“Una mera apariencia de sistemas de control”
Toda la gestión de riesgos resultó “impropia”, según los técnicos El consejo de administración hizo "dejación de las siguientes funciones”
“El consejo de administración de la entidad ha hecho dejación de las siguientes funciones”, señalan taxativamente los inspectores de la dirección de supervisión del Banco de España en relación a la gestión de los responsables de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, “conocer y comprender los riesgos que asumía la entidad, garantizar la existencia del capital necesario para soportar los riesgos y salvaguardar el valor de la entidad de pérdidas potenciales”. Toda la gestión de riesgos resultó “impropia”, según los técnicos. “De hecho, la entidad fue incapaz de suministrar al equipo inspector de forma sistemática y desagregada soporte de los distintos procesos elementales que deben integrar el circuito de riesgos”.
El único criterio para la adjudicación de los créditos era “la relación entre la financiación y el valor de tasación de la garantía” sin mayor atención a la “capacidad de pago del cliente”. Los técnicos llegan a apuntar que “el desentendimiento por parte del área de riesgos” era tan flagrante que “se dejaba en manos del área comercial toda la responsabilidad sobre los mismos”.
La gestión de los impagos era igualmente inexistente. “Las oficinas se desentendían del recobro a particulares trasladándolo a una sociedad denominada Sacresa”. La falta de una cultura de recobro era tal que “la entidad no tenía establecido un procedimiento claro para las reclamaciones de indemnizaciones vinculadas al seguro de crédito hipotecario ante la aseguradora”.
Cuando los impagos empezaron a dispararse a raíz de la crisis económica la caja entró en una espiral infernal auspiciada por su propia política de incentivos. “El objetivo de reducir la mora por cualquier medio llevó a que en los incentivos económicos establecidos para los empleados, las recuperaciones de morosos no se distinguieran las refinanciaciones de los créditos, lo que ha tenido como efecto que se haya primado la actuación más fácil, esto es, la mera refinanciación”.
La auditoría interna "no evaluaba los riesgos" y no proponía medidas, afirman los técnicos en su informe
“La auditoría interna se limitaba a la verificación de los procedimientos administrativos de gestión en la red”, siguen los técnicos, “no evaluaba los riesgos y no proponía medidas para eliminarlos o mitigarlos”.
El informe señala un cambio de actitud en la evaluación de riesgos desde que Roberto López Abad se hizo cargo de la dirección general de la CAM. “Interesa señalar que hasta el año 2001 sí se realizaban valoraciones y proposiciones de clasificación del riesgo de crédito asumido”.
La caja recurrió entre 2007 y 2010 a consultores externos a los que pagó 20,5 millones de euros para verificar su situación. Pero los técnicos del Banco de España señalan que “las herramientas y procedimientos diseñados” por los consultores externos “finalmente no se pusieron en práctica”. De modo que muchos de los trabajos encargados se “han convertido en una mera apariencia de sistemas de control”.
Los técnicos también advierten artificios contables para trasladar créditos dudosos a la cartera de fallidos y viceversa en función de las necesidades. Varios activos dudosos o fallidos se rehabilitaron como “riesgos normales” a través de una fórmula que solo hinchaba la pelota más y más.
“La forma más habitual de proceder era la siguiente”, según detallan los técnicos del Banco de España, “en el caso de que la tasación original de la garantía lo soportase, se le concedía financiación con una segunda o tercer hipoteca sobre el mismo bien sin tener en cuenta la capacidad del acreditado para generar fondos suficientes que le permitieran hacer frente a los compromisos contraídos con la caja”.
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