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Esa luz que nunca se apaga

La cultura tecno protagoniza una exposición coral en La Casa Encendida de Madrid, que analiza el anonimato de la pista de baile y la temporalidad ambigua de la noche

Vista de 'You Got To Get In To Get Out', en La Casa Encendida.
Vista de 'You Got To Get In To Get Out', en La Casa Encendida.Bego Solís

Tal vez la pista de baile más grande del planeta funcionó en el centro del Tiergarten en Berlín, alrededor de la Columna de la Victoria. La rotonda y las calles adyacentes a la columna se transformaron en una suerte de carnaval electrónico y el tecno, en la banda sonora de la Alemania reunificada del Berlín de después del muro. Entusiasta, moderna y consagrada al placer y al baile, expresaba mejor que cualquier otra música el espíritu de comunión que agitaba el país y que pronto adoptó un formato global. Cosmopolita y posnacional, la electrónica desapega los sonidos de los grupos y los territorios y los hace circular generando mixturas con otras sonoridades. También empuja a la revalorización del movimiento corporal, la experimentación sensorial y el encuentro con el otro en el ritmo. Bailar tecno invita a la mímesis, a la exaltación individual, a la identificación colectiva, e invita a pensar la música como tiempo.

Sobre ello gira el proyecto You Got to Get In to Get Out, comisariado por Carolina Jiménez y Sonia Fernández Pan en La Casa Encendida de Madrid. El título también es un remix: recupera el lema de la carroza del club Tresor durante la Love Parade de 1991 y altera una de las frases de Miguel Ángel del Ser, bajo el nombre de Piscolabio, para un programa mensual en la estación de radio madrileña Svala Radio. Son solo las primeras citas en un proyecto muy referencial, empezando por la experiencia de ambas comisarias en múltiples pistas de baile, y acabando por los diferentes ensayos críticos que recoge el libro editado para la ocasión. Un buen manual que se suma a los recientes Techno Rebels (Alpha Decay) y Erótica techno (Altre), el catálogo de una muestra que conectaba la música con la arquitectura, que pudo verse en Las Naves, en Valencia. Lejos de una visión histórica o sociológica, La Casa Encendida pone el foco en la escucha y el contacto para hablar de cosas más intangibles como la sensualidad del entorno, el uso de la luz y la oscuridad o las formas rituales de un cuerpo colectivo con un ritmo reiterativo. Lo mejor: la obra de Paula García-Masedo que replica unas vallas de acceso a las pistas de baile y toda esa arquitectura de club más allá de la arquitectura.

‘You Got to Get In to Get Out’. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 9 de enero de 2022.

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