Stop Desahucios critica a las cajas por rechazar el alquiler social para un afectado
BBK subastará el piso de Amaia Goikoetxea el viernes en los juzgados de Barakaldo
“Donde está la Obra Social de las cajas”, se preguntaba ayer Marta Uriarte, la portavoz de la plataforma Stop Desahucios. Apenas unas horas antes Amaia Goikoetxea, una mujer separada y con un niño de cinco años había asistido a una reunión con los abogados de la BBK para solicitar que le facilitaran seguir en su vivienda, aunque fuera pagando un alquiler social. A Amaya le van a subastar su piso el viernes porque lleva varios meses sin pagar las cuotas de la hipoteca contraída hace años con la caja vizcaína.
Con su salario y el de su marido tenían suficiente para pagar la hipoteca del piso, y los gastos de manutención para los tres, pero al separarse, su sueldo resulta insuficiente para mantener al niño y pagar la hipoteca.
“Al negarse a aceptar que siguiera en el piso, pagando un alquiler social, les he planteado que me dejen seguir en él, al menos hasta que la caja lo venda, pero también me han dicho que no”, explicó Amaia. “Es una vergüenza” apostilló Uriarte, “es una burla a la persona hacerle ir a una reunión para decirle a todo que no, eso tiene que cambiar. Creo, creemos en la asociación y creen los afectados que esta era una buena ocasión para que las cajas mostraran su cara social”, criticó.
Para la portavoz de la asociación Stop Desahucios, la sociedad vasca tiene que lograr superar la crisis con renovados instrumentos de solidaridad para quienes más están sufriendo en este momento.
“La próxima semana vamos a iniciar una serie de reuniones con el Gobierno vasco”, anunció ayer Uriarte, con el objetivo de buscar mecanismos que permitan a los afectados por las hipotecas disponer de alojamientos cuando las exigencias bancarias y legales les dejan fuera de sus casas. Para Marta Uriarte una de las personas que “más sensibilidad está demostrando en la búsqueda de soluciones” es el presidente de Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra. “Para ellos tiene que ser muy duro acudir a desalojar a las personas de sus casas”, aseguró.
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