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La mujer asesinada por su pareja en Brunete recibió 21 puñaladas mortales

Los médicos forenses afirman que el fallecimiento fue muy violento y agónico El médico que atendió a la mujer, que recibió 82 cuchilladas, reconoce que era imposible reanimarla

F. Javier Barroso
Ivana Sanz Fanego.
Ivana Sanz Fanego.

Los dos médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver de Ivana Sanz Fanego, de 36 años, asesinada de 82 puñaladas el 21 de enero de 2010 en Brunete, han confirmado durante la tercera sesión del juicio que al menos 21 puñaladas eran mortales. Los especialistas han explicado que la muerte fue agónica, debido a la gran cantidad de violencia que sufrió la víctima en el cuerpo. La última de las cuchilladas, que le afectó al ventrículo izquierdo del corazón, fue la que la mató, según estos peritos.

El acusado, Sergio González, ha permanecido especialmente tranquilo a la declaración de los dos médicos que han hecho un detallado relato de la forma en que murió la vecina de Brunete. Los facultativos han destacado que la víctima presentaba 13 cuchilladas en el hemitórax izquierdo (pulmón) y siete en el derecho. A ello se unía otra muy grave en la tráquea, de unos 10 centímetros, que hubiera producido la muerte por asfixia de la mujer. “Existió una gran desproporción en el número de heridas y la violencia con que fueron producidas. La mujer intentó defenderse pero estaba sobrepasada por el agresor y ya en el suelo este la remató”, ha explicado el forense. “Desde luego, habría mucho sufrimiento en esta muerte, no ya tanto por el daño físico sino también por el moral de sufrir la asfixia”, ha añadido.

Los médicos han determinado que la última puñalada fue la mortal porque en las 81 cuchilladas restantes han signos de que la mujer estaba todavía viva: la sangre salió con fuerza y se proyectó a las paredes, también hay retracción en la piel y pequeños coágulos en la epidermis. En caso de que hubiera fallecido antes, estos síntomas habrían desaparecido. Los facultativos también apreciaron señales de lucha y defensa en las manos y en los brazos de Ivana Sanz.

Los forenses han explicado que la mujer estaba tomando medicamentos contra la depresión y que las cantidades que hallaron en la sangre estaban dentro del rango terapéutico, por lo que estaba tomando las dosis indicadas por su médico. También había ingerido cocaína, por lo que los efectos relajantes de los fármacos podrían haber quedado contrarrestados con el estupefaciente. “Lo que queda claro es que la mujer tenía los reflejos mermados, estaba más lenta que si no hubiera tomado nada. Eso influye en su capacidad de defensa”, han concluido el facultativo.

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Duro relato el que ha hecho esta mañana el médico del Summa que atendió a Ivana Sanz Fanego, la mujer que murió tras recibir 82 puñaladas en su domicilio de Brunete el 21 de enero de 2010. “Las lesiones que presenta la mujer eran mortales. Tenía un profundo corte en la tráquea y un cuchillo clavado en el pecho, al altura del sexto espacio intercostal, que le afectaba a una mama”, ha precisado el facultativo en la tercera sesión del juicio que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Madrid.

El médico ha relatado que el equipo sanitario llegó a la casa procedente de su base de Navalcarnero al piso bajo de la mujer. Tardaron unos siete minutos. En la calle estaban la Guardia Civil, la Policía Local y los bomberos. Estos procedieron a abrir la puerta de la vivienda. La mujer se encontraba boca arriba con numerosas heridas en los brazos y las manos, como señal de defensa. Tenía clavado el cuchillo en el pecho y presentaba un amplio corte en el cuello que le seccionaba la tráquea de lado a lado. De hecho, como los facultativos la hallan en parada cardiorrespiratoria y sin pulso, le introducen por ahí una cánula para intentar reanimarla.

Le hicieron maniobras de reanimación durante 40 minutos para intentar sacarla de la parada, pero al final solo pudieron certificar su muerte. “Las heridas eran mortales de necesidad”, ha destacado el médico que la atendió.

Otro facultativo que atendió a la víctima ha recordado que el supuesto autor, Sergio González Moreno, estaba junto a la víctima detenido y esposado por la Guardia Civil y la Policía Local. La vivienda estaba llena de sangre, en especial en la entrada del piso. “Había marcas de sangre que correspondían a manos arrastradas por la pared. Es importante este dato porque nos permite ver la cantidad de sangre perdida y la naturaleza de las lesiones”, han explicado fuentes médicas.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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