El jazz del siglo XXI

Dicen que tocan el tipo de jazz adecuado para la “sensibilidad del siglo XXI”; que su música explora el “lado amable” de un género que suele tener poco de amable y bastante de arisco. En realidad, no hay más que echarle un vistazo al personal que acude en masa a sus conciertos para comprobar que los londinenses han sabido tocar la fibra sensible de la nueva generación de melómanos nacida con el siglo. Y eso es bueno.

En su segunda visita a nuestra ciudad, el cuarteto de East London presentó los temas de su nuevo disco, llamado como el propio grupo, y a su nuevo integrante, Kier Vine, después de que Nick Mulvey abandonara la formación el pasado año. A Vine le correspondió la importante misión de tocar el hang, especie de platillo volante a escala ideado por un laboratorio suizo del cual emana un sonido arcaico y cantarín que los londinenses han convertido en su marca de la casa.

La otra novedad, que no pudimos apreciar, viene de la incorporación de la voz a su música, en la persona de la cantante y dobladora de dibujos animados sueca Cornelia Dahlgren. Sin Cornelia, pero con todo lo demás, los actuales Portico dieron vida a sus nuevas composiciones, que resultan ser como las anteriores, aunque más contundentes en lo rítmico, o eso me pareció. Piezas como Export to Hot Climates, Rubidium o City of Glass, nos devuelven la imagen de una música preñada de múltiples y no siempre precisas influencias; pelín repetitiva, a veces.

Lo que algunos vienen a llamar “minimalismo pop”, por seguir con las definiciones, que toma su inspiración, se nos dice, de la música de Steve Reich y similares; y hasta es posible que sea verdad. Si acaso, los “nuevos” Portico Quartet apuntan en una dirección que les aleja del jazz cuanto les acerca al ambient, valga la opinión de este modesto y puede que sensible crítico de jazz del siglo XXI.