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El pianista caleidoscópico

El francés Benoît Delbecq, discípulo de Steve Lacy y Mal Waldron, construye cautivadoras piezas envueltas en curiosas dualidades

El pianista francés Benoît Delbecq, retratado en Nueva York.
El pianista francés Benoît Delbecq, retratado en Nueva York.John Rogers

Además de ser una de las improvisadoras más brillantes del momento, la pianista Kris Davis está dando pasos firmes en el ámbito discográfico independiente con su sello Pyroclastic Records. Un catálogo pequeño, aunque muy selecto, que se está posicionando en el jazz contemporáneo gracias a músicos como Craig Taborn, Eric Revis, Nate Wooley o Angélica ­Sánchez, siempre con álbumes arriesgados, pero de calidad aplastante. El último de ellos cierra cierto círculo para Davis: hace 15 años fue alumna del pianista Benoît Delbecq, y ahora ella ejerce de productora ejecutiva del nuevo álbum del francés. Ojo: no es una deuda saldada; la conexión musical entre Davis y Delbecq es enorme, y The Weight Of Light es un disco magistral, sin duda uno de los mejores del pianista.

Delbecq fue alumno, a su vez, del saxofonista Steve Lacy y del pianista Mal Waldron, dos maestros afines en quienes podemos encontrar muchas de las raíces de la música del francés (curiosamente, como solista, Delbecq está más cerca de Lacy que de Waldron, a pesar de la coincidencia de instrumento con este). Como Lacy, Delbecq es un artista totalmente comprometido consigo mismo. Dueño de un lenguaje único que lleva décadas desarrollando, su falta de concesiones lo relega inevitablemente a una audiencia especializada, o a la consabida etiqueta de “músico de músicos”, pero el pianista nunca ha dejado de crecer artísticamente.

El francés es un maestro del “piano preparado”, a base de alojar dentro del piano pequeños bloques de madera seca o diversos tipos de goma de borrar, para extraer diferentes tonalidades de las cuerdas o implementar sus cualidades percusivas. Su música, especialmente a piano solo, como en este álbum, es un caleidoscopio de patrones rítmicos y frases creativas, hasta el punto de llegar a parecer, por momentos, que uno está escuchando a más de un músico. Delbecq construye cautivadoras piezas envueltas en curiosas dualidades: la de las manos, con la derecha dibujando libre sobre la constancia de los magnéticos ritmos que produce la izquierda, o la de una extraña cualidad de su música: suena extremadamente erudita, incluso cerebral, y al mismo tiempo completamente libre y cálida.

portada 'The weight of light', BENOÎT DELBECQ

'The Weight Of Light'

Benoît Delbecq
Pyroclastic Records

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