El Ayuntamiento triplica las tasas a los quioscos de El Retiro
Los concesionarios de las contratas protestan contra la nueva normativa
"Yo tampoco me retiro”, con este lema impreso en las camisetas protestaron ayer los adjudicatarios de los 11 quioscos del parque del Retiro. Unos negocios centenarios que tradicionalmente han pasado de padres a hijos desde finales del siglo XIX y que ahora pueden cambiar de manos.
El Ayuntamiento de Madrid ha modificado los pliegos de condiciones para hacerse con la concesión, durante un período de 10 años “improrrogable”, de estos establecimientos. El canon mínimo sube de los entre 10.000 y 19.000 euros actuales (según la zona) hasta los 39.895 euros mínimos anuales que fija el nuevo concurso público.
Otra de las novedades que critican los hosteleros es que esta vez pueden concurrir a la concesión uniones temporales de empresarios, sociedades y empresas pertenecientes a un mismo grupo mientras que antes solo podían presentarse pequeñas y medianas empresas.
Eva Herrero descuelga de la pared una foto en color sepia con fecha de 1890. “Esta es mi bisabuela y el hombre que hay al otro lado mi bisabuelo”, señala. Ambos aparecen junto a una pequeña caseta del tamaño de una cabina telefónica. Estas pequeñas construcciones que se han ido ampliando con los años “fueron donadas a las doncellas y a los sirvientes de la reina Isabel II”, explica la mujer. Con media docena de empleados Herrero es la cuarta generación que vive de este negocio.
Los puestos fueron donados en el siglo XIX a los sirvientes de la Casa Real
“120 años dan un derecho”, sostiene la portavoz de los quiosqueros, Ana Corchero. Hasta ahora la relación con el gobierno municipal se basaba en una “confianza legítima”, incide la portavoz que destaca que durante los últimos cien años los hosteleros han cumplido con sus obligaciones y han prestado un servicio “sosegado y respetuoso” con el parque. Corchero reitera: “No tenemos nada contra el Ayuntamiento, solo queremos exponer qué sucede e impugnar toda esa letra pequeña que a nuestro juicio no se ajusta a derecho”.
La de ayer fue una protesta festiva con el objetivo de poner en valor el servicio que ofrecen estos establecimientos. Los quiosqueros se situaron en la plaza de la Independencia, junto a la entrada del parque por la Puerta de Alcalá y repartieron más de mil raciones de chocolate caliente además de agua, aguardiente y azucarillos para llamar la atención sobre sus reivindicaciones.
“Somos pequeños empresarios. Dependemos de la cerveza, la aceituna y la patata frita”, insiste Corchero, “no podemos competir en unas condiciones en las que prima ante todo la oferta económica” y desprecia los años de experiencia en el Retiro porque puntúa “el desempeño de actividades o trabajos de naturaleza similar” aunque no sea en el parque.
Los quiosqueros advierten que el pliego introduce una tasa de unos 17.000 euros por uso privado del suelo público y critican el carácter arbitrario de este impuesto adicional que no se ha aplicado a los chiringuitos de otras zonas de la capital como Madrid Río, Pintor Rosales o el parque de Atenas. Este periódico intentó recabar la postura del Ayuntamiento pero no atendió a las llamadas de este medio. La portavoz de los hosteleros emplazó al concejal del distrito a reunirse con ellos esta semana para tratar de negociar una solución para defender los puestos que son “historia del Retiro”.
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