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El 'lehendakari' acudirá el sábado a la manifestación de Gesto por La Paz

López no ocupará ningún lugar preeminente

Gesto por la Paz sigue recabando apoyos a su manifestación del próxima sábado, convocada por bajo el lema Lortu Dugu ("Lo hemos logrado"), en referencia al cese definitivo de ETA, la última que la coordinadora pacifista va a convocar tras más de un cuarto de siglo de historia. Entre los manifestantes estará el lehendakari, Patxi López, según ha confirmado EL PAÍS

Entre otras razones para su presencia, el lehendakari considera un valor a tener en cuenta y un ejemplo para seguir, también en el futuro, la conciliación entre la firmeza en las protestas contra ETA y el espíritu de unidad y pluralidad que ha caracterizado a Gesto durante toda su andadura.

López no ocupará ningún lugar preeminente, sino que será uno más entre las personalidades que asistirán. Otros miembros del Gobierno acudirán también, entre ellos previsiblemente el consejero de Interior, Rodolfo Ares, y la portavoz y consejera de Justicia, Idoia Mendia, aunque las fuentes consultadas solo confimaron la asistencia de López. Entre otras cosas, el lehendakari es el cabeza del grupo socialista en la Cámara vasca, que ya anunció su presencia en la marcha el pasado martes.

El lehendakari mostrará con su asistencia un reconocimiento a esta asociación, pionera en la oposición en la calle al terrorismo, con sus concentraciones iniciadas hace 26 años, que ya realizó también de modo expreso cuando recibió a sus representantes el pasado 3 de noviembre, dentro de la ronda de contactos que mantuvo con partidos y agentes sociales tras anunciar ETA en octubre su renuncia definitiva a las armas.

López dijo entonces a los portavoces de la coordinadora Fabián Laespada y Jesús Herreros que nadie como Gesto por la Paz, un movimiento surgido a partir de la valentía de muy pocas personas, tenía derecho a declarar con más autoridad "lo hemos conseguido". Y ensalzó el papel fundamental que tuvo ese grupo en los años ochenta, a la hora de sacudir a la sociedad vasca y sacarla del miedo y la indiferencia que era moneda de curso corriente hacia quienes el terrorismo atacaba.

Sus concentraciones silenciosas fueron "un acto de rebeldía que empezó a rescatar la dignidad de una ciudadanía secuestrada por el terror y marcaron el comienzo de un rearme moral" colectivo, a costa de soportar los asistentes durante mucho tiempo insultos e incluso agresiones por parte de quienes apoyaban la violencia.

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