Lo que pudo haber sido y no fue
La compañía Teatro en Vilo regresa a los noventa para purgar sus sueños frustrados en ‘Hoy puede ser mi gran noche’
Teatro en Vilo irrumpió en la escena en 2012 con Interrupted, una comedia gestual espléndida, que hizo ya pensar que la compañía podría dar mucho de sí. Sus siguientes trabajos, sobre todo Generation Why y Man Up, confirmaron esa promesa. Noemi Rodríguez y Andrea Jiménez, sus fundadoras, han afianzado un estilo original, basado en un humor que parte de lo cotidiano para acabar desatando lo absurdo. Saben provocar la carcajada, pero también llevarla justo hasta ese momento en el que asoma la tragedia. A veces se detienen en ese punto y otras dejan que se desahogue la tristeza. Como los grandes clowns.
En su nuevo montaje, Hoy puede ser mi gran noche, brilla de forma especial esa doble intención tragicómica. Precisamente porque la obra juega con la realidad y la ficción como lo hace un clown: de la misma manera que este nunca es un personaje ficticio, sino que se construye sobre la propia personalidad del intérprete, quien se presenta aquí en escena no es un personaje sino una actriz con su nombre y apellidos, Noemi Rodríguez, que comparece además acompañada de su hermana de verdad, Darlene, para contar su historia familiar: la decoración de su casa en Galicia cuando eran pequeñas, recuerdos de cuando imitaban a las Azúcar Moreno, lo que les gustaba ver en la tele y, sobre todo, las andanzas de su padre como cantante de una orquesta de verbena. No solo lo cuentan, sino que lo escenifican, imitan al padre, a sí mismas de niñas y a los artistas de la época, desde Sergio Dalma hasta Freddie Mercury a dúo con Montserrat Caballé, como si fuera un revival de los noventa. El público se parte de risa.
Pero la obra no es un simple ejercicio de nostalgia. La historia toma hondura cuando Noemi cuenta que su padre la llevó en coche a Madrid para presentarla al casting del concurso de televisión Lluvia de estrellas —recuerden, presentado por Bertín Osborne— y cómo aquello acabó mal. Y cómo otros sueños familiares y personales se truncaron después. Y los de aquella España de los noventa eufórica con los Juegos Olímpicos y la Expo. Y seguro que afloran también muchos entre los espectadores. Llorarlos juntos en un teatro como propone este montaje es liberador, pues no hay pena más universal que esa que nace de lo que pudo haber sido y no fue.
Hoy puede ser mi gran noche. Dramaturgia y dirección: Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez. Teatro Josep Carreras de Fuenlabrada (Madrid), 27 de noviembre (retransmisión en directo en la plataforma digital del Festival de Otoño de Madrid). Teatro Fernán Gómez de Madrid, del 17 al 28 de febrero de 2021.
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