Lo nuevo de Wilco, Pretenders, Kylie Minogue, Xoel López y otros discos del mes
Los críticos musicales de ‘Babelia’ seleccionan los álbumes más destacados de las últimas semanas
Wilco, segunda juventud
Por Xavi Sancho
Wilco
dBpm / Sony Music
Durante los últimos 15 años, Wilco, la banda liderada por Jeff Tweedy, se ha dedicado a lanzar discos en los que prácticamente nunca pasaba nada demasiado bueno, ni tampoco demasiado malo. Álbumes siempre producidos por la banda o por el propio Tweedy en colaboración con Tom Schick. Canciones cuya mayor virtud era anticipar una nueva gira de uno de los mejores grupos en directo en la que, como mucho, se iban a tocar dos temas del álbum que se fuera a presentar en aquel momento. Uno para ir al baño; el otro, para ir a la barra. No era una cuestión de conformismo, ni siquiera de falta de inspiración, más bien sonaba todo a algo de miedo, al terror que parecía provocarle a Tweedy volver a aquella época más gloriosa y experimental de la banda (Summerteeth, Yankee Hotel Foxtrot, A Ghost is Born), que coincidió con su momento vital más oscuro.
El año pasado la banda lanzó Cruel Country, un álbum de country, que solo por tener intención ya se elevaba por encima de toda su producción reciente. Y ahora entregan este Cousin, el primero no producido por ellos en siglos, una referencia que apela a aquella era de dolor y gloria. La encargada de la producción ha sido la galesa Cate Le Bon, quien conoce a la banda porque su padre es fan. Así, en el éxito de este Cousin intervienen tanto la calidad de las composiciones de Tweedy como la voluntad del mismo de dejar de grabar en directo —hacerlo por pistas y dejar que, cuando sea necesario, la producción guíe a la canción y no al revés—, y la juventud de Le Bon, quien aplica a los temas elementos de sonido más acordes a los gustos e inquietudes de su generación, que no es la misma que la de Jay Benett o Jim O’Rourke, factótums de la parte incómoda y ruidosa de aquellos discos que hicieron de Wilco una suerte de Radiohead a la americana.
El disco arranca con ‘Infinite Surprise’, un corte en el que Le Bon introduce todo su discurso, todos los elementos que más tarde irá utilizando por separado en los demás cortes del disco. Es un prólogo magnífico, ruidoso, desacompasado y melódicamente impecable. Luego, la banda y su nueva productora se dedican a repartir con pensada aleatoriedad todo ese caudal de desajustes sonoros por una serie de temas que casi nunca bajan ni el nivel compositivo ni el sónico. En ‘Ten Dead’, un corte respecto a los tiroteos en institutos en EE UU, Tweedy casi parece Lou Reed cantando sobre la base del ‘No Surprises’ de Radiohead. ‘Evicted’ o ‘Soldier Child’ son ese pop de puzle que tan bien facturaba la banda en Yankee Hotel Foxtrot, pero con un nuevo elemento electrónico y sintético que les sienta estupendamente. ‘A Bowl and A Pudding’ juega con los tempos para situarse a medio camino entre los Beatles de Revolver y la psicodelia de The Olivia Tremor Control. Finalmente, ‘Meant to Be’ es tan buena que merece entenderse como lo que sería Summerteeth si se grabara hoy. En todo hay elementos familiares. En todo hay elementos nuevos.
Cousin es un disco que mira hacia atrás para recordar el último momento en que se miró hacia adelante. Y consigue lo que siempre nos han dicho que era imposible: volver a ser jóvenes, pero con lo que sabemos hoy, sea lo que sea eso. En la próxima gira habrá que ir a la barra y al baño antes de que empiece el concierto.
