La UE presionó para actuar contra la red de contrabandistas gallegos
La trama vendía a la vez marcas genuinas y otras adulteradas La red contrabandista de tabaco tenía fábricas en Corea e Italia
A medida que avanza la investigación, se desentrañan ramificaciones internacionales de la red de comercio ilegal de tabaco que lideraba el histórico contrabandista gallego Manuel Gulías, detenido el pasado lunes en Madrid. Desde los pequeños escalones del contrabando gallego, este vecino de Silleda creó desde finales de los años noventa una de las organizaciones más sólidas, considerada la de mayor capacidad y solvencia en el negocio tabaquero ilegal europeo. Aprovechando el vacío que dejaron las compañías creadas en Arousa en los ochenta y que no fueron completamente desarticuladas hasta principios del nuevo milenio, Gulías pasó de introducir género desde Andorra y Reino Unido a crear sólidos contactos con las mafias internacionales y convertirse en uno de los principales clientes de las redes italianas, rusas y asiáticas.
Gulías controlaba al menos dos factorías para la fabricación de cajetillas de la marca Yesmoke, una en Italia y otra en Corea del Sur, donde se elaboraba el producto original y el falso, aunque se está investigando la procedencia de cajetillas con conocidas marcas que se hallaron mezcladas en los contenedores aprehendidos a la organización. La red introducía simultáneamente contrabando de tabaco genuino, fabricado en la Unión Europea, y producto de imitación. Al mismo tiempo, fletaba cargamentos de miles de cajetillas ingeniosamente falsificadas que se elaboran en Corea con sustancias prohibidas y altamente nocivas para la salud. La fábrica coreana se creó a raíz de las fuertes presiones ejercidas por algunas multinacionales tabaqueras como la British American Tobacco contra los fabricantes italianos de Yesmoke, acusados de evasión de impuestos, pero sobre todo porque estos habían pulverizado el negocio de la venta on line de cigarrillos.
Pero en el último cargamento de 100.000 cajetillas interceptado la pasada semana —en total se han aprehendido más de un millón solo en enero— los investigadores han constatado que la red también operaba desde el puerto de Las Palmas para introducir en la Península las marcas más vendidas aprovechando la baja fiscalidad de Canarias para las labores del tabaco. El juez de Santiago José Antonio Vázquez Taín, que dirige las investigaciones, espera que los análisis de los cigarrillos aclaren el origen de todas las marcas de tabaco aprehendidas, las rutas y la cobertura internacional que utilizaba la organización para poder avanzar en una operación todavía abierta, desplegada por la Agencia Tributaria a través de las unidades operativas de Vigilancia Aduanera. De hecho, el magistrado no descarta la incautación de más cargamentos ya que la red había concertado para los primeros meses del año entre seis y diez contenedores de tabaco que todavía podrían estar en tránsito para alcanzar su punto de destino. Tampoco ha descartado que la investigación pueda alcanzar otros escalones de la organización en Europa y Asia, tanto en el contrabando como en el blanqueo de dinero.
Aunque Vigilancia Aduanera llevaba años tras la pista de Gulías, fue la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude la que hizo mayor presión para capturarle tras sospechar que la red estaba evadiendo millones de euros en impuestos comunitarios. El último sistema diseñado por Gulías, en connivencia con sus socios italianos, era sacar legalmente de Europa enormes cantidades de cajetillas en tránsito y reenviarlas con los mismos precintos legales. “Un fraude comunitario pero muy difícil de detectar una vez que la mercancía ha entrado en los canales de distribución porque los sellos no están falsificados”, apuntaron fuentes judiciales.
La historia del contrabando está dando un giro, casi hasta invertirse, en el escenario de la delincuencia organizada alimentada por la crisis y por los elevados impuestos del tabaco. Actualmente los contrabandistas se enfrentan a relativos riesgos, con sanciones mucho más leves que las impuestas por el tráfico de estupefacientes, y además obtienen enormes ganancias. Justo lo contrario de lo que ocurrió en 1987, cuando un primer informe policial alertaba de que los tabaqueros gallegos empezaban a abandonar el negocio porque el castigo penal era proporcionalmente mayor para ellos que para los traficantes de hachís. Fue en 1995 cuando en la memoria de la Fiscalía de Pontevedra se dio por extinguido el contrabando de tabaco como un clásico ilícito y arraigado en la ría de Arousa.
El grupo tenía relación con redes rusas, asiáticas e italianas
¿Conexiones con la Camorra?
La investigación sobre las conexiones internacionales de la trama contrabandista que vertebró Manuel Gulías desde los años noventa no ha hecho más que empezar. En esta primera radiografía se ha puesto en evidencia la gran capacidad económica y marítima de la que hacía alarde la organización y se ha constatado que utilizaba puertos de Europa, Extremo Oriente y Asia para fletar sus envíos en contenedores.
Las sólidas conexiones italianas de la red que hicieron saltar a las autoridades aduaneras de la UE para evitar un fraude comunitario, que aún está siendo evaluado, pueden deparar algunas sorpresas. Los investigadores no descartan incluso que la banda de Gulías pudiera estar relacionada con las poderosas mafias italianas que también controlan el contrabando de tabaco en la región.
“No descartamos nada y lo investigamos todo”, comentó un alto responsable de Vigilancia Aduanera. El juez Taín está dispuesto a llegar a las ramificaciones internacionales que “dada la infraestructura que poseía la red pueden ser muy importantes”, apuntó.
La plataforma para el blanqueo de dinero ligado al mercado negro de cigarrillos ha estado controlada en Italia por la Camorra napolitana y sus socios de la mafia Sacra Corona Unita (SCU). Un informe de las autoridades Suizas de 2009 confirma que entre 1996 y 2000 blanquearon ambas organizaciones, a través de bancos helvéticos, el dinero procedente de 215 millones de cartones de tabaco, más de 1.000 millones de dólares.
La misma investigación del famoso sumario Montecristo por la que fueron juzgados varios dirigentes de la Camorra y la SCU por blanqueo de dinero procedente del contrabando de tabaco, señala que operaban españoles, franceses y suizos “empleando una logística financiera y de mercancías ingeniada de forma astuta”.
El contrabando genera unas pérdidas a la UE de 6.000 millones de euros y más del 50% de los cigarrillos que se consumen en el continente son ilegales. La red gallega movía el 10% de este negocio.
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