Las 10 mejores exposiciones de 2021
El fenómeno de los NFT, la celebración estival de Arco y la apertura de Hauser & Wirth en Menorca marcan un año en el que la precariedad superó niveles históricos
Hay franjas temporales que no encajan con ningún calendario conocido, un tiempo suspendido que a menudo se convierte en paisaje, en ambiente o en viaje. 2021 ha sido un poco eso: una travesía extrema, bastante larga y agotadora, llena de carreteras laterales. Enero empezó mal. Había cansancio ya en un arranque no solo congelado por las históricas nevadas, también por las injerencias políticas que dejaron al contexto artístico con más frío. Al cese de Juan Guardiola como director del CDAN (Huesca) se sumaban otras salidas, como la de Manuel Olveira del MUSAC (León) o la de José Miguel Cortés del IVAM. No era nuevo. Los despidos en masa en los museos de medio mundo con los que acababa 2020 y el presupuesto exiguo, muy al límite, con el que se trabaja en cultura empujaron a la precariedad a ser la palabra más escuchada este año. Desgraciadamente, tampoco eso es nuevo.
Así llegamos a un febrero sin ferias, donde ARCO celebró sus 40 años en formato online, salvando en lo posible esa distancia tan estrecha que tienen los pasillos de Ifema. El mercado entró en vericuetos algo angostos hasta que los NFT llegaron en abril. Las ventas en línea se dispararon, dicen, gracias a la irrupción del criptoarte, otra palabra de 2021. Quienes compran por emoción, la mayoría de coleccionistas, levantaron ambas cejas y el ánimo en julio, cuando ARCO celebró su edición más especial y veraniega. Vino contrapunteada por la apertura de Hauser & Wirth en Menorca, que movió una peregrinación a la isla sin precedentes. El verano fue así: ilusionante y social, con una perspectiva de futuro que casi podía palparse. La avivó muy bien el sector de las galerías en Madrid, con toda la oleada de aperturas en septiembre.
Las mujeres han sido las protagonistas esta temporada: Dora García con el Premio Nacional de Artes Plásticas y Tania Bruguera con el Premio Velázquez. Aunque no solo. También Soledad Sevilla (Patio Herreriano, Valladolid), Lara Almarcegui (La Panera, Lleida), Mona Hatoum (IVAM, Valencia), Katinka Bock (Artium, Vitoria), Bene Bergado (Alcalá 31, Madrid), Isabel Muñoz (Lázaro Galdiano, Madrid), Montserrat Soto (Botánico, Madrid), Ouka Leele (Círculo de Bellas Artes, Madrid), Patricia Dauder (La Virreina, Barcelona), Vivian Suter (Palacio de Velázquez, Madrid), Elena del Rivero (Es Baluard, Mallorca), Etel Adnan (C3A, Córdoba)… La reciente despedida a Carmen Laffón cierra este el año de nuevo con frío. También la de Lawrence Weiner, hace apenas unos días.
Entre tanto altibajo, algunas citas destacables. Anne Imhof puso a sudar el Palais de Tokyo de París con su Natures Mortes en una de las citas más especiales de este año, aunque con fortuna crítica irregular. Los 20 años sin Juan Muñoz han marcado también el calendario y una recuperación de su trabajo que veremos más adelante. Algunas de sus obras se ven en la nueva presentación de la colección del Museo Reina Sofía. Importante fue ver la revisión del trabajo de Remigio Mendiburu en Museo de Bellas Artes de Bilbao y las peripecias de Walid Raad en el Museo Thyssen, en Madrid. Entre las noticias del año: la llegada de Elvira Dyangani Ose a la dirección del MACBA, en Barcelona. Algo más abrumadora fue la exposición de Félix González-Torres en el museo que, vista a distancia, deja un poso más equidistante de lo que se desearía. Seguramente lo contrario a Bruce Nauman en Palazzo Grassi, en Venecia: apabullante.
