‘Matar por Irlanda’: ¿por qué asesinó el IRA?
El profesor Rogelio Alonso analiza en profundidad la estrategia terrorista de la organización irlandesa para concluir que fue tan trágica como inútil

Pese al relato impuesto por sus líderes y sus seguidores, el acuerdo de paz que se firmó en Irlanda del Norte el Viernes Santo de 1998 no es una prueba del éxito, sino del fracaso del terrorismo del IRA. Y es que dicho documento no implica la expulsión de los británicos del Ulster ni la unión inmediata de los seis condados del norte de la isla con la República de Irlanda, objetivos que les impulsaron a coger las armas. Esta es la conclusión esencial del ensayo Matar por Irlanda. El IRA y la lucha armada, de Rogelio Alonso, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en temas de terrorismo que fue durante una década profesor en las universidades de Belfast. Lo más interesante de su libro, de lectura ardua, es la abundante documentación sobre la que basa su análisis y la radiografía que nos presenta de los terroristas a través de los 55 exmiembros del IRA entrevistados.
Sus confesiones sugieren que fueron emocionales, incluso viscerales, las razones que les llevaron a engrosar las filas de la organización. Hay antiguos militantes que siguen defendiendo como inevitable el recurso a la violencia armada, mientras otros se muestran convencidos de que Irlanda del Norte estaría económica, social y políticamente en mucha mejor situación si se hubiera seguido el camino de las luchas pacíficas alumbradas a finales de los años sesenta por el movimiento en pro de los derechos civiles. El autor argumenta, basándose en numerosos estudios, incluidos documentos del Sinn Fein, y datos objetivos, que el movimiento pacifista dio frutos desde sus comienzos y hubiera sido el camino a seguir. Pero el clima de violencia que se desató en el verano de 1969 propició la aparición del IRA Provisional, que se lanzó a la lucha armada.
El despliegue del ejército británico —inicialmente bien acogido por la comunidad católica— fue, una vez que se introdujo “el libre internamiento sin juicio previo de los sospechosos de pertenecer a organizaciones proscritas”, un acicate para que algunos jóvenes se radicalizaran y acabaran sumándose al IRA. “En Belfast había áreas nacionalistas que estaban siendo atacadas y la gente necesitaba que se le defendiera”, cuenta uno de ellos, “y fue sencillo que se precipitara como una bola de nieve a partir de ese momento y la campaña por los derechos civiles se convirtió en una forma de reclutar a la gente para la lucha armada”.
“¿Por qué esnifa cocaína la gente? Porque te coloca. ¿Por qué colocar bombas en el jodido Londres o Belfast? Te coloca, ¡joder que te coloca!”
El libro rechaza que el objetivo del IRA fuera la defensa de la comunidad católica. Eamonn MacDermont, que ingresó en la organización en 1973, tiene muy claro que su misión era atacar “de manera activa y enérgica al Estado británico”. Otro exterrorista resume así la atracción de la violencia: “¿Por qué esnifa cocaína la gente? Porque te coloca. ¿Por qué colocar bombas en el jodido Londres o Belfast? Te coloca, ¡joder que te coloca! [A pesar del riesgo] Porque, si no hubiera peligro, no te colocaría, y no lo harías…”.
El IRA, responsable de más de la mitad de los asesinatos que se cometieron en Irlanda del Norte en los años de los Troubles (problemas), convirtió, además, a la comunidad católica en blanco de las represalias del terrorismo unionista. Pese a ello, su brazo político, el Sinn Fein, ganó las elecciones del año pasado en Irlanda del Norte. Alonso no aborda este aspecto, porque el libro, publicado en 2003 y reeditado ahora, no recoge nuevos datos ni documentos posteriores a esa fecha. Pero el resultado electoral es desconcertante porque, como señala el ensayo, el Social Democratic and Labour Party (SDLP), que ha batallado por la igualdad y la justicia con medios pacíficos, ha denunciado que fue la guerra “la que obstruyó las reformas haciendo más difícil a los unionistas aceptar compromisos”.

Matar por Irlanda
Alianza, 2023
376 páginas. 25,50 euros
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