Clases de economía impalpable
Cachorros de los mercados financieros se forman en una mansión de Oleiros
Derivados financieros: instrumentos financieros al servicio de la recuperación económica. Convendrán, con la que está cayendo, que un título así es un tanto provocador. Es el de un seminario que impartió ayer en el Instituto de Formación Financiera y Empresarial (IFFE) de A Coruña Enrique Castellanos Hernán. Uno de los especialistas en el asunto, hasta el punto de ser el autor de un manual práctico, Opciones y futuros de renta variable, editado por el Instituto de Bolsas y Mercados Españoles (BME), en donde trabaja.
El propio especialista reconoce que el título es algo atrevido, “pero la recuperación económica requiere un profundo conocimiento del funcionamiento de los mercados. La mayoría de las recientes crisis financieras, al margen de esta última, que fue de confianza o de avaricia, fueron por no saber utilizar estos productos”.
Los derivados son productos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo (sean financieros o no: acciones, tipos de interés o materias primas) en un futuro concreto, y sin que sea necesario pagarlo hasta entonces. Esto es lo que explicó Castellanos al comienzo de su charla, o más bien después de proyectar fragmentos de la serie policiaca Life, en la que todos y cada uno de los personajes reconocían su ignorancia sobre los tales derivados, o daban explicaciones ininteligibles para el mortal común. El experto reconoció que, después de finalizar la carrera de Económicas en Madrid sin haber oído hablar de ellos, hizo en la London School of Economics un curso de nueve meses sobre el asunto, del que salió como entró. (De hecho, en la portada de su libro figura uno de aquellos dibujos de M.C. Escher en los que las escaleras ni suben ni bajan y los planos se confunden). Hasta que siguió un curso de nueve horas en el BME que le abrió los ojos.
El caso es que productos tan inextricables y con una relación más bien difusa con la economía que se toca sumaron a finales del año pasado 707 billones de dólares, cuando el PIB mundial es de 63 billones de dólares. O sea que, salvo error de comprensión del periodista, los derivados representan, en papel, la producción mundial de los próximos 11 años. Más del 80% de ellos se tratan fuera de los mercados organizados. Warren Buffett, la primera o la tercera fortuna del mundo, dependiendo de los años, los definió como “armas de destrucción masiva”, aunque lo hizo, precisó Castellanos, en una carta en la que anunciaba pérdidas a sus inversores.
“La recuperación no vendrá por estos productos en sí. El problema es el paro”
“La recuperación económica no vendrá por los productos financieros en sí. El problema de fondo es el paro”, considera Enrique Castellanos durante el café previo a la conferencia, “pero si no hay productos que canalicen el ahorro a la bolsa, que es donde los bancos o las empresas obtienen financiación, tampoco será posible”. El especialista en forwards, futuros, opciones y swaps admite que, después de la actual crisis, fuese de confianza o de avaricia, “es necesaria más regulación, y en ese camino se está en la actualidad, tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos”.
El café se sirve en el exterior de la Finca Las Cadenas, o Pazo de Alsina, al borde de la N-VI en San Pedro de Nós (Oleiros). Una mansión de 1875, de estilo francés, con unos enormes jardines, y que es sede desde hace un año del IFFE. No es, sin embargo, el Club Bilderberg que agrupa a los amos del mundo, ni siquiera el Club Iñás, con sede en otro pazo oleirense también al borde da la N-VI, en el que se integran las fortunas y los economistas influyentes de Galicia.
El IFFE es “una institución académica, de iniciativa completamente privada, y muy enfocada a los aspectos prácticos de las finanzas”, en definición de su director, José Luis Cabarcos, que, a preguntas sobre los inversores, asume que puede ser algo así como una cooperativa de profesionales de las finanzas. Imparte siete másters a 80 alumnos.
Uno de ellos es Alexandre Fernández, un diplomado en empresariales de 24 años, que reconoce que los famosos derivados son la causa de la crisis actual, “pero más por cómo se gestionaron que por los instrumentos en sí”, y también está a favor de la regulación.
Laura Freire tiene 25 años y una licenciatura en Económicas. “Lo de que los derivados pueden servir para la recuperación económica depende de por qué lado se mire”, comenta. “Pueden ser una opción para el que puede invertir pero, para el que no, ni suma ni resta”, aclara. “Sabiéndolos utilizar, sí son una opción. Individual, claro”, coincide su compañera de carrera y de máster de Dirección Financiera Tania Gómez, “y también son un modo de obtener financiación para los bancos”. ¿Para que después los bancos concedan créditos?, se le pregunta a la licenciada. “Esa es la teoría, sí”, responde la chica.
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