Paro e inflación al alza, una combinación amarga
Definitivamente, el recién terminado segundo trimestre del año ha resultado bastante peor de lo que podíamos imaginar al comienzo del mismo. El avance del IPC armonizado llevó la inflación de junio por encima del 5% y, lo que es peor, la interminable escalada del precio del petróleo [gráfico superior izquierdo], de no remitir, amenaza con situarla por encima del 5,5% en agosto y septiembre (4,5% en la zona euro).
Ello tiene múltiples consecuencias negativas. La más inmediata, que provoca la sensación de crisis y ahoga a los consumidores y empresas, es la pérdida de poder adquisitivo, que puede llegar al 2% en el año. Visto esto mismo desde un punto de vista macroeconómico, nuestro abultado déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente aumentará este año dos puntos porcentuales del PIB, hasta el 12%, por la subida del petróleo y materias primas. Es decir, los desequilibrios y el endeudamiento, en vez de reducirse, que es lo que sucede en las fases cíclicas recesivas, siguen aumentando.
Los tipos seguirán subiendo salvo que se produzca el 'milagro' de un petróleo a 90 dólares
Si se confirman los datos del paro, el crecimiento trimestral del PIB habrá sido nulo o negativo
Otra consecuencia es la subida de los tipos de interés para cortar las expectativas inflacionistas que acordó el jueves el BCE. Por cierto, no sé por qué algunos han interpretado de las palabras del presidente del BCE que no va a haber más subidas de tipos. Si la inflación se va al 4,5% en la zona del euro, ¿quién puede creerse que con una sola subida de 25 puntos básicos se cortan las expectativas inflacionistas? No nos engañemos, los tipos seguirán subiendo, a no ser que se produzca el milagro de que el petróleo se de la vuelta y descienda a los 90 dólares con que comenzó el año. O bien, que se produzca otro milagro, que los Gobiernos de la zona euro, con el español en primera línea, lleven a cabo reformas en los mercados de trabajo y de bienes y servicios para flexibilizar los procesos de formación de precios y salarios, evitando que se produzcan los temidos efectos de segunda ronda sobre la inflación.
Más consecuencias: las cláusulas de salvaguarda de los convenios colectivos volverán a dispararse este año, los costes laborales aumentarán por encima del 5% -bastante más de lo que lo harán en la zona euro- y las empresas seguirán perdiendo competitividad. Éste es un tema muy serio que alguien debería detener, pues si no nos encaminamos a un suicidio económico colectivo. Cuando la inflación sube por el alza de los precios de los productos que importamos (petróleo y otras materias primas), no se puede pretender mantener el poder adquisitivo.
Si en el frente de los precios las cosas se complican, en el del empleo, que es más importante, también. Los datos de afiliados a la Seguridad Social de junio fueron pésimos y peores de lo previsto, quizás por los efectos de la huelga del transporte. En términos desestacionalizados y utilizando los datos de afiliación media diaria se produjo una disminución mensual de 93.500 afiliados, la mayor en lo que va de año [gráfico superior derecho]. El sector de la construcción cargó con más de la mitad de esta cifra, pero también el resto de sectores en conjunto muestran pérdidas de empleo por segundo mes consecutivo. El número medio de afiliados en el segundo trimestre se ha reducido un 0,5% (2,3% en términos anualizados) respecto al trimestre precedente, y la tasa interanual ha caído del 1,7% al 0,5%. Si la EPA, como es usual, confirma estos datos, ello significa que el crecimiento trimestral del PIB habrá sido nulo o ligeramente negativo, como venimos anunciando en esta página desde hace dos meses, y la tasa interanual se habría reducido del 2,7% en el primer trimestre al 1,6% o 1,7% en el segundo.
Coherentemente con esta evolución del empleo, el paro registrado volvió a aumentar notablemente en junio, concretamente en 70.800 personas en términos desestacionalizados [gráfico inferior izquierdo]. Tras conocer estos datos, no me extraña que al ministro de Trabajo le parezcan razonables las previsiones de paro de la OCDE para España, que dan un 9,7% de la población activa para 2008 (media anual) y 10,7% para 2009. Seguro que a él le salen más altas. A mí me dan un 10,5% para este año y 12,5% para el próximo. Al que esto le parezca mucho, que haga sus propios números.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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