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“Mi querido Jim, seguramente sean las últimas palabras que recibas de mí”: dos volúmenes reúnen 2.000 cartas de la correspondencia de James Joyce

‘Babelia’ adelanta varios textos incluidos en ‘Cartas (1900-1920)’, que recopila la más completa selección de misivas del autor irlandés realizada hasta la fecha y se publica este miércoles en Páginas de Espuma

James Joyce con su familia en París, en 1924. De izquierda a derecha: Joyce, su pareja y futura esposa, Nora Barnacle y sus hijos Lucia y Giorgio.
James Joyce con su familia en París, en 1924. De izquierda a derecha: Joyce, su pareja y futura esposa, Nora Barnacle y sus hijos Lucia y Giorgio.ARCHIVE PHOTOS / GETTY IMAGES

DE LA SRA. DE JOHN STANISLAUS JOYCE (Fragmento)

[Probablemente el 18 diciembre 1902]

[Dublín]

… a la noche y si compras una estufita de alcohol como la que uso yo podrías hervir agua para diferentes propósitos también una lámpara para leer que si enciendes temprano quitará el frío fuera de la atmósfera de la habitación. Ojalá estuviera allí contigo para cuidarte y consolarte pero muy pronto volveremos a estar unidos gracias a Dios que vuelves a casa aunque solo sea por una semana.

Mi querido Jim si estás decepcionado con mi carta y si como siempre no logro entender lo que me quieres explicar, créeme que no es por falta de ganas de entenderte y decir las palabras que tú quieres que diga porque como a menudo dices soy estúpida y no puedo entender esos grandes pensamientos que son los tuyos por mucho que yo lo desee. No ensucies tu bella alma con lágrimas sé como siempre eres valiente y mira con ilusión al futuro Contéstame por favor a vuelta de correo y por el amor de Dios cuida de tu salud y si compras la estufita ten mucho cuidado con ella

Tu papi y yo estamos disgustados así que no te olvides de escribir y créeme Mucho amor de tu

MADRE

Te adjunto una carta que llegó de Charlie[1] la mañana que te fuiste será un pequeño consuelo saber todos los corazones que aquí en casa piensan en ti.

Devuélvela con cuidado pues quiero guardarla junto a mis recuerdos

'Zúrich y Trieste (1915-1920)', ilustración de Arturo Garrido incluida en 'Cartas (1900-1920)', de James Joyce.
'Zúrich y Trieste (1915-1920)', ilustración de Arturo Garrido incluida en 'Cartas (1900-1920)', de James Joyce.

De JOHN STANISLAUS JOYCE

24 abril 1907

9 Millmount Terrace, Drumcondra

Querido Jim:

Hace catorce días más o menos escribí a Stannie y no he tenido desde entonces respuesta alguna, a pesar de que le expliqué con pelos y señales nuestra miserable situación aquí. Me veo obligado a llegar a la conclusión de que me he desvanecido por completo de vuestros recuerdos, pero bueno, estoy tan acostumbrado a todo tipo de tratos antinaturales desde que murió tu Madre, tanto de ti como de los que aún están aquí, que he llegado al fin, y lamento decirlo, a la determinación clara de seguir tu ejemplo: tratar de olvidar[2]. No necesito decirte cómo tu miserable error[3] afectó a mis sentimientos por lo demás ya bien aplastados, pero luego pensamientos más maduros tomaron más la forma de lástima que de ira, cuando vi una vida de promesas malograda y un futuro que podría haber sido brillante esfumarse en un suspiro. Sin embargo no te reprocharé nada, pues estoy seguro de que en tu propio alma y en tu corazón (si es que tienes uno) lo sabes mejor que nadie.

