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LIBROS | CRÍTICA DE 'EL DESAFORTUNADO'

El funcionario del mal

Ariel Magnus retrata con maestría literaria al prófugo nazi Adolf Eichmann

El desafortunado, de Ariel Magnus

Hay novelas recientes que parecen pensadas y escritas como un guion cinematográfico, compuestas en planos fílmicos; el lenguaje del que se sirven es sólo el necesario para montarlos; apenas hay descripciones ambientales ni tampoco psicológicas, y los personajes son estereotipos. De ahí que sean planas y prescindibles.

El desafortunado, del joven y ya veterano escritor argentino Ariel Magnus (Buenos Aires, 1975), en cambio, no te lleva al cine, sino al reencuentro con la literatura de calidad. El lenguaje es rico sin resultar sobrecargado, fluye rítmicamente, describe ambientes y lugares (Buenos Aires en los años cincuenta del siglo XX y algún paraje rural), y penetra en lo más hondo de la psicología del personaje central de la novela: el nazi Adolf Eichmann, un criminal que no mató a nadie por propia mano, pero que fue responsable de la muerte de millones de judíos.

Hannah Arendt, con su libro Eichmann en Jerusalén, convirtió a este nazi en estereotipo de “funcionario” que coopera en la perpetración de crímenes sin que ello suponga para él ningún cargo de conciencia. Lo describió como un tipo banal e incapaz de pensamiento propio, que actuó como una pieza más —aunque clave— del poderoso engranaje burocrático necesario para la liquidación de masas perpetrada por el III Reich alemán. Insatisfecho con esta visión de la inteligente pensadora, que despreciaba tanto al criminal nazi que no le concedía ni pizca de humanidad, Magnus ahonda más en la personalidad del burócrata asesino y propone un retrato literario que resulta más fidedigno. Eichmann se llama Ricardo Klement en la novela: tal era el nombre ficticio con el que se fugó a la Argentina de Perón, donde se acogía abiertamente a exmiembros de las SS y la Gestapo. Klement residió allí 10 años, al principio solo y después con su familia. Tenía trabajos regulares y vivió con tranquilidad hasta que fue descubierto por el Mossad israelí.

Esta novela eminentemente psicológica y de título tan irónico comienza el 26 de julio de 1952. Argentina llora la muerte de Evita, en Buenos Aires se han agotado las flores; justo ese día llega la esposa de Klement desde Europa, y el nazi quiere agasajarla con un hermoso ramo, pero no lo encuentra; hurta uno en el vestíbulo del caro hotel donde se aloja. Es un hombre tan mezquino como apañado. Su esposa trae consigo a los tres hijos del matrimonio, pero en Argentina Eichmann pasará por ser tío suyo.

El final de este genocida se conoce: en 1961 fue juzgado en Jerusalén y condenado a muerte; pero ¿qué pasó hasta entonces? ¿Cómo vivió? ¿Fue un inocuo hombre gris? ¿Tenía sentimientos, o era un nazi fanático?

Magnus, descendiente de judíos alemanes y cuya abuela materna sobrevivió a Auschwitz, retrata magníficamente al prófugo nazi. Con consumada maestría literaria lo pinta como seguramente era: un ser fatuo y campanudo, pagado de sí mismo y que encima se creía un “idealista”, pues estaba convencido de haber servido a un régimen cuyo fin último era el “perfeccionamiento de la humanidad”. Se jactaba de haber cumplido fielmente con las tareas que su führer le había asignado: la organización de los transportes de ganado humano hacia los campos de exterminio; y, mientras, aseguraba no tener nada personal contra los judíos, e incluso decía admirarlos por su inteligencia. Nunca se sintió culpable, no se arrepintió de nada. Hasta escribió sus memorias justificándose. Ariel Magnus destapa los trucos de aquel eficiente funcionario del mal que tanto daño causó con su necio “idealismo”. Y su excelente literatura lo vuelve pavorosamente real.

El desafortunado, de Ariel Magnus

El desafortunado 

Autor: Ariel Magnus.


Editorial: Seix Barral, 2020.


Formato: 268 páginas. 19 euros.


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