Ferni de Gyldenfeldt, la voz disidente del folklore argentino
Un tradicional festival tuvo que cambiar sus categorías de género a partir de una denuncia de la cantante trans no binaria. Su historia marcó el camino de otras artistas disidentes en el ambiente tradicionalista de la música de raíz argentina
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Hacer historia en el Festival Nacional de Folklore de Cosquín no es tarea sencilla. El público tiene fama de exigente y su escenario es sinónimo de prestigio y tradición. Desde su primera edición, en 1961, recibió a grandísimos emblemas de la música de raíz argentina, como Atahualpa Yupanqui, Ariel Ramírez, Los Chalchaleros, Jorge Cafrune y Mercedes Sosa.
Luego de más de 60 años de la primera edición, la cantante trans no binaria Ferni de Gyldenfeldt provocó una pequeña revolución en el festival, quedó en la historia y sirvió como inspiración para colegas que reclaman su espacio en los encuentros más tradicionales. “Soy una artista disidente. A veces, digo cantora, ese término hermoso que acuñó Mercedes Sosa. Me parece importante posicionarme desde un lugar de activista”, se define Ferni en una tarde de cielo plomo en el barrio de Saavedra en la ciudad de Buenos Aires.
Su nombre cobró gran relevancia en 2021, cuando participó del Pre Cosquín, la competencia de nuevos talentos que luego viajan a Cosquín (Córdoba) para actuar en el festival. Ferni se anotó para participar en el “Rubro Solista Vocal Femenino”. Tuvo una actuación brillante.
“Cuando apareció, nos rompió la cabeza a los tres miembros del jurado. Usamos planillas en las que calificamos la voz, la interpretación y otros aspectos de la actuación. En todo tenía un diez. Nos sorprendió no sólo por la técnica y el talento impresionante sino también por la forma de decir”, recuerda Marián Farías Gómez, jurado, cantante y exintegrante del mítico grupo Los Huanca Hua.
Aunque Ferni fue la ganadora indiscutida, la comisión organizadora de Cosquín planteó un “problema”. Ferni se había anotado como solista femenina, pero en su documento figuraba con nombre de varón. Le sugirieron que se presenta en el rubro “Solista Vocal Masculino”. Ella rechazó el ofrecimiento e hizo una denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
En pocas horas, la organización del Festival de Cosquín tuvo que modificar su estatuto histórico. A partir de su denuncia, ahora sólo existe el rubro Solista Vocal. Y Ferni pudo cumplir un sueño artístico: cantar en Cosquín.
“El folklore argentino, como muchas otras músicas populares, se forjó en otro siglo. Fue enraizado y sostenido fuertemente por un binarismo hombre-mujer. En nuestra música, el varón zapatea y la mujer usa pollera. Incluso hoy sucede en el Festival de Cosquín. ¿Cómo no iba a ser disruptivo que apareciera una persona con barba, un vestido y maquillada? Queremos el lugar de lo legítimo. Somos personas legítimas y podemos serlo como intérprete de la música popular. Es hermoso que se revise nuestro acervo, nuestra herencia y nuestro legado”, dijo la artista, que estudió canto lírico en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de Buenos Aires.
Su propuesta artística va más allá del folklore argentino. Con su hermana gemela creó la Ópera Queer, con arias y dúos de cámara, zarzuelas y música popular. A través de su interpretación, le da voz a poetas que tienen una propuesta disidente respecto del folklore tradicional. Participó de Brotecitos, un cancionero que recopila obras compuestas por artistas travestis, trans y no binarias, que puede descargarse de manera gratuita y se distribuye a 300 instituciones de formación musical. Aunque la recepción en Cosquín fue cálida, Ferni cuenta que tenía sus temores.
“Hay un público que abraza esta propuesta. Lo hizo desde el primer momento en Cosquín. Me escucharon en silencio y, cuando terminamos de cantar una zamba, llegó una ovación que todavía recuerdo y me estremece el cuerpo. Yo sabía que podía darse vuelta todo y venir un ‘puto de mierda’ desde el público. Pero no pasó y no permití que esa sensación me invadiese”, agrega.