Ya sabes que hice todo lo que estuvo en mi poder para cumplir cada uno de tus deseos, y cualquier dinero que pude obtener de mil maneras te lo di sin rechistar. Así que bien puedes comprender mis sentimientos cuando descubro mi sueño tan despiadadamente aniquilado, mis esperanzas –mis orgullosas esperanzas– destrozadas, y ahora solo quedan ante mí, y a duras penas lo harán, unos pocos años de miseria y soledad hasta el día en que Dios se apiade de mi desgracia y decida poner fin a mi infeliz existencia. Mi excusa para escribir todo esto es porque seguramente sean las últimas palabras que recibas de mí, pues tal y como están las cosas a día de hoy presiento que un gran cambio está a punto de tener lugar y deseo que antes de que ocurra estés en posesión de los hechos[4]. Para que sepas que mis futuras acciones serán en adelante el pobre resultado de mi vida maltrecha que ya no soy apto para controlar. En tu carta del 9 de febrero dices: “Siento horror de que llegues a la conclusión de que ahora que me he ganado una cierta posición para mí mismo no deseo saber nada más de ti o de las niñas; al contrario, te aseguro que si me dices qué puedo hacer por vosotros haré todo lo que esté en mi mano para hacerlo”. También me preguntas “cuál es la cantidad neta de mi pensión”. Pues bien, la pensión que me queda es de 6 £ mensuales, de las cuales debería pagar 2 £ 12 chelines 4 peniques al mes, lo que me deja 3 £ 7 chelines 8 peniques para sobrevivir, o ¡2/3 al día! No necesito decirte que es imposible –cinco chicas, un… Charlie, yo mismo y un nigger [un negro (Blackie, el perro)]–. Si tuviera algún puesto permanente, por pequeño que fuese y si el recién mencionado execlesiástico tuviera la habilidad y la inclinación para conseguir un trabajo que le permitiera vivir, por sus propios medios, las cosas serían distintas. Ahora, debo desmantelar esta casa (por cierto esto no requerirá de mucha energía, pues ya está lo suficientemente desmantelada) y buscar otro sitio para mí. Me he pasado las últimas dos semanas tratando de encajar a las 3 pequeñas [Eva, Florrie y Mabel (”Baby”)] y de momento parece que he tenido éxito pues las voy a poder meter en un convento (Glasnevin) gracias a la influencia del Sr. James Kavanagh por 24 £ al año. Me dijo que os escribiese a vosotros dos para ver qué podíais hacer. Si tú y Stannie podéis asumir 88 chelines a la semana (44 cada uno) yo pagaré el resto. Puedo decirte que tengo la esperanza de conseguir un pequeño trabajo, 1 £ a la semana, y si lo consigo no necesitaré nada más de ti[5]. Escribe a vuelta de correo y una carta que pueda enseñar. Entonces, en cuanto a Charlie, ¿dices que puedes conseguirle un puesto?: hazlo, pues no puedo soportarlo ni un minuto más, y por muchas razones debo deshacerme de él. Bien, Poppie[6] es tan insolente y mi vida se ha vuelto tan insoportable gracias a ella que debe irse. Tengo entendido que ha hecho algunos arreglos para buscarse un lugar, y si May y Eily quieren pueden hospedarse conmigo –¿si no qué?–. Actualmente, como puedes ver, apenas tengo para alimentarme y vestirme a mí mismo, después de vestir y alimentar a 3 niñas. Como voy a ser desalojado de aquí a lo largo de la semana que viene[7], estoy buscando un alojamiento para mí, pero tengo que arreglar lo de las más pequeñas primero. Ahora ya lo sabes todo, y ves cómo marcho con paso firme al paredón. Así que cualquier cosa que oigas de mí (como sin duda lo harás, de esa gente tan respetable[8], con la que tan constantemente te escribes) o dondequiera que esté, posiblemente en Cork, ¡no olvides que cualquier cosa o cualquier sitio será un alivio a la existencia miserable que he llevado desde el 13 de agosto de 1903[9]! Para los pocos, sinceramente espero que muy pocos, años de vida que me quedan intentaré si puedo encontrar a alguno de mis viejos amigos que puedan alegrarse de volver a verme, o incluso vivir entre extraños, entre los cuales quizá encuentre el afecto que mis hijos me han negado. Tal vez en los próximos años, mucho después de mi partida de este mundo, puedas aprender a sentir algunos de los dolores que yo he soportado, y entonces apreciarás los sentimientos de un Padre que amó a sus hijos y tuvo grandes ambiciones para ellos, y no escatimó dinero cuando podía hacerlo, para educarlos y convertirlos en lo que deseaban convertirse, pero que, cuando llegaron las adversidades y ya no pudo satisfacer todos sus deseos, fue despreciado, maltratado, humillado y desafiado. Bien, recordando, como yo recuerdo, el gran amor que tuve por ti como niño, joven y hombre, ruego a Dios que te libre de tal ingratitud. Me gustaría mucho tener tu fotografía y la de Georgie, también un relato completo de lo ocurrido en Roma, y cuáles son tus perspectivas actuales. Como dije, esta puede ser la última carta que de mí recibas, así que no la trates como de costumbre, responde extensamente y a vuelta de correo.

