_
_
_
_
En colaboración conCAF
Espacio
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Un congreso espacial centroamericano? Sí, ha leído bien

El primer Congreso Espacial Centroamericano, que se celebra esta semana en Costa Rica, demuestra que en la región hay talento para lanzar satélites espaciales pequeños y científicos que ya participan en el diseño, la manufactura y soporte de misiones espaciales

NASA Congreso LATAM
La costarricense Sandra A. Cauffman en la NASA.

EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.

¿Sabía usted que hay una ingeniera costarricense que es directora adjunta de la División de Astrofísica de la NASA; que una microbióloga de 25 años es la creadora de la primera startup espacial de Guatemala, enfocada en proveer tecnologías de bajo costo para la investigación espacial, o que un astronauta de origen salvadoreño está a punto de batir el récord como la persona que más tiempo ha pasado en el espacio exterior? En una región donde parece que solo se originan noticias desesperanzadoras, un encuentro aeroespacial pretende demostrar esta semana que, más allá de la pobreza, los brotes de violencia, el autoritarismo y la corrupción, Centroamérica también tiene talento para lanzar satélites espaciales pequeños e ingenieros y científicos que ya participan en el diseño, la manufactura y soporte de misiones espaciales.

El primer Congreso Espacial Centroamericano (CEC2023), que se celebra en San José (Costa Rica) del 12 al 14 de septiembre, pretende esta semana inventariar piezas y calentar motores para el desarrollo de Centroamérica. Sin eludir las limitaciones que tiene la región, el evento está diseñado como una intervención de esperanza basada en hechos y evidencia, con nombres y apellidos latinoamericanos. Para derribar la incredulidad casi cultural de que desde nuestros pueblos no se puede hacer carrera espacial, entre los conferenciantes, panelistas y expositores de abstracts (resúmenes científicos) destacan centroamericanos que ya son parte de agencias espaciales, de academias clave y de iniciativas privadas.

Entre los centroamericanos destaca la ingeniera costarricense Sandra Cauffman, directora adjunta de la División de Astrofísica de la NASA, donde la agencia estadounidense decide cuáles son las misiones, como el telescopio James Webb, que explora, por ejemplo, cómo funciona el Universo, cómo empezó o si hay planetas similares al nuestro.

Desde el ámbito privado, sobresale el astronauta costarricense y hoy empresario Franklin Chang-Díaz, quien creó un motor de plasma para propulsión de vehículos espaciales que busca convertirse en una alternativa barata y eficaz como fuente de energía de propulsión para naves espaciales. La bioquímica Katherine Herrera, quien dirige la empresa Verne Technologies, la primera startup espacial de Guatemala, y él conversarán con otros propietarios de empresas espaciales centroamericanas sobre innovación y emprendimientos. Además, el estadounidense de origen salvadoreño Elías Solórzano explicará su conocimiento sobre geointeligencia y sistemas satelitales. Él trabaja en MDA, una empresa canadiense que es socia de la estación espacial.

El costarricense Andrés Mora, gestor de la idea que dio origen a este congreso espacial, hablará sobre robótica colaborativa y su participación dando soporte a los robots asistentes de la Estación Espacial llamados Astrobee, así como de la misión Biosentinel, cuya meta es medir los efectos de la radiación en el ADN de microorganismos para comprender mejor los riesgos que enfrentan los astronautas durante misiones de larga duración en el espacio.

Cuando Mora estudiaba en Costa Rica, el astronauta costarricense Franklin Chang-Díaz y su familia le tendieron la mano. Él le dio acceso a su laboratorio y a la NASA y lo recomendó para continuar sus estudios de posgrado. No hace falta explicar lo que esto significó para su carrera y su vida. Convencido de la necesidad de replicar la vivencia de conectar personas con oportunidades, Mora encontró en sus propios colegas y amigos como Leonora de Lemos —profesora y primera mujer certificada como cohetera de Costa Rica—, la complicidad necesaria para concretar este Congreso Espacial Centroamericano.

¿Se imaginan lo que es ser un colegial con sueños espaciales y poder sentarse a conversar de frente con figuras como el ingeniero de origen mexicano Carlos Fontanot, quien es el encargado de la adquisición, procesamiento, archivo, clasificación y distribución de video e imágenes fijas que toma la agencia espacial NASA desde la Estación Espacial Internacional? ¿Cuánta esperanza le puede despertar a una centroamericana de escasos recursos que una de las hispanas de mayor rango en la NASA le recuerde que “las condiciones en las que nacemos no determinan dónde o cómo acabamos”? En su infancia, Sandra Cauffman recuerda haberse “bañado” en el lavabo de una oficina prestada a su familia por “un buen samaritano” antes de irse a la escuela con el estómago vacío.

El programa de tres días, por supuesto, incluye también intervenciones de no centroamericanos que abordarán temas como el ciclo de vida de los llamados CubeSats (satélites pequeños y baratos), programas de aprendizaje virtual en la Estación Espacial, iniciativas de fomento a la participación femenina en la ciencia e ingeniería, así como la labor de empresas como Leolabs, que utiliza una red de radares de seguimiento de última generación para rastrear satélites, fragmentos de cohetes y otros objetos en órbita.

La carrera espacial es una mina de oportunidades. Solo en 2023, la inversión privada supera los 400.000 millones de dólares, cerca de un 20% más que los años anteriores. Como dice profesor adjunto en el departamento de Ciencias de la Ingeniería aeroespacial en la Universidad de Colorado Boulder, el guatemalteco Luis Zea: “La región no ha sido líder en las previas revoluciones industriales, pero eso no significa que así deba ser por siempre. Nuevas plataformas comerciales en el espacio permitirán a empresas de todo el mundo ser partícipes clave de esta nueva revolución industrial”.

La exploración espacial ofrece oportunidades únicas a los gobiernos. Integrarse a programas de cooperación internacional les puede brindar acceso a tecnología avanzada y recursos adicionales para impulsar la investigación y el desarrollo en áreas como telemedicina, la agricultura de precisión, la conectividad, la seguridad alimentaria y, por supuesto, la mitigación de desastres naturales.


Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_