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Dirigentes de CiU piden a Mas que rompa su dependencia del PP

Duran maniobra para no ser una simple correa de transmisión de los acuerdos entre Rajoy y el presidente de la Generalitat

Miquel Noguer
Alicia Sánchez Camacho conversando con Artur Mas en el Parlament.
Alicia Sánchez Camacho conversando con Artur Mas en el Parlament.Susanna Sáez

Pasada ya la euforia por la victoria que Convergència i Unió (CiU) cosechó en Cataluña en las últimas elecciones generales, no hay día que no se enciendan señales de alarma en la federación nacionalista. Al desgaste, ya asumido, derivado de la política de recortes que aplica el presidente Artur Mas se está sumando la preocupación por la erosión que puede comportar la sumisión al Partido Popular (PP). Un sentimiento está embargando las declaraciones públicas y privadas de buena parte de sus dirigentes: no se puede repetir el error de caer prisionero del PP en Madrid por más que los votos del PP resulten imprescindibles en Cataluña. Esta preocupación es especialmente viva en el grupo parlamentario de CiU en el Congreso, que no quiere verse convertido en una simple marioneta de los pactos entre Artur Mas y el Gobierno de Mariano Rajoy articulados desde Barcelona.

El de los diputados de CiU al primer paquete de medidas de ajuste del Gobierno de Mariano Rajoy ha vuelto a situar a los nacionalistas catalanes en el centro del tablero político en Madrid, después de que su situación se viera desdibujada con el voto contrario a la investidura de Mariano Rajoy. La necesidad del Gobierno catalán de mejorar sus relaciones con el Ejecutivo central en un momento de tremendas estrecheces económicas para la Generalitat explica, según fuentes de la federación, el acercamiento al PP. Pero pesa igual o más el hecho de que, hoy por hoy, el PP sea el único socio más o menos estable con el que cuenta CiU en el Parlamento. Esta situación recuerda poderosamente a la vivida en el periodo 2000-2004, cuando un José María Aznar ya muy escorado hacia posiciones totalmente centralistas forzó el aval de CiU a medidas tan impopulares como el trasvase del Ebro a cambio de la estabilidad de un Ejecutivo de Jordi Pujol ya en pleno declive.

Esta vez la voz de alarma la ha lanzado Josep Antoni Duran Lleida, habitualmente uno de los dirigentes nacionalistas más proclives a los pactos con el Gobierno de turno. Duran lleva dos semanas alertando de que el apoyo del PP a los proyectos más impopulares del Gobierno catalán no tiene que traducirse en un apoyo simultáneo a cualquier cosa que pida Mariano Rajoy. “No sería bueno que en Cataluña dependiésemos solo del PP y que en Madrid tuviéramos que corresponder con reciprocidad. No digo que pase esto, atención, simplemente digo que no sería bueno que ocurriera”, señalaba en su carta de esta semana a la militancia de Unió. En la misma misiva se reivindicaba como principal interlocutor entre la Generalitat y el Estado, en un intento de no verse desplazado por la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, o el propio Artur Mas.

Duran tiene un papel complicado. Según fuentes de Convergència, los sectores más soberanistas del partido le empujaron a votar contra la investidura de Mariano Rajoy por la total falta de mensajes de este a Cataluña en su primer discurso en el Congreso. Pero fueron estas mismas voces las que más tarde, necesitadas del favor de Rajoy para dar aire a las finanzas catalanas, optaron por apoyar las medidas económicas del PP en el Congreso. De ahí que Duran acabara votando a favor de medidas como el incremento del IRPF tras haberlo llegado a calificar de medida “confiscatoria”.

La Fundación Catdem considera "imprescindible" que la federación nacionalista llegue a acuerdos con ERC y PSC

Para evitar que esta situación sea una constante en lo que queda de legislatura, todo un coro de voces se ha levantado en CiU para pedir a Artur Mas que se acerque al Partit dels Socialistes (PSC) y a Esquerra Republicana (ERC). No quieren depender en exclusiva del Partido Popular, por más que esté en manos de este la llave de buena parte de los principales problemas que tiene ahora el Gobierno de CiU.

El bombardeo a Mas le llega por tierra, mar y aire. Desde el congreso de los Diputados, hombres de su total confianza, como son Carles Campuzano y Jordi Xuclà, han dejado caer en las últimas semanas un mensaje muy similar al de Duran Lleida. “Tenemos que dejar de vincular la estabilidad en el Parlamento catalán con la gobernabilidad en Madrid. Esta es una buena estrategia a corto plazo, pero castradora a medio plazo. Hay que separar los dos escenarios”, escribió Campuzano en su blog parafraseando una declaración calcada a esta escrita en 2000.

Xuclà, diputado por Girona, alerta del papel de la presidenta del Partido Popular en Cataluña. El dirigente nacionalista atribuye a Alicia Sánchez-Camacho que Rajoy no apostara en su discurso de investidura por lanzar algún mensaje a Cataluña.

Pero las alertas también se encienden en Barcelona. En un editorial de esta misma semana de la fundación Catdem, fábrica de ideas de Convergència Democràtica, se imploraba al presidente que busque apoyos más allá del PP. “Llegar a pactos con ERC y el PSC es imprescindible para el futuro de nuestro país”, concluía el editorial, tras advertir al presidente que debe acostumbrar al PP catalán a la geometría variable.

La respuesta de Mas ha sido, por ahora, decir que el pacto con el PP para aprobar los presupuestos de 2012 obedece a la “lógica” de completar un ciclo abierto el año pasado. De momento, sin embargo, no hay indicios de que el ciclo acabe aquí.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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