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Risas, réquiems y la sombra de Wagner

La nueva temporada musical clásica arranca con cielos más despejados, pero aún lejos de la plena normalidad

Puesta en escena de 'La Cenerentola', de Rossini, con Fabio Capitunacci como Don Magnifico, en el Centro del Milenio de Gales (Cardiff) en octubre de 2018.
Puesta en escena de 'La Cenerentola', de Rossini, con Fabio Capitunacci como Don Magnifico, en el Centro del Milenio de Gales (Cardiff) en octubre de 2018.John Snelling (Getty Images)
Luis Gago

La programación cultural sigue al albur de las limitaciones que rijan en cada territorio en función de la evolución sanitaria. Tampoco afrontan igual el futuro quienes mantuvieron la maquinaria operativa y los motores en marcha durante la segunda mitad de 2020 y la primera de 2021, que quienes se vieron obligados a parar del todo o a mantener una actividad puramente testimonial o virtual. Las iniciativas sufragadas con fondos públicos parten también con ventaja con respecto a las que tienen un carácter estrictamente privado y dependen en gran medida de aportaciones externas y, sobre todo, de los ingresos por taquilla. Estas últimas son, por supuesto, las que lo han tenido más difícil y quienes hayan logrado sobrevivir se enfrentan aún a un futuro cuajado de interrogantes.

Es el caso, por ejemplo, de ABAO, la asociación bilbaína que mantiene viva la llama de la ópera en el País Vasco desde hace décadas y que se vio obligada a cancelar gran parte de su temporada anterior. La próxima arranca –de momento, teóricamente– el 23 de octubre con Les contes d’Hoffmann en una buena producción de la Ópera de Burdeos y dos excelentes cantantes en los papeles protagonistas: Michael Fabiano y Jessica Pratt. La ópera de iniciativa privada ofrecida con aforos muy reducidos es una ecuación irresoluble, por lo que aún es pronto para saber si en Bilbao podrá reemprenderse la actividad o habrá que seguir aguardando la llegada de tiempos mejores para la lírica.

Más fácil lo tiene el Teatro Real, espejo en el que se han mirado sus émulos de medio mundo durante meses por haber conseguido mantener sus puertas abiertas y no hacer mudanza aun en medio de la mayor desolación. Afronta, pues, la próxima temporada con todos los engranajes perfectamente engrasados y con la certeza de que nada puede ser peor que lo ya vivido. Quizá por ello levanta el telón con una comedia efervescente de Rossini, La cenerentola, en la puesta en escena de un deconstructor nato como es el director noruego Stefan Herheim. Y la hace seguir de otro título cómico, Partenope, de un compositor que acumula una racha ininterrumpida de éxitos en el teatro de la Plaza de Oriente: George Frideric Handel. La bien conocida y premiadísima producción de Christopher Alden da también la vuelta al original como un calcetín, por lo que cabe augurar entretenimiento, risas y sorpresas en abundancia tras el aluvión de dramas de los últimos meses en la Plaza de Oriente.

En Barcelona, el Gran Teatre del Liceu abre temporada con la Ariadne auf Naxos que se estrenó en el Festival de Aix-en-Provence en 2018, con dirección de Katie Mitchell, aunque su propuesta más novedosa es un War Requiem de Britten escenificado por Daniel Kramer que se estrenará el 21 de octubre. El Palau de les Arts de Valencia abre el fuego con otro réquiem estrenado en el festival provenzal, el de Mozart tal como lo imaginó Romeo Castellucci en 2019, que cayó el año pasado al precipicio de las cancelaciones. En noviembre apuesta por Un avvertimento ai gelosi, una farsa giocosa de Manuel García, cuya hija Pauline Viardot será, en el bicentenario de su nacimiento, la gran protagonista del Festival de Música Española de Cádiz, que arranca el 8 de noviembre. Quienes hayan leído Los europeos, de Orlando Figes, y sepan de la riqueza del personaje no querrán perderse la celebración de la efeméride.

El director español Gustavo Gimeno hará dos debuts importantes: en el Teatro Real, con El ángel de fuego de Prokófiev, y al frente de la Filarmónica de Berlín en su sede de la Philharmonie el fin de semana del 7 al 9 de octubre. Será justo entonces cuando Seix Barral publicará en España Wagnerismo, el libro de Alex Ross que cuenta las apropiaciones, mitificaciones, transformaciones y deformaciones que experimentaron Richard Wagner y su música desde virtualmente el día de la muerte del compositor en Venecia en 1883. Tras el gran éxito cosechado por El ruido eterno, hay motivos sobrados para la expectación.

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Sobre la firma

Luis Gago
Luis Gago (Madrid, 1961) es crítico de música clásica de EL PAÍS. Con formación jurídica y musical, se decantó profesionalmente por la segunda. Además de tocarla, escribe, traduce y habla sobre música, intentando entenderla y ayudar a entenderla. Sus cuatro bes son Bach, Beethoven, Brahms y Britten, pero le gusta recorrer y agotar todo el alfabeto.

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