Patricia Esteban: “El cuento y la novela juegan en otra liga”
La autora imagina un universo de cuentos de hadas solo para adultos en ‘Ni aquí ni en ningún otro lugar’
Patricia Esteban (Zaragoza, 1972) lleva años cultivando el arte del relato aunque también ha publicado una novela, Las madres negras. Ahora regresa al universo de los cuentos de hadas que solo pueden visitar los adultos con Ni aquí ni en ningún otro lugar (Páginas de Espuma).
¿Qué le hizo querer ser escritora?
La envidia que sentía cuando leía algún texto ajeno que me arrastraba con él al fondo de una página.
¿Qué tres ingredientes no deberían faltar en el relato ideal?
La atmósfera que envuelve al lector, una verdad secreta, los silencios elocuentes, cargados de sentido.
¿Cómo podemos recuperar de adultos la emoción que nos provocaban en la infancia los cuentos de hadas?
No la perdemos, está encerrada en alguna mazmorra remota, solo hace falta liberarla con una nueva lectura.
¿Dónde se halla ese enclave que no está ‘Ni aquí ni en ningún otro lugar’?
Es un país al que se llega sin pasaporte, a lomos de un corcel invisible, si aceptamos el reto de acercarnos al “érase una vez”.
¿Qué nos enseñan los cuentos que no podamos aprender de una novela?
Que no puede sobrar una coma y que a veces bastan seis páginas para contener un mundo inolvidable.
¿De dónde nace la chispa que enciende un cuento?
De múltiples antorchas: una charla de desconocidos, una frase de un libro, un recuerdo que reaparece de pronto.
Escribir cuentos, ¿sirve de entrenamiento para escribir una novela?
No. Son deportes distintos. El cuento juega su propia liga, en un estadio distinto.
¿Qué cuentista poco conocido o conocida recomienda?
La inquietante Armonía Somers, por sus oscuros cuentos de no hadas.
¿Cuál es el peor defecto del mundillo literario español?
La falta de curiosidad hacia lo que otros hacen en la periferia de ese mundillo literario.
¿Tiene alguna manía, ritual o reticencia a la hora de sentarse a leer un libro?
Leo armada de un bolígrafo y un café con leche, o dos.
¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir?
Entre otros muchos, los cuentos completos, todos, de Silvina Ocampo.
¿Qué libro no pudo terminar?
El señor de los anillos. Lo intenté de verdad, pero nunca pude cruzar el umbral de ese mundo.
De no ser escritora le habría gustado ser...
Lectora rentista, una devoralibros subvencionada por un misterioso tío millonario de las Américas.
¿Cuál es la película que más veces ha visto?
Rebeca, de Hitchcock. Siempre que la ponen regreso a Manderley.
Si tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería?
La Sarabanda de Händel, tan oscura, que suelo escuchar mientras leo o escribo.
¿Qué está socialmente sobrevalorado?
La búsqueda de una felicidad tan eterna como postiza, plaga contagiosa basada en filtros y frases de taza.
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