Si Stannie no ha perdido todo el poco afecto que me hubiera podido tener, también me alegraría saber de él, también con foto. Adiós, Jim, y que Dios te proteja: es esta la oración de un padre con un corazón todavía lleno de amor por ti, aunque roto.

PADRE[10]

Manuscrito de la primera carta de James Joyce a Nora, incluida en el libro 'Cartas (1900-1920).
Manuscrito de la primera carta de James Joyce a Nora, incluida en el libro 'Cartas (1900-1920).páginas de espuma

De NORA BARNACLE JOYCE

11 julio 1912

4 Bowling Green, Galway

Mi querido Jim

desde que dejé Trieste[11] solo estoy pensando en ti en cómo te va sin mí en si me echas de menos o no. Estoy terriblemente sola sin ti estoy bastante cansada de Irlanda ya pero bueno llegué a Dublín el lunes por la noche tu padre charley Eva Florrie estaban todos en la Estación todos con muy buen aspecto fuimos todos al Finn’s Hotel y me quedé dos noches en el Hotel pero me cansé mucho de Dublín es un lugar horrible es muy cierto eso que dijiste que me cansaría rápido de él, ahora estoy en Galway veo a todos muy bien mi madre está muy gorda y tiene muy buen color también mis hermanas y hermano me siento muy rara aquí pero no pasará mucho tiempo hasta que te vuelva a ver bien Jim estoy segura de que te gustaría saber algo de tu editor el martes tu padre Charley y yo misma fuimos allí y bien que pesqué a ese encantador caballero cuando le pregunté que qué se creía tratándote de esa forma pero tu padre empezó a hablar así que Roberts dejó de hacerme caso y solo habló con tu padre inventó varias excusas diciendo que estaba ocupadísimo y dijo que fuésemos en otro momento así que Charley y yo misma fuimos dos veces al día siguiente pero siento decirte que nos debió esquivar pero Charley hará todo lo que esté en su mano dice que lo vigilará cada día de cerca y entonces te escribirá. Me temo que costará todo un trabajo sacarle a ese alguna respuesta pero en mi vuelta me pasaré por allí otra vez espero que Charley sea capaz de hacer algo bien Jim querido espero que te estés cuidando y cómo está el pobrecito Georgie espero que muy bien querido asegúrate de que no come mucho dile que le mandaré algo por su cumpleaños mi tío después de sus vacaciones tuvo que aflojar un poco madre dice que se gastó todo un costal de dinero así que me temo cariño que no es posible para ti venir de ninguna manera te haré saber si tengo noticias nuevas dale recuerdos de mi parte a Stannie ahora Adiós amor y sigue bien

NORA

amor a Georgie

Ilustración de James Joyce realizada por Arturo Garrido.
Ilustración de James Joyce realizada por Arturo Garrido.páginas de espuma

