parte de su expresidente José Luis Gamarra y dos exdirectivos, las preocupaciones son otras en la cercana calle de Henao, donde la ONG tiene su sede en Bilbao. Allí, aun conscientes del lastre que supone la simple presencia en los tribunales, los nuevos gestores se afanan desde 2008 en limpiar la reputación de una organización que, bajo la administración temporal del Estado, continúa siendo, pese a todo, la principal entidad española de cooperación al desarrollo que no opera desde Madrid o Barcelona.

Cerca de 60.000 socios y colaboradores mantienen su confianza en Anesvad, pese al escándalo que la salpicó mediada la pasada década por las acusaciones contra Gamarra, que se dirimen ahora en los tribunales. Es cierto que son un 60% menos que en su momento de apogeo, pero también que el descenso “se ha ralentizado” y las bajas se deben ahora “más a la crisis económica que a la de credibilidad”, según se asegura desde la propia ONG. El presupuesto anual se ha reducido casi a la mitad, hasta los 20 millones de euros, y la plantilla, en casi una decena de trabajadores, hasta quedar en 54, de los que el 70% son nuevos.

El 70% de la plantilla se ha renovado y no guarda vinculación con la anterior etapa

La merma de los grandes números de la entidad no ha evitado, sin embargo, que las pequeñas cifras revelen el cambio que ha experimentado de puertas hacia dentro. Pese al descenso de sus recursos, Anesvad invierte en la actualidad 11,6 millones de euros en proyectos, una cuarta parte más que hace dos años. Gracias a ellos mantiene más de un centenar de iniciativas solidarias en 19 países, de las que se benefician siete millones de personas. Además, se ha duplicado el número de familias a las que atienden sus servicios de acción social. La nueva dirección vincula estos logros a “las modificaciones introducidas en el modelo de cooperación”.

La ONG ha renunciado en los últimos años a proyectos ya cubiertos por otras entidades especializadas, como la lucha contra la pornografía infantil, y a otros en que la aportación no resultaba ya relevante, tras haberse alcanzado los objetivos previstos. Entre estos últimos se encuentra el de Leprosería Culión, en Filipinas, uno de los que supuestamente se gestionó de forma irregular antes de que Anesvad fuera intervenida. Tampoco existe ya como tal la denominada Misión de China, objeto también de la investigación judicial. Las inversiones en ese país asiático, si bien se mantienen, no se financian ya de forma independiente.La ONG ha focalizado sus acciones en la defensa de la salud en los países más desfavorecidos, así como en la lucha contra la trata de seres humanos.

La entidad tiene previsto mudarse proximamente a una sede más modesta
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Pese a las modificaciones impulsadas y al espíritu de transparencia que promulga el nuevo equipo, Anesvad no camina sola todavía. Desde 2007 lo hace bajo la supervisión de tres administradores del Estado, que velan por su gestión y una correcta inversión de los fondos recibidos. El auto judicial que ordenó la destitución del anterior patronato ordenó la vigilancia pública de la entidad por cinco años, plazo que expira en julio. Hasta entonces existe la posibilidad de que otra resolución judicial amplíe ese período. De no ser así, las riendas de Anesvad pasarían ya a la actual dirección, que se encargaría de proponer a los futuros mandatarios. La opinión del Gobierno central es favorable a esta última opción, aunque la decisión última depende del juez.

Algunos de los integrantes del futuro patronato podrían proceder del actual consejo asesor, del que la ONG ha decidido dotarse como órgano externo de orientación. Aunque sin capacidad de decisión, sí tiene voz e influencia en las decisiones. Está conformado por un grupo de siete expertos de distintas disciplinas, no siempre vinculadas a la cooperación al desarrollo, con una relevante trayectoria profesional. Figuran entre ellos jueces, periodistas, antiguos responsables políticos, profesionales del ámbito de la salud y docentes.

A la espera de poder tomar sus propias decisiones, el equipo directivo de la ONG ha perfilado ya su senda de futuro, que incluye el traslado a una sede más modesta, que se adapte “mejor” al perfil de la organización. La actual, ubicada en una de las zonas nobles de la capital vizcaína, se reparte en tres plantas de grandes dimensiones que dificultan la relación personal de los empleados. “Queremos algo más sencillo y recogido, que facilite la comunicación entre nosotros”, argumentan desde Anesvad.

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