Nico Romero: “El placer es un derecho que nadie puede quitarnos”

Actor de televisión —Antidisturbios; Las chicas del cable...—; cine —Veneciafrenia, Cuento de verano...— y teatro, Nico Romero (Cáceres, 1983) regresa a la pequeña pantalla con Zorras (Atresplayer), serie basada en el popular libro de Noemí Casquet que sigue a tres amigas en el viaje hacia su particular revolución sexual.

¿Con qué tres adjetivos definiría Zorras? Valiente, honesta y divertida.

A pesar de la mayor visibilidad, ¿sigue siendo tabú la sexualidad femenina? Seguro que mis compañeras saben responder mejor que yo, pero tengo la sensación de que, si bien avanzamos inevitablemente hacia la apertura, aún sigue habiendo muchos tabúes en la sexualidad en general y en la femenina en particular, más. Vivimos un momento delicado donde libertades que parecían conquistadas podrían volver a estar en peligro, por eso series como Zorras se hacen aún más necesarias, porque para acabar con ciertos tabúes sociales primero tenemos que acabar con los tabúes íntimos y personales. El placer es un derecho que nadie puede quitarnos.

¿Cuándo supo que se dedicaría a la actuación? Te diría que la certeza sigo sin tenerla y dudo que la tenga nunca. Este es un oficio tan complicado que debes dedicarle todo tu amor y empeño día a día para seguir teniendo la fortuna de dedicarte a él, sin creer que ya lo has conseguido, creo que ese momento nunca llega, más bien lo construyes momento a momento.

¿Qué película le ha impactado más últimamente? Me ha gustado mucho Te estoy amando locamente. Es un ejemplo de que el cine comercial no tiene por qué ser necesariamente vacío o frívolo.

¿La que más veces ha visto? Empate entre Dog Day Afternoon y Jurassic Park.

¿La última serie que ha visto del tirón? Succession. Muy original yo.

¿Cuál es la mejor crítica que ha recibido de su trabajo? Cuando con la gente duda y me pregunta si los dos gemelos que interpretaba en Las chicas del cable los hacía yo o eran dos actores diferentes, me pone contento.

¿Y la peor? Puse voz a un personaje en una serie de animación basada en un libro con muchos fans y en Twitter hubo una gran indignación en forma de insultos bien potentes hacia el reparto porque no éramos actores de doblaje propiamente. No era personal hacia mí, sino hacia la propuesta de reparto, pero lo más suave que leí es que habíamos robado el trabajo a profesionales decentes y que nuestra única virtud era ser famosillos de tres al cuarto. Aprovecho para decir que disfruté mucho de la oportunidad y me apetece mucho volver a hacerlo.

¿Qué libro tiene ahora mismo abierto en su mesilla de noche? Tengo tres: Entrevistas breves con hombres repulsivos, de Foster Wallace, La noche de la iguana, de Tennessee Williams y Dinerograma, de Nacho Mühlenberg.

¿Cuál no pudo terminar? Dos de los tres que están en la mesilla.

¿Hay algún clásico (película, libro, disco…) que haya descubierto recientemente? Chungking express, de Wong Kar-wai.

¿Qué canción elegiría como autorretrato? Wonderful life, de Black, podría ser una opción.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? La coherencia.

¿Cuál es el suceso histórico que más admira? Soy un ignorante histórico, me acabo de comprar unos libros de historia para aprender todo lo que memoricé como un loro en el colegio, porque fue vomitarlo en los exámenes y olvidarlo todo. Empiezan a coger el mismo polvo que los de la mesilla. Dicho esto, me fascina todo lo relacionado con el Jesús histórico.

¿Qué papel o trabajo no aceptaría jamás? “Jamás” es muy categórico, cuando llevas muchos meses sin currar uno se pone menos exigente. Cuando he rechazado papeles ha sido porque la historia o el enfoque para contarla no me ha interesado lo suficiente y en ese momento me podía permitir arriesgar a esperar proyectos que me motivasen más. Y siempre lo he hecho muy sinceramente agradecido por haberlos recibido. Me ponen las historias en las que siento que piso un terreno donde hay riesgo. No hay nada más divertido que arriesgar en equipo.

¿Y qué personaje mataría por interpretar? El de alguno de los dos textos, (uno de teatro y otro de cine) que yo he escrito. No solo porque son personajes que humildemente considero un reto interpretativo bonito, sino porque significaría que habría un equipo de profesionales que tiene a bien que esas historias sean contadas y pondrían su esfuerzo y talento al servicio de ello.

Si pudiera elegir a cualquier artista, vivo o muerto, ¿con quién elegiría trabajar? ¡Much@s! Uno sería Robin Williams.

De no haber sido actor, sería… Soy enfermero, ese era mi oficio antes de ser actor. Es una figura que nunca valoraremos lo suficiente. Si no fuese actor me encantaría trabajar en documentales o algún trabajo que conlleve viajar por todo el mundo y conocer otras realidades. Me da un poco de ansiedad todo lo que, inevitablemente, no voy a poder conocer ni experimentar, aunque exprimo bien mis recursos y no me lo monto nada mal la verdad.

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