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CRÍTICA LITERARIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Libro de la semana: ‘Contenido’, de Carlo Padial, auge y caída de la burbuja mediática más ‘cool’

El escritor retrata la alucinación colectiva que supuso el ‘boom’ de los medios nativos digitales en una novela inspirada en la historia de la revista barcelonesa ‘Playground’

Carlo Padial
El escritor Carlo Padial.RAMÓN PECO

Hubo un momento, os lo juro, y hace muy poco, que parecía que la mayoría de las grandes cabeceras periodísticas occidentales iban a desaparecer de la faz de la Tierra, devoradas por una jauría de start-ups extremadamente cool que no solo salvarían al periodismo sino a la humanidad entera, propulsadas por la energía de Silicon Valley.

A mediados de la década pasada abundaban los candidatos a convertirse en el Elon Musk de los medios y llevar el periodismo a Marte: en la estadounidense Buzzfeed, en la canadiense Vice y en muchos otros nativos digitales visionarios, entre ellos el español Playground. Todos competían por liderar una supuesta revolución periodística en la que, de pronto, el nuevo “contenido” —vídeos muy cortos y muy viralizables en redes sociales, quién sabe si patrocinados— desplazaba al anodino periodismo de toda la vida, interesado en cuestiones tan viejunas como intentar explicar el mundo e incluso poner luz sobre las extensas zonas que los poderes preferirían mantener en la oscuridad.

Esta excitación redentora ya es historia: se vino abajo con la misma rapidez que había emergido, tras quemar millonadas en tiempo récord: la burbuja de los “contenidos” no fue distinta a tantas anteriores ni a las que están por venir.

El escritor, director de cine y guionista Carlo Padial, autor de Dinero gratis y Doctor Portuondo, que él mismo adaptó en una serie para Filmin, conoce muy bien esta burbuja mediática, puesto que fue uno de los puntales de Playground. Ahora se desquita, a modo de terapia, con esta novela, que retrata con sarcasmo un mundo febril, de grandes pretensiones y megalomanía, que llegó a extenderse incluso a cabeceras históricas que también parecían dirigirse, en comunión con los mismos gurús, hacia algún ritual suicida digno de cualquier secta.

La vena sectaria de los medios que iban a salvarnos a todos es de hecho el eje de la novela: tratando de huir de la grotesca secta hippy en la que creció en Mallorca, el protagonista cae en otra secta en Barcelona, con forma de start-up mediática, más cool pero igualmente disparatada y con más analogías de lo que podría parecer: ambas con sus gurús, delirios de grandeza, aislamiento del mundo real y grandes dificultades para poder escapar de los respectivos paraísos. Dinámicas que solo pueden percibirse desde fuera, una vez liberado, y que Padial recorre de forma desternillante y a la vez sin pretensiones: se trata de una sátira que no busca sentar cátedra, en la que las situaciones absurdas abarcan a todos. También a lo que en algún momento fue responsabilidad suya.

Tratando de huir de la grotesca secta hippy en la que creció en Mallorca, el protagonista cae en otra secta en Barcelona, con forma de ‘start-up’ mediática

La novela está claramente inspirada en Playground, medio digital creado en Barcelona que en su día llegó a competir en viralidad en Facebook hasta con The New York Times y que ahora está en proceso de liquidación, y algunos de los personajes son perfectamente reconocibles. Sin embargo, no hay que tomarla como una historia del medio, sino como un retrato más general de este momento de alucinación mediática colectiva, en el que el furor de los nuevos mesías amplificaba las miserias del momento más abajo de los medios tradicionales, que navegaban a la deriva, sin modelo de negocio, arruinados, sin independencia, sin propósito y con muchos ejecutivos tragándose las extravagancias anidadas en Silicon Valley, pese a que partían de considerarlos muertos.

Ni unos ni otros —y así se refleja también en la novela— parecían tener interés en la materia primera más valiosa del periodismo: buena información, presentada de forma atractiva y capaz de superar un exigente filtro de calidad, elaborada por periodistas que conocen bien su oficio y que pueden trabajar con independencia y, por tanto, con estabilidad económica, salarios decentes y la protección de comités de empresa y profesionales.

En realidad, buenos periodistas los había en ambos mundos, por mucho que tanto los nuevos gurús redentores como los viejos que soñaban con emularlos los desdeñaran y expulsaran a mansalva, siempre con palabras grandilocuentes y la promesa de un porvenir esplendoroso de precariedad y bonus.

La burbuja de las start-ups mediáticas que iban a transformarlo todo se desmoronó con algo tan simple como un cambio en el algoritmo de Facebook —el protagonista del libro lo llama “el Vietnam millennial” y “el crash del 29 del tinglado online”—, lo que muestra hasta qué punto eran absurdas las bases del experimento: ¿de verdad alguien podía pensar que los medios pueden ser independientes si dependen de Facebook?

La caída fue brutal, con grandes sueños destruidos y muchos proyectos vitales truncados, pero, como en tantas catástrofes, acabó generando algunos aspectos positivos. El más importante: muchos medios, nativos digitales o históricos, se lanzaron por fin a intentar construir comunidades de suscriptores dispuestos a pagar por información de calidad. Y también de ese crash salió esta novela, que nos ayuda a reírnos de todos nosotros, los periodistas: sobran los motivos.

Portada de 'Contenido', de Carlo Padial.

Contenido

Carlo Pardial
Blackie Books, 2023
264 páginas. 21 euros

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