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La Generalitat presiona a los médicos para que hablen en catalán

El Departamento de Salud reedita un protocolo con normas lingüísticas

La Generalitat insta a todos los empleados de la sanidad pública a hablar en catalán durante su jornada laboral. Los servicios territoriales de Salud en Tarragona han distribuido un protocolo de 12 páginas que obliga a todos los facultativos a hablar entre ellos en esta lengua y a dirigirse también en catalán a los pacientes. El documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, se publicó por primera vez en diciembre de 2010. En octubre del año pasado volvió a editarse, en plena ola de recortes sanitarios. Este último protocolo lo presenta el director de Salud en Tarragona, Josep Mercadé (CiU). “Toda organización tiene la necesidad de definir cómo debe gestionar su comunicación y establecer unas normas con las que regirse, tanto internamente como de cara al usuario y de puertas afuera”, aclara Mercadé en el documento.

En él se explica que el personal sanitario no actúa a título personal, sino que representa a una institución (la Generalitat), cuyas normas deben respetarse. Por eso, advierte el texto, todos los trabajadores deben expresarse en catalán tanto por teléfono, como por megafonía, en actos públicos protocolarios e incluso entre los propios médicos durante reuniones de trabajo, especialmente cuando hay delante “terceras personas”, como pacientes y sus familiares. El facultativo “siempre hablará en catalán, independientemente de la lengua que utilice su interlocutor”, sostiene el protocolo. Si durante la conversación el paciente se muestra extrañado, el personal sanitario tiene que preguntarle si entiende la lengua y, aun así, debe seguir hablando en catalán aunque observe en el receptor “cierta dificultad” de comprensión. En este caso, el protocolo dicta que se pueden “utilizar recursos no verbales y material gráfico de apoyo”. Solo cuando sea imposible la comunicación en catalán, el trabajador sanitario puede hablar en castellano si el usuario entiende ese idioma. Con todo, “debe repetir palabras o frases en catalán para ir introduciendo la lengua en el universo del recién llegado”, sostiene.

El protocolo también pone orden a las nuevas situaciones que se presentan “a causa de la inmigración”, en un apartado dedicado a las lenguas no oficiales. La Generalitat marca qué uso debe ser “restrictivo” y “excepcional” y solo lo permite en dos casos: cuando una persona extranjera se pone en contacto por primera vez con el sistema sanitario o si existe la posibilidad de que el paciente interprete mal un diagnóstico o el resultado de unas pruebas, porque podría poner en riesgo su salud. Los turistas se incluyen este apartado.

Pero no solo eso, en la documentación por escrito las lenguas no oficiales que traducir “deben limitarse al máximo porque una mayoría muy amplía de inmigrantes conoce el inglés o el francés”, aunque deben tenerse presente otros colectivos.

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