Otra certeza de 2021: la emoción ha sido especialmente difícil de gestionar, pero mira al futuro. Con todo lo vivido desde el atropello de la pandemia y con la idea de depresión económica sobrevolando la factura de la luz, también se antojan unos felices años veinte al final de este año largo que por fin se acaba. El Niño de Elche daba el cante en Apertura, en Madrid, afianzando la simbiosis entre disciplinas artísticas tan perseguida desde hace tiempo por el sector del arte. En Sevilla suena fuerte el compás de PIE, la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos Modernos y Contemporáneos, un nuevo espacio que aúna arte y flamenco sobrevolado por el ojo de Pedro G. Romero, entre otros. Amor Proyectos puso a bailar a Isidoro Valcárcel Medina en Conde Duque con En función de 1, 2, 3..., en sintonía con Mar Aguiló liderando a otros bailarines, retomando otro de los motivos recurrentes de 2021 en el mundo del arte: el tecno y la cultura de club, de You Got To Get In To Get Out en La Casa Encendida al circuito Clubs, arte en la pista, que se inaugura el fin de semana que viene en ocho salas de baile míticas de Barcelona. Alegrías del incendio.
10 exposiciones nacionales e internacionales
Cotton Under My Feed, de Walid Raad
Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid)
Raad, artista del trampantojo intelectual, desveló la intrahistoria de la colección del barón Thyssen en una muestra imaginativa y llena de sorpresas, que ponía en valor lo singular y lo tautológico del arte.
Tres imágenes o cuatro, de Juan Muñoz
Museo Patio Herreriano (Valladolid)
Los 20 años de su fallecimiento dieron pie a una completa revisión de su trabajo, cuyo atemporal legado sigue resonando entre muchos de los artistas de hoy. Un elegante ejercicio de narrativa espacial y temporal.
El arte es arte y todo lo demás es todo lo demás, de Ad Reinhardt
Fundación Juan March (Madrid)
Esta pequeña y poderosa exposición, la más completa dedicada al referente del minimalismo, aspiró a fundir el arte con la vida, una excentricidad propia de las vanguardias que encaja bien con el tiempo presente.
Marginalias, de Ida Applebroog
Museo Reina Sofía (Madrid)
La retrospectiva más amplia hasta la fecha dedicada a Applefroog, figura central del feminismo y la performance, que usó el humor y el absurdo para desenmascarar la crudeza del mundo.
Pedagogía radical, democracia directa y plástica social, de Joseph Beuys
La Virreina (Barcelona)
Esta muestra de archivo, que recordaba que Beuys sigue ocupando un lugar primordial en el arte contemporáneo, indagó en sus estrategias de subversión, provocación y desorden de la esfera pública.
Las personas primero, de Alice Neel
Museo Guggenheim (Bilbao)
Procedente del Metropolitan de Nueva York, la muestra reivindicó a la pintora figurativa y examinó su rompedora reinvención de los géneros clásicos. No solo sus célebres retratos y desnudos, sino también sus paisajes y bodegones, todos ellos cruzados por una férrea voluntad de no embellecer el resultado.
Mind/Mirror, de Jasper Johns
Whitney (Nueva York)
La mayor retrospectiva dedicada al artista tuvo lugar, a la vez, en el museo neoyorquino y en el Philadelphia Museum of Art, los dos centros a los que debe su fama y prestigio. Con una amplia selección de pinturas, dibujos y esculturas, la muestra reflejó su proceso creativo y sus obsesiones, que en ningún caso se limitan a sus conocidas variaciones sobre la bandera estadounidense.
Goya
Fundación Beyeler (Basilea)
Esta exposición suiza logró exhibir series poco conocidas, como las obras de la colección del Marqués de la Romana, que hasta ahora solo se habían visto una vez en el Prado, o una decena de naturalezas muertas pintadas durante la invasión napoleónica.
Elles font l’abstraction
Centro Pompidou (París)
La muestra, que se pudo ver en versión más reducida en el Guggenheim de Bilbao, condensaba la obra de 110 artistas inscritas en las distintas escuelas de ese movimiento, de Hilma af Klint a Carmen Herrera, elevándolas al rango de coproductoras de la modernidad pictórica.
Sophie Taeuber-Arp
Tate Modern (Londres)
En una línea parecida, la artista dadaísta fue reinvindicada por la Tate, el Kunstmuseum de Basilea y el MoMA, que la inscribieron en un canon ocupado, hasta ahora, por nombres que, de repente, parecen mucho menos relevantes.
Una selección realizada por Estrella de Diego, Bea Espejo, Ángeles García, Ángela Molina, Javier Montes, Enrique Andrés Ruiz, Joaquín Jesús Sánchez y Juan José Santos.
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