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Descubiertos un ratón anfibio y otras 26 especies nuevas para la ciencia en Perú

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Descubiertos un ratón anfibio y otras 26 especies nuevas para la ciencia en Perú

Una expedición de Conservación Internacional documenta especies inéditas en el bosque del Alto Mayo, un paisaje de la Amazonia peruana dominado por humanos

Durante 38 días, Yulissa Tiwi, una joven awajún, se adentró en la niebla del Alto Mayo, un bosque en el norte de Perú. Sus manos, aclimatadas al roce con la humedad, apartaron con esmero las hojarascas y los troncos caídos una y otra vez. Buscaba algo tan pequeño que cualquiera podría pasar por alto. A su lado, los biólogos hacían lo mismo. “Páki”, murmuró al encontrar la rana, dándole el nombre que siempre ha tenido en su lengua indígena. Para ella, esa diminuta criatura no era un enigma. “Nuestros ancestros, nuestros abuelos, siempre nos hablaban de ella”, recuerda. “Pero tenerla enfrente fue muy emocionante”.

Esa rana es solo una de las 27 nuevas especies para la ciencia que una expedición de Conservación Internacional descubrió en el Alto Mayo, un paisaje de 780.000 hectáreas en San Martín, un departamento peruano dominado por la expansión de la agricultura, la pesca ilegal y otras amenazas humanas.

Aunque los awajún ya sabían de estas criaturas, para la ciencia este es un hallazgo extraordinario. “Nosotros conocemos las especies que habitan dentro del bosque, pero no sus nombres científicos”, explica Tiwi, originaria de Alto Naranjillo, una de las comunidades awajún que forman parte de este paisaje amazónico. Durante la travesía, aprendió a registrar ubicaciones en GPS, medir y pesar a los anfibios y, en ocasiones, a practicar eutanasia para su análisis en laboratorio. “No pensaba que fuéramos a ver tantos. Lo más sorprendente fue que en mi comunidad encontramos más anfibios que en cualquier otra”.

En 2022, un equipo de 13 científicos y siete asistentes awajún emprendió la evaluación biológica rápida (RAP, por sus siglas en inglés) de uno de los territorios más deforestados de la Amazonia peruana. Equipados con cámaras trampa, sensores bioacústicos y otras tecnologías, exploraron hasta siete tipos de bosques del Alto Mayo, que van desde los 570 hasta 2230 metros de altitud, en busca de plantas, peces, reptiles, anfibios, aves, mamíferos, mariposas y escarabajos.

En total, se registraron 2046 especies, entre ellas un ratón anfibio del género Daptomys, con dedos adaptados al agua, y tres nuevos anfibios: una rana de boca estrecha, otra del género Pristimantis y una salamandra arborícola. También encontraron ocho peces, 10 mariposas y dos escarabajos peloteros. Otras 48 especies están a la espera de análisis que podrían confirmar también su novedad para la ciencia.

“Descubrir cuatro nuevos mamíferos en cualquier expedición es sorprendente, pero encontrarlos en un bosque con una significativa población humana es extraordinario”, afirma Trond Larsen, líder del Programa de Evaluación Rápida de Conservación Internacional. Desde 1990, el programa ha registrado más de 1400 especies inéditas en sitios críticos en todo el mundo. “Estos hallazgos nos ayudan a mapear las zonas con mayor potencial para conservar o restaurar biodiversidad”.

Un corredor para conservar

El Alto Mayo es un mosaico de alta biodiversidad donde coexisten comunidades nativas, ciudades y asentamientos de colonos. Sin embargo, menos del 10% del paisaje permanece intacto y los procesos de defaunación —reducción de animales— son muy graves, según la evaluación.

En el territorio se encontraron al menos 49 especies amenazadas, para la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), incluyendo dos primates en peligro crítico: el mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda) y el mono tocón (Plecturocebus oenanthe), endémico de San Martín.

De ahí que el objetivo de la evaluación científica era recopilar datos que permitan crear un corredor de conservación para conectar dos áreas protegidas clave: el Bosque de Protección Alto Mayo y el Área de Conservación Regional Cordillera Escalera. Además, se busca integrar otras zonas protegidas cercanas a San Martín y Amazonas. “La ciencia siempre ha estado en la base de la conservación”, explica Diego Dourojeanni, experto de Conservación Internacional en Perú. “Este tipo de evaluaciones nos permiten identificar de manera ágil las características de biodiversidad más saltantes de un área y tomar mejores decisiones sobre su manejo y conservación”.

En las últimas tres décadas, Conservación Internacional ha llevado a cabo 73 evaluaciones de este tipo en el mundo. En Perú, varias de ellas han resultado en la creación de áreas protegidas emblemáticas como Tambopata, Vilcabamba y la Cordillera del Cóndor. El corredor propuesto en el Alto Mayo podría sumarse a esta lista.

“Muchas comunidades alrededor del área protegida, pese a estar en territorios intervenidos, aún conservan fragmentos de bosque primario”, sostiene Dourojeanni. “Conocer lo que albergan sus bosques es el primer paso para diseñar un corredor de conservación que permita la supervivencia de esta biodiversidad”.

Esta evaluación trae un nuevo enfoque en la conservación de la biodiversidad, según el experto. Lejos de centrarse en áreas prístinas y poco habitadas, el corredor propuesto incluye comunidades nativas y zonas ocupadas por colonos, ciudades y pueblos.

Para Yulissa Tiwi, estos hallazgos pueden cambiar la conexión entre su pueblo awajún y su entorno. “Ahora sabemos cuántas especies existen, qué importancia tienen y dónde habitan. Es algo que tal vez no conocíamos en términos científicos, pero que siempre hemos sentido en nuestra relación con el bosque”, reflexiona. Sin embargo, también reconoce un desafío: “A veces, como pueblo, no pensamos en el futuro. Nos centramos en el presente. Pero ahora, con tanta deforestación, estamos perdiendo especies, y con ellas, nuestra cultura, nuestra identidad”.

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