De Franco en una nevera de Coca-Cola al ninot de Felipe VI: Arco, la feria de todas las polémicas
De una instalación con perros muertos en 1984 a las obras que protagonizó el dictador, la historia de la gran cita del sector del arte está llena de sardónicas (y controvertidas) ocurrencias que los artistas lanzaron a los visitantes
1983. Manuel, un desnudo homoerótico
Tras ser comprada por la Tate, la obra fue devuelta a su autor, el dibujante Rodrigo, que retrató a un amante que no le correspondió. Permaneció durante meses en Barajas, a la espera de que alguien pagara las 600.000 pesetas que costaba su almacenaje. Rodrigo, que no disponía del dinero, le contó al jefe de depósito la historia de la obra. Conmovido, le permitió llevársela.
1984. Los fuegos, hedor de perro muerto
La instalación de Wolf Vostell formada por siete perros muertos provocó, además de un fuerte hedor, la incomprensión de los animalistas, incapaces de aceptar que aquellos animales simbolizaran, según el artista, “la naturaleza que no cesa de matarse a sí misma”. En realidad, Vostell quería tanto a los perros que les puso los nombres de maestros como Velázquez o Picasso.
1990. Eva & Adele llegaron del futuro
Gemelas hermafroditas, de vestuario y maquillaje extravagante, Eva & Adele desembarcaron en Arco (y en muchas otras ferias) asegurando que provenían de un futuro “donde el género ha desaparecido”. Treinta años después del aterrizaje, siguen siendo las celebridades más fotografiadas de las ferias y su fuente de creación son las instantáneas que les hacen los aficionados.
1995. Miedo y asco en Madrid
Isidoro Valcárcel Medina repartió sobres en la entrada de Arco con lo que parecían invitaciones a la feria. El remitente era la American Security Conseil (ASCO) y dentro había un texto mecanografiado: “Estimado/a amigo/a. Me es grato hacerte llegar, en estos señalados días, el modelo nº 16 de la serie Por las siglas de las siglas”. En 1995, Estados Unidos era el país invitado.
2003. Bill Viola y la ansiedad de la guerra
En un clima de antibelicismo e inquietud, a dos días del comienzo de la guerra de Irak, Bill Viola llevó a la feria Observance, un vídeo donde un grupo de personas se turnaba para mirar algo que no se veía, pero que les producía una profunda ansiedad. Para la obra, de gran virtuosismo tecnológico, Viola tomó como referencia el díptico de Los cuatro apóstoles, de Durero.
2005. El fenómeno de Las dos Fridas
En una de las mejores ediciones de la feria se produjeron aglomeraciones frente al pabellón del Gobierno de México, país invitado, para ver el autorretrato doble de Frida Kahlo: en uno, la artista viste con el colorista traje de tehuana, y en el otro, el típico traje victoriano de encaje blanco, la versión europea que agradaba menos a su marido, Diego Rivera. Fue todo un acontecimiento.
2012. Franco en una nevera de Coca-Cola
La pieza de Eugenio Merino se componía de un muñeco hiperrealista que representaba al general Franco dentro de una nevera de Coca-Cola. Se vendió a un coleccionista belga por 30.000 euros y le costó al autor una demanda de la Fundación Francisco Franco por ultraje a la memoria del dictador, que fue desestimada. En 2010, Merino ya había exasperado a los religiosos con Stairway to Heaven, con un cura, un rabino y un imam uno encima de otro como castellers.
2015. El vaso medio lleno (o medio vacío)
Esta pieza de Wilfredo Prieto, valorada en 20.000 euros, era, sencillamente, un vaso de agua medio lleno (o medio vacío, según uno tuviera el día) colocado en un estante. “Es una obra muy democrática, y su tema es el mercado, la oferta y la demanda”, dijo la galería NoguerasBlanchard. “Lo que le da valor es su certificado con las condiciones en que se instala y la firma del autor. Si alguien roba el vaso, pongo otro”. La ironía es que ocurriera un siglo después del urinario de Duchamp.
2018. El arte prohibido de Santiago Sierra
Por primera vez en la historia de Arco, su comité ejecutivo mandó descolgar una obra: Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra. Apareció enseguida un comprador, el empresario catalán Tatxo Benet, que la adquirió por 80.000 euros. Actualmente forma parte de la colección del Museo del Arte Prohibido, que abrirá sus puertas esta primavera en la Casa Garriga Nogués, en Barcelona.
2019. Quemar después de comprar
Un ninot que representaba a Felipe VI, obra de Santiago Sierra y Eugenio Merino, se vendía por 200.000 euros bajo compromiso de quemarlo en un acto público. No hubo comprador y parece que el único que hizo bien su trabajo fue el autor material, el artista fallero Manolo Martín. Finalmente ardió en Berga (Barcelona), el Día de la Hispanidad de 2020.
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