A EZRA POUND

13 abril 1917

Seefeldstrasse 73, III.º, Zúrich VIII.º (Suiza)

Querido Pound:

Hoy vi al médico. Me ha recetado unas gafas para las largas jornadas de trabajo: ojo derecho , +6, ojo izquierdo +7. En cuanto a las lentes cilíndricas, dice que puedo probarlas si lo deseo, y lo haré tan pronto como pueda pagarlas. Dice que en este país la teoría americana del astigmatismo no ha encontrado aceptación, pero que este asunto no es el importante para mí. Supone que un osteópata es un ortopedista, y me ha dado el nombre de uno aquí. Antes de ir a verlo, sin embargo, esperaré a que me lo confirme usted. Insiste en su opinión de que la iridectomía es plenamente necesaria. Dijo incluso que ahora el ojo no es tan fácil de operar como lo era antes. Me temo que hay una cierta tendencia al iris bombans –ay–. La pregunta principal sería la siguiente: ¿es posible reducir la sinequia por medios ajenos a la iridectomía? Dice que no y que esto está fuera de discusión. Pienso sin embargo que la infección reumática, que como dice usted no es local ya que la sufrí primero en el deltoides y bíceps y el año pasado en la espalda, podría atenuarse si no eliminarse mediante alguna cura radical. ¿Sabe usted si se ha logrado aislar el bacilo? Creo que sí, por un científico inglés llamado Paignton. Me aferro desesperadamente a la opinión de que el iris aflojaría su sujeción sobre el cristalino si la infección reumática pudiera eliminarse. Lo peor de la iridectomía es que no es puntual. ¡Ah! Dice el doctor que la iritis ha disminuido un poco, pero su opinión es que en el próximo ataque la cohesión resultante de la exudación será tan fuerte que anulará por completo el efecto midriático de la atropina y pondrá en peligro mi vista… ¡Que el Diablo se lleve estos ojos de mierda! Por el momento estoy mejor, y esperando noticias del especialista de usted en Nueva York. Hoy por ejemplo tuve una sensación de embotamiento en el ojo –no tanto dolor– y ahora ha empezado a llover. En ese caso parecería que la cohesión (creo que se dice fijación) es elástica y lo que puede empeorar puede con las mismas mejorar: en teoría. He espaciado el uso de la atropina. Dilató la pupila pero no mucho. Debo decir también que el último piso donde viví aquí era más bien húmedo.

Hablé con algunas personas de aquí sobre su nueva revista y espero poder conseguirle algunos suscriptores, cuando me diga el nombre y dónde comprarla. Espero que no quedase descontento con mi carta. Mientras tanto, puede poner mi nombre en la lista de futuros colaboradores.

Sigo tirando de Ulises, pero hoy ando algo desanimado debido a este diagnóstico deprimente. No hace falta decir que es viernes y también día trece.

Sinceramente,

JAMES JOYCE

[1]. Los hermanos y hermanas Joyce eran, por orden de nacimiento: James, Poppie, Stanislaus, Charlie, Georgie, Eileen, May, Eva, Florrie y Mabel.