El magisterio de Chrissie Hynde
Por Fernando Neira
Pretenders
Parlophone
A quienes dieran por amortizada a Chrissie Hynde con el comienzo del nuevo siglo se les acumulan las oportunidades para merendarse sus propias palabras. La gran jefaza de Pretenders (y, por extensión, del rock empoderado del último medio siglo) culmina ahora, ya septuagenaria, una involuntaria pero plausible trilogía de madurez con la que ya no obtendrá el favor de las radiofórmulas, pero sí el pleno refrendo de su integridad y genio. A diferencia de Alone (2016) y Hate for Sale (2020), este Relentless es menos melódico, nervioso y pegadizo, pero igual de expeditivo y probablemente más asombroso en cuanto al magisterio de Hynde reinventando ese género —rock enérgico y sin aditamentos en raciones de cuatro minutos— que los agoreros soñaban con dar por agotado. En este lifting emocional e inventivo, desempeña un papel determinante el guitarrista londinense James Walbourne, omnipresente en su faceta de coautor y nuevo lugarteniente de la banda, y tan capaz de sonar asilvestrado (‘Vainglorious’) como sucio y setentero (‘Domestic Silence’), o afiliado en ‘Merry Widow’ a la escuela de su señor suegro, Richard Thompson, coloso al que siempre reivindicamos muy por debajo de sus merecimientos. Walbourne incluso logra evocar el sonido de los Fleetwood Mac primigenios (imagínense en la era de ‘Albatross’) con la soberbia y lánguida ‘The Copa’, acaso el mejor ejemplo del ingenio e impredecibilidad de Chrissie con un lápiz entre los dedos. La gran dama de Ohio extiende su radio de acción desde los chispazos de electricidad contagiosa (‘Let the Sun Come In’, ‘A Love’) al súbito sosiego acústico de ‘Your House Is on Fire’ y ‘Look Away’, esta con deje de Leonard Cohen (¡!). Y hasta reedita su vertiente más sentimental, la de ‘I’ll Stand By You’, con un colofón algo meloso: ‘I Think About You Daily’. Queremos desayunar lo mismo que ella.
La desnudez musical de Tirzah
Por Iñigo López Palacios
Tirzah
Domino / Music As Usual
El tercer disco de la londinense Tirzah con su amiga y productora Mica Levi es una maravilla, una joya del menos es más. El armazón desde donde cualquiera partiría es donde ellas quieren llegar. Una instrumentación que se compone de una caja de ritmos, un piano que parece tocado con un solo dedo, la voz de Tirzah, en ocasiones con efectos o ecos, y poco más. Cada uno de los discos que hacen juntas es más desnudo que el anterior, como si bucearan buscando el fondo. Un lugar oscuro pero cálido dónde el R&B, el dub jamaicano, el deep house, el techno oscuro y el pop son la misma cosa y no son ninguna de ellas. Y quizás por eso sus álbumes son hasta ahora viajes apasionantes.
Devendra Banhart en versión minimalista
Por Laura Fernández
Devendra Banhart
Mexican Summer / Popstock!
Como un latido lejano (a eso suena el primer corte, ‘Feeling’), el nuevo disco de Devendra Banhart, el 11º de su carrera, se abre camino, bajando la intensidad de su cada vez más etéreo folk experimental, hacia algún otro lugar. Un lugar en el que imperan los ciclos (‘Charger’ es casi una canción mantra), y un misticismo misteriosamente cálido (‘Twin’) y en el que la complejidad se disuelve, o intensifica, en el bucle (a veces, para alejarte, como en la repetitiva ‘May’; a veces para elevarse a un curioso dream folk, como en ‘Flying Wig’). Con Cate Le Bon a los mandos (ella, otra vez), el sonido del de Texas vira por primera vez hacia una electrónica minimalista (‘Sight Seer’ es a la vez una potente y frágil muestra) que, aunque por momentos resulte irregular, no deja de ser interesante y expansiva.
Sugestivo Xoel López
Por Carlos Marcos
Xoel López
Esmerarte
La voz arriba, en primerísimo plano, para poder captar su versatilidad, emoción y texturas. El gallego Xoel López ha aprendido a sacar el mejor partido de la herramienta que le permite expresar su mundo de relaciones quebradas, de tipos de mediana edad a los que les cuesta enderezar sus defectos y de ser humano perdido en el magma digital (maravillosa la apertura con ‘Albatros’). Musicalmente tenemos su querencia de los últimos años a la rítmica africana y latina, esta vez con punzantes sintetizadores y coros tribales; y ese pop-rock de intensidades dramáticas de su etapa postrera con Deluxe, el grupo que resucita de vez en cuando en directo. Con todas estas armas, Caldo espírito, su quinto disco ya en solitario, transcurre sugestivo. Tanto que apetece volver a ponerlo entero.
Un otoño festivo con Kylie Minogue
Por Beatriz G. Aranda
Kylie Minogue
BMG
La australiana Kylie Minogue, icónica voz fina y aguda del pop, regresa con el decimosexto disco de su carrera. Y, claro, abre con ‘Padam Padam’, que ha sido la canción del verano 2023, donde, con una melodía irresistible canta eso de “quiero ver qué hay debajo de tu camiseta”. La sensualidad y cadencia pop-dance recuerdan a su gran éxito de hace 20 años, ‘Slow’. El resto del disco navega entre la euforia dance de ‘Hold on Now’ y el electropop de ‘Vegas High’ o ‘Story’, temas perfectos para poner banda sonora a un arranque de otoño festivo y camp. Destaca, además, ‘Tension’, el sencillo, con elementos del house clásico y con una estética sonora más yanqui.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.