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Arte para mostrar a la humanidad presa del bienestar

Con ‘Irreversible’, la escultora Bene Bergado invita a reflexionar ante la sobreexplotación de la tierra

Nicholas Dale Leal
'Trampa de Bienestar' de Bene Bergado en la bóveda central de la Sala Alcalá 31
'Trampa de Bienestar' de Bene Bergado en la bóveda central de la Sala Alcalá 31Guillermo Gumiel

Una nasa de pesca de tamaño humano abarca toda la longitud de la planta baja de la Sala Alcalá 31 desde el jueves. Se trata de la obra Trampa de Bienestar de la escultora Bene Bergado (Salamanca, 58 años), la pieza central de la nueva exposición de la artista. Irreversible —muestra que se podrá ver hasta el 25 de julio en el espacio gestionado por la Comunidad de Madrid—, hace referencia a los efectos medioambientales del actual modelo de producción global, y a las responsabilidades y opciones para afrontar un nuevo régimen climático. “Es posible salir deprimido de la exposición”, admite Bergado. “Pero las piezas en conjunto están enfocadas a generar preguntas, y siempre tienen un poco de esperanza también”.

El proyecto, en producción desde hace tres años, ha tenido en cuenta la arquitectura de la sala de exposiciones, que se encuentra debajo de la bóveda central del antiguo edificio del Banco Mercantil e Industrial, diseñado en 1945 por el gallego Antonio Palacios. La enorme red, que ocupa toda la parte central, fue hecha especialmente para este espacio y sugiere la idea de no retorno que se da a raíz del bienestar asegurado por el actual modelo de producción.

Dentro de la nasa hay una serie de cuerpos —“seres durmientes, un poco atontados”—, rellenos de plásticos de deshecho, pero también de semillas. “Representan a la humanidad atrapada en este sistema. Son como cápsulas del tiempo que hacia el futuro muestran cómo vivimos ahora, pero también contienen la esperanza de que se puede revertir”, explica Bergado frente a la monumental escultura.

Además, hay ocho altavoces dentro de la parte cúbica de la nasa, por dónde teóricamente entraría la presa, conectados a ocho micrófonos que cuelgan del esqueleto de la trampa de pesca. “Son como una pizarra sonora y simplemente recogen la voz de la gente en el lugar, pues no se entra físicamente a la trampa del bienestar, se entra a través del discurso”, explica la artista.

En las dos largas paredes que corren en paralelo a la bóveda central cuelga la serie Filtros: 10 cuadros monocolores de un metro por un metro, también hechos especialmente para este proyecto. Los lienzos en sí están recubiertos con tejidos de protección electromagnética, que crean cajas de aislamiento y representan una especie de escudo contra los efectos dañinos del modelo de producción y consumo basado en los procesados.

Sin embargo, los cuadros están intercalados por definiciones de algunas palabras y conceptos que Bergado considera claves en la reacción a esos efectos a escala global. Ideas como “soberanía alimentaria” o “greenwashing”, presentan diferentes caras de las tendencias “verdes”, que se vuelven cada vez más populares en todo el mundo. Estas impresiones a primera vista parecen sacadas directamente del diccionario, pero ante una inspección más cercana se puede ver que han sido ligeramente modificadas por la artista. La combinación de los lienzos y las definiciones hacen que el conjunto de la obra represente, “más bien, un símbolo de protección que una protección real”, añade Bergado.

La artista Bene Bergado frente a las estanterías de 'Gliptoteca II'
La artista Bene Bergado frente a las estanterías de 'Gliptoteca II'Guillermo Gumiel

Desde hace años, la obra de esta artista pone de relieve un compromiso creativo para agitar consciencias ante un modelo social que camina impasible hacia la destrucción de los territorios. Precisamente, los pasillos de la primera planta que rodean la bóveda central están ocupados por piezas que recorren la trayectoria de la artista desde 1990. Aunque las obras más antiguas tienen temáticas diferentes, rápidamente las alusiones a las deficiencias del modelo productivo, energético y de consumo se vuelven más constantes.

Limbo atemporal

La pieza Gliptoteca II hace el recorrido de manera literal. Es una retrospectiva construida a partir de la ordenación en unas estanterías de estética industrial de 54 obras de diferentes épocas. Las piezas parecen estar en “un limbo atemporal”, pues están en desorden y sin etiquetar claramente. Además están acompañadas de otros elementos, herramientas o material complementario que entran en un diálogo fragmentado. En la última estantería hay una selección de libros que han formado el pensamiento de Bergado, como un tratado sobre la historia del plástico, que la ha llevado a cuestionar los procesos de producción, o un libro escrito por Masanobu Fukuoka, un agricultor de permacultura japonés, que la llevó a apreciar los equilibrios naturales y cuestionar los procesos intensivos dependientes de aditivos.

Esta última reflexión también se puede ver claramente en la obra Prospecto, que es una proyección del listado de aditivos alimenticios aprobados por la Unión Europea que recorren la pantalla como si se trataran de créditos cinematográficos. Los complicados nombres químicos de las sustancias producen una incomodidad inevitable y hacen cuestionar lo que normalmente consumimos sin pensarlo dos veces.

Finalmente, una serie de trampas de caza de animales a escala humana cierra la muestra, en una especie de narrativa circular. Son media docena de jaulas que Bergado empezó a producir hace aproximadamente una década, y que, al igual que Trampa de Bienestar, aluden a una humanidad atrapada por su propio modelo de vida. La artista advierte que se puede salir deprimido o no de la exposición, pero lo que es seguro es que se sale inquieto.

Obras de bronce que hablan de permanencia

En varias obras de la exposición Bergado utiliza el bronce para hacer pequeños elementos hiperrealistas complementarios. En las trampas de la primera planta, por ejemplo, hay lo que parece claramente una cáscara de mandarina, una col o unas cajas de cartón, pero hechas de bronce. Otra pieza, Descomposición, que a simple vista es una pila de varias cestas con pedazos de lechuga y plásticos dentro, está hecha completamente de este metal. Este juego con los materiales de su obra y el contenido enfrenta la permanencia de nuestros efectos sobre la tierra con nuestro efímero paso sobre ella.

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Sobre la firma

Nicholas Dale Leal
Periodista colombo-británico en EL PAÍS América desde 2022. Máster de periodismo por la Escuela UAM-EL PAÍS, donde cubrió la información de Madrid y Deportes. Tras pasar por la Redacción de Colombia y formar parte del equipo que produce la versión en inglés, es editor y redactor fundador de EL PAÍS US, la edición del diario para Estados Unidos.

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