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Solà y su mujer cobraron en dos meses el 10% del presupuesto de la ACM

La esposa del número dos de Cultura también facturó a la entidad municipalista 26.700 euros por un proyecto de arquitectura

Xavier Solà (izquierda) y el excoordinador general de la diputación de Barcelona, Josep Maria Matas, en un acto de partido.
Xavier Solà (izquierda) y el excoordinador general de la diputación de Barcelona, Josep Maria Matas, en un acto de partido.

Xavier Solà, secretario general de Cultura, y su esposa Meritxell Inaraja, arquitecta de profesión, cobraron 232.738 euros de las arcas de la ACM en el período comprendido entre el 29 de diciembre del 2009 y el 28 de febrero del 2010. En esta época Solà, que era concejal de Urbanismo de Vic, estaba vinculado a la ACM a través de la fundación Privada Habitatge Públic, de la que era director. Solo un pequeño porcentaje de esta suma correspondía a los honorarios de Solà por motivo de su cargo. El grueso de sus ingresos se derivaron de negocios privados del matrimonio con la entidad.

Para hacerse una idea de la magnitud de los negocios de Solà y su mujer con la ACM lo que facturaron supone el equivalente al 10% del presupuesto anual que tenía la entidad en aquel momento. Concretamente, en 2010, la entidad municipalista tuvo un presupuesto inicial de 2,33 millones de euros. Las facturas del matrimonio a la entidad se repartieron entre diciembre de 2009 y enero de 2010.

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Los ingresos llegaron por tres vías diferentes. Por una parte, tal y como informó EL PAÍS el pasado lunes, el 29 de diciembre del 2009 el número dos de Mascarell facturó 193.853 euros a la entidad municipalista repartidos en 65 facturas de 2.982 euros. El concepto de las mismas eran trabajos relacionados con el Catálogo de Masías y Casas Rurales que Solà impulsó en 2005, cuando era jefe de los servicios jurídicos de la ACM, cargo que ostentó entre el 2000 y 2007, antes de presentarse a las elecciones municipales de Vic. Solà logró entonces los cargos de primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo.

El pago de las 65 facturas se realizó a través de una empresa inactiva de Vic que Solà y su mujer adquirieron quince días antes de girar las facturas. La empresa no tuvo ningún ingreso en 2010 y está inactiva.

Un año antes de emitirse aquellas facturas, la ACM ya pagó a Lluís Tresserras por unas facturas con el mismo importe y conceptos muy parecidos. Tresserras es primo de Josep Maria Matas, ex secretario general de la ACM que dimitió el pasado 24 de febrero tras conocerse que era propietario de una empresa que ha acumulado un total activo de casi un millón de euros por encargos realizados, casi exclusivamente, a la ACM cuando él llevaba las riendas de esta entidad. Matas y Solà mantienen una estrecha amistad y ambos son dirigentes de Convergència en Osona.

Una segunda vía de ingresos que provenían de la ACM y que fueron a parar a las arcas del matrimonio Solà-Inaraja fue el relativo a las obras de remodelación de las oficinas que la ACM ocupaba en el sexto y parte del quinto piso de un edificio en la calle de València de Barcelona. La arquitecta que dirigió aquellas obras fue la misma Inaraja, una profesional con amplia experiencia en el sector e incluso con algunos premios en su haber.

El 28 de febrero de 2010 Inaraja cobró 26.765 euros de la ACM. A falta de confirmación —la entidad municipalista no ha querido dar información ni del concurso que se realizó para escoger al arquitecto ni del coste total de las obras— todo apunta a que este importe corresponde a los trabajos de reforma de las oficinas, pues en esa misma fecha también se pagó a la constructora Teyco, muy próxima a CiU, responsable de las obras de remodelación.

La tercera fuente de ingresos de Solà a través de la ACM fueron, además de las 66 facturas del Catálogo de masías, otra factura de 12.120 euros por los honorarios correspondientes a la dirección de la Fundación Privada de Vivienda Pública (FPHP), ente dependiente de la ACM que nació para promover vivienda social. La primera promoción fue la del barrio de la Serra de Santferm de Vic. Solà era concejal de urbanismo de aquella ciudad, director de la fundación y, además, accionista de Procomu Habitatges, empresa privada a la que se encargó la gestión de les promociones inmobiliarias de la FPHP. Solà compartía accionariado de esta empresa con el abogado Salvador Cuadreny y con Josep Maria Matas. La empresa cobró 55.000 euros en tres facturas entre enero y febrero de 2010 mientras Matas y Solà todavía eran accionistas —en abril vendieron sus acciones a un promotor inmobiliario—.

Este diario intentó ayer, sin éxito, contactar con la arquitecta Meritxell Inaraja. Por su parte, Solà rechazó dar una explicación pública: “cada cosa que digo la interpretan al revés y con mala fe”, dijo.

Por su parte, el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, se desmarcó de la defensa cerrada que desde Convergència i Unió (CiU) se hace de Xavier Solà, el número dos<de su departamento en calidad de secretario general del Departamento de Cultura. Mascarell, a preguntas de los periodistas, ha defendido este miércoles el trabajo de Solà durante los 14 meses que lleva en el cargo actual; sobre las actuaciones anteriores de su número dos,en otros cargos o como abogado, el consejero de Cultura ha dicho tener “la versión que aparece en un determinado medio de comunicación y toda la información que me ofrece el propio Solà”. Como conclusión, solo podrá pronunciarse sobre el asunto, ha dicho, cuando tenga su propia composición de los hechos. “Ahora no la tengo y lo único que puedo decir es que, hoy por hoy, su actuación en el departamento es absolutamente correcta”, concluyó.

Hasta ahora Xavier Solà ha tenido el apoyo absoluto tanto del Gobierno catalán como de Convergència i Unió. El portavoz del Ejecutivo, Francesc Homs, aseguró el martes que las actuaciones de Solà en la ACM estuvieron dentro de la legalidad y rechazó entrar a valorar si sus negocios eran éticos.

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