El triunfo de Ferni en la conquista de derechos no es solitario. Su lucha forma parte de una larga tradición argentina de movimientos feministas y transfeministas, con activistas como Diana Sacayán y Lohana Berkins, entre muchas otras, que trabajaron incansablemente por hacer visible lo que la sociedad quería invisibilizar. Entre esas voces silenciadas y relegadas, están las de las personas trans en el mundo del folklore. Hay muchas otras que no pueden permitirse la posibilidad de dedicarse al arte, en un país en el que el promedio de vida estimado de las mujeres trans y travestis es de 35-40 años.
“Ferni es una gran cantante y muy formada, que tuvo posibilidades de abrazo en su seno familiar desde chica. Lo recalco porque solo ese primer abrazo es el fundante para tener enormes posibilidades o estar a la deriva sin derechos. Yo también tuve ese abrazo y eso nos posibilitó ahondar en el arte a la edad que otras tienen que negociar con su cuerpo para sobrevivir”, dijo Susy Shock, poeta, cantante y activista trans pionera, que comparte con Ferni un programa en Radio Nacional Folklórica.
Camino compartido
El año pasado, algunos meses después de la incursión de Ferni en Cosquín, se formó Colectiva Folk PluriDiversa, una organización de hacedores culturales que buscan visibilizar las diversidades en el folklore. Allí están Nahuel Quipildor, Susy Shock, Valen, Lorena Carpanchay, LeGon Queen, Bigsofty y la propia Ferni, junto a artistas que buscan su espacio e impulsan la creación de una nueva poética en la música folklórica.
“En un momento, el Nuevo Cancionero fue un movimiento del folklore que se centró en la vida de hombres y mujeres, cuando antes se hablaba sólo de lo paisajístico. Así como ese fue un gran cambio, queremos ahora hablar de las diversidades y de las disidencias. Ponerle palabras a todo. Estamos forjando una nueva poética del folklore. Y yo me siento cantora de ese movimiento. Ojalá lo conozca cada vez más gente y nuestro arte sea difundido”, afirma Ferni.
Mónica Abraham, cantante e integrante del jurado que calificó a la artista no binaria, cree que su historia “movilizó conceptos” y ayudó a romper algunos paradigmas del folklore tradicional. “Vienen generaciones nuevas, que tienen otras formas de ver la vida. Si no lo asumimos, vamos a quedar obsoletos en nuestro pensamiento y en nuestra filosofía. Yo misma, por momentos, me encontré siendo tradicionalista y repitiendo algunos mandatos culturales que tenía internalizados. Ferni vino a despertarnos a todos con su actitud. Y yo se lo agradezco”, dijo Abraham.
La última hora de la tarde cae, pesada y lluviosa, en Saavedra. Ferni toma algo en un bar. Mueve las manos. Mueve el cuerpo cuando quiere explicar algo y las palabras no bastan. Se vienen los últimos meses de un año intenso, que la llevó a actuar en La Rioja, La Plata, Salta y muchas localidades de Buenos Aires. Sueña con una gira internacional. Todo es autogestionado, con una construcción artesanal del público y un trabajo silencioso. “El ejercicio de pensar un folklore que abarque a las diversidades”, le gusta decir.
Habla de hacer valer su trabajo y de recibir una remuneración justa; habla de las batallas ganadas y de las que vienen, a raíz del triunfo del ultraderechista Javier Milei en las elecciones presidenciales. “La gente votó una opción vinculada con el negacionismo de la última dictadura, la violencia y la idea de exterminar a la persona que piensa distinto. Imaginate lo asustadas que estamos. Se ponen en riesgo los trabajos en el Estado, los cupos laborales de las personas travesti-trans y nuestras identidades. Queda la resistencia como un aire de esperanza”, analizó sobre la llegada del economista liberal al poder.
Y deja, al final, una frase que suena como una bandera: “A nosotras nada nos viene sin lucha. Yo quiero vivir y estar a la altura de la libertad de este siglo”.
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