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Portos ofreció a la trama una ITV para revisar y reparar las bateas de Galicia

El negocio se centralizaría en Arousa, y nuevamente gracias a esa puerta abierta que era Cobián

Dorribo “se jactaba mucho de sus relaciones con los políticos”, de qué fácilmente los compraba y de los favores que conseguía gracias a estas amistades. Así se lo aseguró a la magistrada, en una segunda declaración, el consejero de Proitec, Consultoría Técnica Integral, el imputado Carlos Monjero. Tanto Monjero como Dorribo sabían que “para entrar en la Xunta es necesario que alguien te abra las puertas”, y así, Pablo Cobián mediante, logró la sustanciosa ayuda del Igape, trató con Feijóo, convenció a Pilar Farjas, entonces conselleira de Sanidade, y consiguió que Portos de Galicia propusiese a su trama un gran negocio.

Al margen de la subvención del Igape para el envasado de medicamentos unidosis, dos proyectos que contaban ya con el respaldo de la Xunta de Feijóo se vieron abortados el día que los agentes de Aduanas entraron en Nupel. Uno dependía de la hasta hace poco conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, ahora secretaria general de Sanidad en el Gobierno de Rajoy. El otro era la concesión del centro de revisión y reparación de bateas que exige la UE Europea y con la que Galicia no cuenta.

El negocio se centralizaría en Arousa, y nuevamente gracias a esa puerta abierta que era Cobián, apurado por la urgente necesidad de dinero para pagar las carreras en Italia de su hijo piloto de karts. Dorribo se había ofrecido para patrocinar al chico, y medio año después empezó a exigir favores políticos. Al final, cuando se aprobó la gruesa ayuda del Igape, según Monjero, Cobián cobró 50.000 euros, menos de la mitad de lo prometido.

En el sumario que instruye la juez del número 3 de Lugo, Estela San José, aparecen frases como estas referidas al exdiputado del PP: “Pablo, cualquier cosa que le pedía Jorge se la tenía que hacer”, “en el transcurso de un año, Jorge utilizó a Pablo para muchas cosas, lo tenía enganchado”, e incluso “Pablo vio que si no seguía ese camino que le marcaba Jorge, su hijo no corría”.

En esta ya casi rutina, se produce la entrevista entre Dorribo y el anterior presidente de Portos de Galicia, José Manuel Álvarez-Campana. Dorribo quería conseguir para su amigo Manuel Osorio (en realidad, su testaferro en dos empresas del entramado) una concesión en un puerto seco, y Campana le sugirió una idea mejor. Según el consejero de Proitec, que daba consistencia contable a las aventuras y maniobras empresariales de Dorribo, el jefe de Portos les propuso darles “la concesión del mantenimiento de las bateas”, “que todas las bateas de Galicia fueran allí a repararse” y a revisarse, “como si fuera una ITV”. Llegaron a hacerse los planos, pero Aduanas truncó el negocio.

Pero a través de Cobián, Dorribo pidió “muchas entrevistas” más. Azkar e Innovent Salud, otra empresa de la red, planeaban una plataforma logística que controlase todos los medicamentos del Sergas. La Consellería de Sanidade se tendría que encargar de comprar los fármacos, y estos, en vez de estar en los hospitales, serían tratados, gestionados, distribuidos, por esta sociedad empresarial, que prometía a la Xunta, utilizando este sistema, un ahorro para la Administración de un millón de euros. Dorribo, Monjero y José Antonio Orozco, por parte de Azkar, le presentaron primero el proyecto al jefe de Contratación del Sergas, luego a la conselleira Farjas, y por último a Feijóo, que les habría propuesto un proyecto piloto, un ensayo en los geriátricos de Lugo. El presidente de la Xunta fue informado de que se estaba tramitando una subvención con este fin, pero de nuevo todo quedó en agua de borrajas cuando saltó el escándalo.

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