‘Hollow Knight: Silksong’ y el peso de las expectativas desmedidas
El juego de Team Cherry, que llega al mercado casi por sorpresa siete años después de ser anunciado, cumple con lo que los fans buscaban


A veces los proyectos artísticos, sencillamente, encallan. Quizá el ejemplo más famoso sean los libros de Juego de Tronos: han pasado 14 años desde que se publicó la última entrega (la quinta) y, si somos sinceros, es posible que la sexta parte nunca llegue a ver la luz. No hablemos ya de la séptima, que se supone que iba a poner fin a la historia. Colmada la curiosidad narrativa con la serie de televisión (2011 a 2019) y con las expectativas altísimas, es normal que al autor George R. R. Martin le asalten las dudas, la pereza y la presión. Hay muchos más libros (sin salir de la literatura fantástica, la tercera parte de El nombre del viento), películas (Francis Ford Coppola tardó aproximadamente 40 años en hacer Megalópolis), óperas, obras de teatro, pinturas y todo tipo de proyectos creativos anunciados y que han pasado muchos años en el limbo.
En el mundo de los videojuegos, sin embargo, estas cosas no suelen pasar. Básicamente, porque los videojuegos se cancelan. Nunca habrá noticias de una película que vaya tan mal o suponga tal despilfarro que sea cancelada, pero con los videojuegos las noticias de cancelaciones son comunes cada semana. Por eso ha sido tan sonado el caso del Hollow Knight: Silksong, uno de los juegos que más expectación ha levantado de los últimos años.
Secuela directa del baratísimo, exitosísimo y buenísimo juego independiente Hollow Knight (2017), Silksong dio las primeras muestras de su existencia poco después del éxito del juego original, un metroidvania en dos dimensiones y dibujado a mano que usaba algunas de las mejores mecánicas de los soulslike (puntos de guardado, gestión de los puntos de experiencia, dificultad alta) y construía un entorno concretísimo y preciosista: Hallownest, un reino de insectos decadente y peligroso, con un envoltorio sonoro (la banda sonora es magistral) igualmente herrumbroso, lírico e inolvidable.
Hollow Knight es uno de esos juegos que se ganó un lugar en el corazón de los gamers, y precisamente por eso las expectativas de esta secuela, muy prolongadas en el tiempo, han sido desmedidas. Después de su anuncio en febrero de 2019 como expansión de Hollow Knight, Silksong evolucionó poco a poco en un ambicioso juego independiente. Sin embargo, sus actualizaciones fueron raras y silenciosas; el pequeño equipo de Team Cherry (básicamente tres personas) trabajó con tranquilidad creativa, priorizando pulir cada detalle, lo que prolongó el desarrollo considerablemente. A mediados de 2023 se reconoció un retraso significativo respecto al objetivo inicial (primera mitad de 2023), para garantizar la alta calidad. Y finalmente, la revelación de la fecha de lanzamiento apenas dos semanas antes de esa fecha —el 4 de septiembre de 2025— pilló a todos por sorpresa.
Cuando la vara de medir está tan alta, y especialmente cuando han pasado tantos años, lleva aparejada una paradoja de difícil resolución: si se hace una secuela continuista se decepcionará a quienes esperan una lógica evolución, pero si la secuela se pone demasiado innovadora se corre el riesgo de que quienes durante años han esperado encontrarse con un producto similar a aquel al que aman se sientan traicionados. Es esa paradoja la que atenaza a los libros de Juego de tronos, a El nombre del viento, a la película de Coppola y hasta (aunque parezca una herejía decirlo, es así) al propio GTA VI.
¿Y por dónde ha tirado Silksong en esa bendita encrucijada? Podemos decir que el juego itera con su predecesor como si fuera un baile. El primer gran cambio es su personaje principal, Hornet, aliada y a la vez enemiga de nuestro anterior protagonista. Sus movimientos son más dinámicos (el juego en general parece más frenético), tiene voz, cosa de la que carecía el personaje del primer juego, y se siente por tanto más personaje. El escenario también cambia. Telalejana mantiene ese sustrato casi religioso, pero es más colorida y menos melancólica que Hallownest, el entomológico escenario del primer juego. Muchas más cosas cambian, por ejemplo los combates con los jefes, mucho más rápidos y directos, aunque la dificultad del juego sigue siendo endiablada (mayor incluso, al punto que ha propiciado las quejas de miles de jugadores soliviantados), y casi parece requerir la pericia que el jugador obtenía al final de la aventura anterior.
¿Cambio total o mera expansión? El misterio se ha resuelto por el término medio: el equipo detrás del juego ha tardado en entregarlo porque, sencillamente, querían hacer las cosas bien y con mimo. Quienes esperaban que los muchos años de espera preconizaban una revolución se sentirán defraudados, pero Silksong hará las delicias de quienes sencillamente esperaban un gran juego. Ser el digno sucesor de toda una obra maestra del arte más importante del siglo XXI no es poca cosa, y Team Cherry ha logrado estar a la altura de sí mismo. No todos pueden decir lo mismo.
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