Arteleku busca otra oportunidad cambiando su modelo de gestión
Aizpitarte: “El artista debe implicarse más allá de su obra”
Hace tiempo que la cultura contemporánea, la expresión de las últimas tendencias y manifestaciones artísticas busca hueco en San Sebastián. Una vez lo tuvo y fue Arteleku, un proyecto rompedor que se supo situar a la vanguardia en sus años dorados, los noventa, bajo la batuta de Santi Eraso. El centro, embrión de Tabakalera, pero deslindado ahora del Centro Internacional de Cultura Contemporánea de San Sebastián por decisión de la Diputación de Gipuzkoa, busca tomar impulso involucrando en el diseño de su contenido la parte administrativa y artística. “No hablamos tanto de autogestión, sino de que el proyecto se desarrolle de forma bidireccional”, explican fuentes de la institución foral.
Esa búsqueda de unión entre la gestión y el desarrollo artístico también es la fórmula que propone Juan Aizpitarte. Este videocreador conoce Arteleku desde muy diversos ángulos. Primero, “cuando era joven, iba mucho por ahí”, explica; luego ha utilizado los espacios del centro para desarrollar sus creaciones. También ha impartido talleres y ha desarrollado además otro tipo de iniciativas, ligadas tanto con la Diputación como con el propio Arteleku.
Para este artista, Arteleku es un claro ejemplo de una apuesta de una persona, en este caso Santi Eraso, y una implicación total en el mismo. “Los proyectos lo tiran las personas”, y ahora, en plena crisis, no solo hace falta un director dispuesto a dejarse la piel, sino también una implicación de los artistas. “Para remontar el centro estamos en un momento en el que resulta necesario romper las fronteras entre los que están delante y detrás del pupitre, entre el que gestiona y el artista”, explica Aizpitarte.
Solo la mezcla de los dos ámbitos permite “crear plataformas flexibles para crear proyectos sólidos y con perspectiva. El artista debe saber en qué consiste la gestión cultural. Hemos creado un sistema dependiente, basado en la subvención, que no tiene ningún tipo de lógica en la actualidad”, continúa.
La Diputación quiere desarrollar el proyecto “de forma bidireccional”
Aizpitarte apuesta incluso por permitir que los autores gestionen Arteleku. “Es una utopía que todos los que hemos trabajado allí hemos tenido. Convertir Arteleku en un centro autogestionado”, puntualiza, aunque reconoce la dificultad de conseguir algo así, entre otras cosas porque primero habría que despojar a los creadores de su natural tendencia al individualismo.
“El artista debe tener una perspectiva amplia de lo que sucede a su alrededor, de que se está creando en la escena local; construir una especie de responsabilidad más allá de la obra propia”, describe Aizpitarte, como paso previo y fundamental para plantear cualquier tipo de experiencia de autogestión. También resulta fundamental para el creador encontrar la fórmula para saber “llevar el arte contemporáneo al público. Hay que desechar la idea de elitista, demostrar que el arte es como una navaja suiza, y puede ser utilizada, por ejemplo, como herramienta de investigación”, concluye.
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