El éxodo silencioso de Haití: lanzarse al mar en busca de esperanza frente al caos
La violencia extrema y la pobreza en Haití continúan impulsando la salida de balseros. A ello se suma la incertidumbre por las deportaciones de República Dominicana y el probable fin de los permisos humanitarios en EE UU con la llegada de Trump
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El fenómeno de los balseros haitianos representa una de las crisis migratorias más devastadoras de América Latina y el Caribe, con miles de personas arriesgando sus vidas en frágiles embarcaciones para escapar de la violencia, pobreza y desesperanza en Haití. Aunque, como la propia crisis del país, a menudo pasa desapercibida en medio de los conflictos mundiales. Un caso emblemático de esta tragedia silenciosa es la desaparición del rapero Wens Jonathan Désir, conocido como MechansT, que, tras pagar 8.000 dólares para intentar llegar a Estados Unidos, dejó de comunicarse con su familia en julio pasado y desde entonces no se ha vuelto a saber de él, un suceso que simboliza los peligros que enfrentan los haitianos en las rutas marítimas ilegales.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2023 al menos 470 migrantes murieron o desaparecieron en el Caribe, muchos de ellos haitianos. Las embarcaciones, sobrecargadas y en malas condiciones, no soportan las duras condiciones climáticas del mar. En julio de 2024, un barco con migrantes haitianos se incendió frente a Cabo Haitiano, dejando 40 muertos y varios heridos graves. Según Grégoire Goodstein, de la OIM, la violencia extrema y la falta de alternativas legales han llevado a más haitianos a recurrir a medidas desesperadas.
El riesgo mortal de los migrantes haitianos
Los altos costos de renovar pasaportes y conseguir visas, sumado a la falta de alternativas legales para migrar ha hecho que muchos haitianos recurran a redes de tráfico humano que prometen llevarlos a Estados Unidos por sumas exorbitantes. Según declaraciones de familiares, los traficantes cobran entre 3.000 y 5.000 dólares por persona por trayecto, en un país donde el salario mínimo es de poco más de 116 dólares mensuales.
En un intento de abordar la migración irregular, la administración de Joe Biden en Estados Unidos lanzó un programa humanitario para haitianos, cubanos, venezolanos y nicaragüenses del que se beneficiaron más de 531.000 ciudadanos de esos países, entre ellos 211.010 haitianos
Sin embargo, la demanda superó con creces la oferta. Y aunque fue útil para muchos, no frenó el creciente flujo migratorio. Además, el presidente electo Donald Trump —muy crítico con este sistema— ha prometido acabar con él. Mientras tanto, las deportaciones aumentaron un 46% solo en marzo, alcanzando a más de 13.000 haitianos ese mes, el último del que la OIM obtuvo datos antes de tener que abandonar el país.
La implementación de los programas de permisos humanitarios, conocidos como parole, en Estados Unidos ha reducido las intersecciones netas en la frontera, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Un análisis del historiador y experto en migración haitiano Michel Soukar mostró que alrededor del 75% de los registros de haitianos por ese organismo corresponden a encuentros únicos, lo que sugiere que la mayoría de los migrantes intentaron cruzar sin autorización.
“Aunque no todos los encuentros únicos se traducen en admisiones, las cifras fueron similares para los países beneficiados por el parole. Además, muchos migrantes de estos países lograron demostrar temor creíble, facilitando su ingreso legal”, afirma el historiador. Su análisis concluye que el parole redujo los intentos de cruce ilegal, al ofrecer una alternativa regulada y permitir un mejor entendimiento de los patrones migratorios.
Un éxodo bajo fuego
Haití ha estado sacudido por la violencia durante años, con bandas armadas luchando por el control del territorio. En febrero de 2024, las pandillas lanzaron ataques coordinados en la capital, Puerto Príncipe, tomaron comisarías de policía, bloquearon vías clave y abrieron fuego en el aeropuerto principal. Esta escalada de violencia ha obligado a más de 700.000 haitianos a desplazarse dentro del país, según datos de la ONU.
En medio de este contexto, mientras unas vías de migración se cierran —como la terrestre de los haitianos que se desplazaron al sur del continente y pusieron rumbo a Estados Unidos— otras se abrieron, como el parole en Estados Unidos, aunque este parece tener los días contados. En 2021, el 61 % de los migrantes que cruzaron el tapón del Darién eran haitianos. Para 2023, esa cifra se redujo al 9%, mientras Haití continuó enfrentando violencia de pandillas, inestabilidad política y desastres naturales recurrentes. A pesar de la disminución de migrantes haitianos en esta ruta, el impacto de las crisis internas del país se mantuvo visible en otros contextos migratorios.
En República Dominicana, las autoridades anunciaron el 2 de octubre un plan para deportar a más de 10.000 haitianos semanales a partir de esa fecha, con lo que se podrían duplicar las cifras actuales de expulsiones en un año. Hasta ahora, se han reportado más de 50.000 haitianos deportados desde territorio dominicano. Según datos oficiales, hay 495.815 haitianos en el país vecino.
Por su parte, Donald Trump ha calificado el uso del parole humanitario como un “escandaloso abuso” y ha advertido que expulsará a cientos de miles de migrantes que ingresaron a EE UU bajo los programas impulsados por Biden. La posible eliminación de estas políticas genera preocupación entre los haitianos que, en este contexto, se quedan en medio de una crisis rampante y sin salvavidas.
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