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Barreras planea despidos y bajadas de sueldos aplicando la reforma laboral

Los acreedores deberán asumir una quita del 95% de las deudas, que se elevan a 74 millones

María Fernández
Instalaciones vacías del astillero Barreras en la avenida de Beiramar.
Instalaciones vacías del astillero Barreras en la avenida de Beiramar.LALO R. VILLAR

El proyecto para salir del concurso de acreedores que ayer presentó el astillero Barreras a sus trabajadores y proveedores es una vuelta de tuerca imposible de asumir para la plantilla. Supone echar a la calle a 54 personas y una rebaja generalizada de sueldos de entre el 20% y el 80% establecida por tramos (más rebaja para quien más cobra), que provocaría situaciones “inasumibles”, para muchas personas, según denunciaron fuentes del comité de empresa. De esta forma la masa salarial, que supone para Barreras unos gastos anuales de unos ocho millones de euros, quedaría reducida a 3,5 millones, con una rebaja global del 56%. Una medida que se tomaría, tal y como consta en el documento que recibieron los sindicatos, “según la norma laboral aplicable”, es decir, al amparo de la reforma laboral decretada por el Gobierno. Las que ofreció ayer Barreras solo fueron pinceladas del plan de viabilidad que hoy se entregará completo en la Consellería de Economía.

Las deudas del constructor naval, cuantificadas en algo más de 74 millones de euros, recaen sobre la industria auxiliar, porque la empresa no tiene apenas créditos con la banca, al contrario de lo que le ocurría a Vulcano. Los acreedores, reunidos hasta las ocho de la tarde de ayer en la sede del astillero, se comprometieron a estudiar la quita propuesta, del 95% de la deuda, y cuya valoración no se hará pública hasta que “no se estudie el documento en profundidad”. El proyecto para reflotar Barreras supone un drástico cambio en las fuerzas del consejo de administración. José García Costas, con el 20% de las acciones, ha dado un golpe de timón para asumir las riendas de la factoría con el apoyo de Albacora (otro 20%) en contra del 60% del capital representado por el actual presidente, Francisco González Viñas en manos de exdirectivos.

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El grupo de sociedades de García Costas, (Emenasa, Mecanasa y Valiño son las principales) es a su vez el tercer acreedor del astillero, con un pasivo de 4,5 millones de euros. “Todos, y me incluyo, tenemos que hacer esfuerzos para sacar al astillero adelante”, indicó. Su proyecto establece que se podría superar el concurso, si los acreedores asumen el plan de pagos propuesto, antes del verano, coincidiendo con la puesta en marcha de un nuevo sistema de financiación que la UE está estudiando. “Es la única salida para continuar la actividad. Sin levantar la suspensión de pagos no podemos contratar, por lo tanto hay que intentar remar en esa dirección”, añadió.

Los sindicatos denuncian que el ajuste "solo lo asumirá la plantilla"

Un empresario que pide anonimato añade la siguiente reflexión: “El problema es el mismo que en Vulcano: sin una quita enorme no podemos volver a empezar, pero si nos negamos el plan b es la liquidación, y con los activos de Barreras [la mayoría de los terrenos que ocupa son concesiones portuarias] nadie va a cobrar un euro. Somos los paganos de todo esto”.

Para ejecutar el cambio de fuerzas en el consejo de administración, la sociedad necesitaría realizar una reducción de capital y posterior ampliación que daría entrada a nuevos socios, al estilo de lo que sucedió en Factoría Naval de Marín, que apartó de la gestión a uno de sus accionistas, Volvoreta Invest, del empresario Pablo Comesaña.

Pero antes de que eso ocurra hay muchos obstáculos complicados de salvar. Para Sergio Gálvez (UGT), la dirección del astillero “pretende sustentar el plan de viabilidad únicamente en una quita de la deuda y en los recortes sociales”. Al igual que el representante de Comisiones, asegura que no discutirá con la factoría “ninguna medida que incluya recortes en una plantilla ya exigua”. La patronal calcula que por cada puesto de trabajo que se pierde en la industria principal, otros cuatro desaparecen en empresas auxiliares, 200 personas en este caso. Los sueldos representan, según el comité, el 1% de la facturación de la empresa.

Las posibilidades, por ahora remotas, de volver a tener pedidos pasan por encargos de las navieras Albacora y Armas.

La sombra de Odiel

Representantes de los trabajadores recibieron ayer, como parte del relato del inicio de la crisis en el astillero, pinceladas de supuesta mala gestión que se remontan a la rocambolesca privatización del mismo, en 1997. Informaciones publicadas por EL PAÍS años más tarde destaparon que el Gobierno aprobó la venta del astillero por 4,5 millones, en la que la mayor parte de las acciones (50%) eran para Odiel, cuya matriz es la sociedad Naviera Odiel. Pero la venta, materializada en junio de 1998, se realizó a una sociedad de nombre parecido llamada Construcciones Navales del Odiel, propiedad de un grupo luxemburgués de capital desconocido, Granata, que nada tuvo que ver con Naviera Odiel.

Ese grupo estaba participado por sociedades radicadas en paraísos fiscales en islas Vírgenes Británicas y Bahamas. Por razones desconocidas, Naviera Odiel negó vínculos con aquella sociedad. Directivos de esa compañía, a título personal, pudieron crearla para hacerse con la empresa. Una posterior ampliación de capital liquidó su participación, según explicó en su momento González Viñas porque “buscaban rentabilidad y no repartimos dividendos”.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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