Ir al contenido
_
_
_
_
La punta de la lengua
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La información desestructurada: “Pero antes...”

La expresión hace fortuna en los medios radiofónico y audiovisual, y sigue la tendencia de desestructurar la información

Diferentes periódicos del día 16 de septiembre de 2025
Álex Grijelmo

La jerarquización de las informaciones constituía uno de los valores del periodismo tradicional. Los responsables de diarios o programas han tenido que decidir toda la vida qué consideraban la principal noticia del momento, discernir entre lo crucial y lo anecdótico, determinar por un milímetro la preponderancia de un suceso local frente a otro lejano. Y con ello asentaban poco a poco unos principios y unas analogías que el público terminaba asumiendo; lo cual podía llevarlo a veces a entender cabalmente que el medio informativo se había desviado de sus propios criterios.

Unas informaciones abren el boletín o el telediario, otras quedan relegadas; unos contenidos abarcan gran espacio, otros se van al rincón; lo importante se diferencia de lo interesante, y lo interesante de lo superfluo. Los periodistas interpretaban lo ocurrido y arriesgaban en su ponderación, no se escondían en las disyuntivas. Hasta que alguien descubrió la locución “pero antes”, y dio con ella un paso más en la desestructuración de las noticias.

La información que la gente recibe ahora a través de las redes o de Google, y a menudo también en los periódicos digitales, le llega desestructurada, sin siquiera el encaje en una sección temática, o sin noción del momento en que han ocurrido los hechos, carente de un escalafón que avise acerca de la importancia o la trivialidad de lo sucedido. Los diarios impresos o digitales pueden ofrecer noticias a toda plana o a una columna; pero los enlaces que remiten a un texto remoto son todos iguales. Incluso algunos medios digitales colocan en pie de igualdad el genocidio de Israel en Gaza y el éxito de una cantante.

En tal caldo de cultivo ha hecho fortuna este “pero antes”: “El Barça dio ayer una lección de juego. Pero antes vamos a ver unas sorprendentes imágenes del Gran Premio de Spa-Francorchamps”. “Enseguida, las últimas críticas al partido de Liga en Miami; pero antes…, tremendo lo que ha ocurrido en un rally en Argentina”. “Vamos a tratar sobre minería, por el incendio en Las Médulas (…), pero antes vamos a hablar sobre la solastalgia” [esa pena que se siente al destruirse un paisaje; yo tampoco me lo sabía]. “Enseguida, el enfado de Julián Álvarez y el debut de Mastantuono, pero antes… el baile más viral”. “Ahora vamos con los incendios en España y con la disputa política por la gestión de estos fuegos. Pero antes, el horror de las armas vuelve a sacudir a Estados Unidos” (un hombre había asesinado a dos niños en un colegio).

Esta fórmula sí se justificaría con una gran información de última hora cuyo desarrollo queda relegado porque no ha dado tiempo a prepararlo aún: “Noticia que acabamos de conocer: Los incendios se han cobrado su tercera víctima. Enseguida lo ampliamos. Pero antes…”.

A menudo, las dos opciones coordinadas por la conjunción acompañada del adverbio distan mucho de ser igualmente trascendentes, del tipo “Hoy tenemos nuevo Papa, pero antes vamos a hablar de la boda del año”.

Otras renuncias del periodismo tradicional se han venido produciendo también de a poco: la cada vez más habitual foto “cedida” por una entidad o un organismo (y no captadas por fotógrafos independientes), declaraciones sin preguntas, viajes pagados por terceros, adopción de lenguajes ajenos, confusión de géneros… Y ahora, pasito a pasito, las renuncias a establecer lealmente las jerarquías, a mojarse ante el aparente desorden de la realidad, a jerarquizar los hechos para su mejor comprensión.

Eso es lo que pasa. Pero antes…, antes no era así.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_