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La piedra en el zapato de Feijóo

Se marcha el único dirigente del PP que ha logrado amargar el retorno triunfal de Feijóo a la Xunta tras el gobierno del bipartito

Se marcha el último enemigo interno. El único dirigente del PP que ha logrado amargar el retorno triunfal de Feijóo a la Xunta. El mismo que en enero de 2010 se empeñó en demostrar al presidente que Ourense seguía siendo su territorio, algo que Fraga, su predecesor, también conoció de primera mano. El que le hizo tragar al recién investido presidente gallego el sapo de investir a su hijo José Manuel líder del PP provincial, en contra del criterio de Feijóo y de todo su equipo, que improvisó a última hora la candidatura del alcalde de Verín, Juan Manuel Jímenez Morán, a la postre derrotada en el congreso provincial.

Entonces Baltar sucedió a Baltar al frente del PP y tras perder con estrépito aquella batalla interna -el día en que el PP ourensano le hizo entrar por una puerta lateral entre silbidos de los afines al barón orensano- Feijóo decidió sentarse y esperar. “Igual que cayó Cacharro, también a Baltar le llegará su día”, se consolaban en voz alta alguno de sus asesores.

La paz forzada de estos últimos dos años entre Feijóo y Baltar padre, agua y aceite que nunca han llegado a mezclar, deparó no obstante significativos encontronazos. Cada vez que surgió algún escándalo relacionado con las contrataciones de la Diputación que empañaban el discurso de la austeridad del PP, el líder gallego le conminó a explicarse. Entre las últimas tiranteces, una moción aprobada por la Diputación de Ourense el pasado octubre, donde los votos del PP se sumaron a los de socialistas y nacionalistas para censurar “el brutal recorte en servicios sociales por parte de la Xunta de Galicia”. Rodeado de los suyos, Baltar también levantó la mano y protestó ese día para contentar a los alcaldes, quejosos con la falta de ayudas que llegan desde Santiago en esta era de vacas flacas.

La marcha del “cacique bueno”, como él mismo se definió, servida en dos episodios –en 2010 del partido y ahora de las instituciones- abre la puerta a nuevos tiempos en la provincia de Ourense. Entre los colaboradores de Feijóo cunde la idea de que aunque intentara perpetuar la sucesión dinástica, su vástago, José Manuel, no cuenta con los mismos adeptos, ni tiene el peso de quien gobernó durante dos décadas en la Diputación. Ni los históricos alcaldes le apoyan como a su padre, piensan, ni los tiempos de tirar de cheques -cuando no de fajos de billetes ante asociaciones, clubes deportivos o particulares- son ya los que eran. Cae otro de los virreyes de la compleja familia popular. Se acaba el tiempo en que hasta el secretario general, Alfonso Rueda, su enemigo íntimo, al que el barón siempre señaló como responsable de urdir una candidatura en su contra, tenía que pedir permiso para entrometerse en la provincia. El número dos del PP gallego evitó confirmar esta tarde el abandono de Baltar, aunque ha dicho que si se va, “deja una situación saludable en el partido en la provincia”.

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