[2]. Stanislaus Joyce odiaba a su padre, y no lo volverá a ver. Su diario de 1904-5 está dedicado a dos temas: el genio derrochado de su hermano y los tratos brutales de su padre. Un ejemplo: "Papi es el hijo único de un hijo único, y por lo tanto el niño mimado de un niño mimado. Probablemente su temperamento era el de un gascón –galante y sentimental– y, estoy seguro, fue un chico superficial y sin amor. Su monstruoso narcisismo debió de ahogar entonces la más mínima señal de autocrítica (si es que la hubo). Sin embargo, es bastante perspicaz a la hora de juzgar a los demás. De puertas para afuera se enorgullece de tener una familia muy refinada, de buena educación y posición holgada. Es un hombre dominante y violento, y lleva como bandera su charlatanería (tan típica de los borrachos de Cork). Todo esto ha empeorado desde que somos mayores, pues, aun guardando silencio, somos una molestia. Solo le gustan las cosas cuando son fáciles, y su única ambición en la vida ha sido mantener las apariencias y ser respetado. Esto puede parecer muy injusto por mi parte, porque desde luego no ha sido fácil para él. Ha luchado con tanta obstinación contra sus ganas de estar borracho todo el tiempo que me resulta difícil despreciarlo por completo. Es un hipócrita y un mentiroso. Le gusta verse como la gran víctima de todo esto. Su voluntad es dispersa y su inteligencia pequeña. Se ha convertido en un borracho loco. Es un rencoroso y un frustrado, como todos los borrachos que no pueden entregarse de lleno a su pasión, y es capaz de inventar los insultos más cobardes y miserables que yo haya escuchado jamás. No hay duda de que apresuró la muerte de Madre. Como hijo fue terrible; como marido, poco más que un matón. Con el dinero, un despilfarrador imprudente. No tiene ninguna simpatía por sus hijos, menos amor. Tan solo una vaga sensación de responsabilidad, derivada seguramente de su culto de las apariencias. Está lleno de prejuicios, que trata de inculcarnos, y se esfuerza en ver toda nuestra oposición como meras niñerías. Se jacta con orgullo de ser un poco snob. Su idea del hogar es la de un espacio bien amueblado en el que pasar el rato mientras la mujer se encarga de educar a los hijos. Un lugar en el que seguir siendo obedecido y respetado tras volver borracho en mitad de la noche".

[3]. John Stanislaus se enteró de la existencia de Nora cuando su hijo se subió con ella a un barco para marcharse de Irlanda –un amigo los pilló.

[4]. John Stanislaus aún tardará 24 años y medio en morirse, aunque no verá muchas más veces a su hijo mayor.

[5]. En Retrato del artista adolescente, Joyce describe así a Simon Dedalus: "estudiante de medicina, remero, tenor, actor aficionado, político de estruendo, pequeño terrateniente, pequeño rentista, bebedor, buena persona, cuentacuentos, secretario de no sé quién, no sé qué cosa en una destilería, colector de impuestos, quebrado y, al presente, ensalzador de todo su pasado".

[6]. Margaret Joyce, que se ocupaba de la casa tras la muerte de su madre. Poco después se marchará a Nueva Zelanda y no volverá a ver a un Joyce. Existe una entrevista donde le preguntan, ya muy mayor, por su hermano famoso, del que no sabe apenas nada.

[7]. En Stephen Hero Joyce narra una de estas muchas y traumáticas mudanzas familiares. La familia cargando a pulso con los retratos de los ancestros de una casa a otra, hospedándose con conocidos o esperando el siguiente aviso de desalojo, estirándolo lo posible con artimañas.

[8]. John Stanislaus odiaba a los Murray, los hermanos de su mujer, y a la tía Josephine, a quien llamaba tía cojeras. En Ulises los llama "altamente respetables gondoleros", "tu tío el chupatintas borracho", "el trompetista", etcétera. Se parecía mucho a sus cuñados.

[9]. El día de la muerte de su esposa.

[10]. De sus hijos varones, John Stanislaus solo quiso a James, que era el primogénito. En sus últimos días se tendrá que conformar con la voz del autor de Ulises grabada en un vinilo leyendo fragmentos de "Eolo".

[11]. Nora había ido a Galway a ver a su familia y se había llevado a Lucia con ella. Joyce esperaba con Giorgio en Trieste, con la esperanza de que el tío de Nora, Michael Healy, les enviase dinero para unirse al viaje.

‘Cartas (1900-1920)’, James Joyce. Edición y traducción de Diego Garrido. Páginas de Espuma, 2023. 1.032 páginas, 42 euros.

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