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Petro y Rodolfo, en empate técnico según las primeras encuestas

Los primeros datos indican una ligerísima desventaja a la izquierda, dentro del margen de error, y parece seguro que las incógnitas en la movilización de cada lado se mantendrán hasta el último momento de la carrera

Jorge Galindo

Una semana después de la primera vuelta de las elecciones colombianas, la igualdad entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández es total. Los primeros días de la carrera hacia la cita definitiva del 19 de junio han traído las primeras encuestas: sus resultados oscilan entre la ventaja de Rodolfo Hernández (según Massive Caller y, por mucho menos, GAD3) y la de Petro (CNC, Guarumo, YanHaas). El promedio resultante dejaría a Rodolfo en 47,6% y a Petro en 45,6%, con el 6,8% restante en el blanco, una cifra inusualmente alta que probablemente esconde mucha indecisión a pesar de que este promedio se realiza sacando de la base de cálculo a los indecisos estimados por las encuestadoras. De ser cierto, la distancia entre ambos quedaría dentro del margen de error esperable en las encuestas, y a dos semanas de la votación la carrera sólo se podría caracterizar como en empate técnico. Ciertamente, Petro solo habría sido capaz de añadir siete puntos porcentuales sobre su resultado del pasado 29 de mayo. Rodolfo prácticamente lo habría duplicado, pero sin que esto haya sido por ahora suficiente como para meter una distancia confortable frente a su rival. De hecho, la tendencia de las dos casas de encuestadoras que han repetido ejercicio durante esta semana (GAD3 en forma de tracker telefónico diario, CNC haciendo una telefónica a principios de semana y una presencial a finales) muestran la misma tendencia: la carrera se aprieta.

Estos porcentajes provisionales serían compatibles tanto con una alta participación absoluta (la de primera vuelta batió el récord desde 1974) como con una desmovilización. Si mucha gente se queda en casa, ese 45% de Petro podría darse con los mismos 8,5 millones de sufragios que ya tiene. Y Rodolfo podría permitirse una pérdida sustancial de apoyos heredados del derechista Fico Gutierrez, que se quedó a 4 puntos de Hernández para apoyarle en la misma noche electoral. Efectivamente, las encuestas indican que por ahora uno de cada siete votantes del exalcalde de Medellin se irían con el de Bucaramanga.

Un escenario de alta movilización es igualmente probable, y de hecho la suma de Rodolfo y Fico en primera vuelta produce la media de Hernández en los actuales sondeos. De ser así, Petro estaría siendo capaz de sumar alrededor de un millón de votantes, toda una hazaña para alguien que parte del extremo del espectro de un país en el que la izquierda nunca ha gobernado.

Para ambos lo mejor sería que la abstención fuera diferencial, claro está: que se quedaran en casa los votantes del rival y poder mantener o aumentar la movilización de los propios. Pero Rodolfo tendría algo más de margen de maniobra siempre que contemos a los votantes de la derecha tradicional como potencialmente propios, como parece ser el caso. Sin embargo, parece que está ya jugando al borde de dicho margen, sin poder permitirse muchos más errores que desmovilicen a su electorado, o movilicen al del rival.

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Podría decirse que Rodolfo ha perdido, o no ha sabido aprovechar, el momentum del que disfrutó al adelantar a Fico Gutiérrez a última hora el pasado 29 de mayo. Esta semana extra para que los colombianos aprendan sobre Hernández (siendo Petro una figura mucho más conocida para el conjunto del electorado) han movido hacia la indecisión a algunos de sus votantes potenciales. También es posible que haya servido para convencer a indecisos que se planteaban si votar por Gustavo, precisamente por oposición a Rodolfo: la votación en contra es tan importante en una segunda vuelta como lo es la votación a favor, quizás más, en tanto que las opciones se han reducido. Y el mayor tránsito en ella se produce entre el voto y la abstención, más que entre dos candidatos que están muy separados el uno del otro como para que el movimiento cruzado entre ellos sea significativo.

Esta medición de quién va a terminar saliendo a votar y quién se quedará en casa será la tarea más difícil de las encuestadoras, que en la primera vuelta hicieron un trabajo loable. Contando que el apagón demoscópico se inicia el sábado de la semana anterior a la elección, el promedio realizado por EL PAÍS anticipó la tendencia de las candidaturas, especialmente la doble caída de Fico y Fajardo versus el aumento vertiginoso de Rodolfo.

De hecho, algunas encuestas realizadas en los últimos días pero que sólo pudieron ser difundidas después muestran una precisión encomiable.

Más que de las encuestas o las casas que las realizan, esto habla de la importancia crucial de la recta final. Las decisiones de voto de última hora son cada vez más frecuentes en todas las democracias. Hay múltiples factores que explican esta fluidez: los votantes tienen más información disponible y eso les hace dudar más, la debilidad de los partidos tradicionales y otras estructuras intermedias (sindicatos, gremios, grandes cabeceras mediáticas) dejan a más mentes sin atajos para decidir su voto, y la creciente polarización afectiva que se define en contra del rival (votar por el mal menor para cada uno) son algunos de los que también operan en Colombia. Esto quiere decir que si la carrera se mantiene lo suficientemente cerrada (digamos, con una distancia menor siete u ocho puntos porcentuales) la última semana será decisiva.

Metodología y fuentes

El promedio de encuestas se realiza sobre el total de votantes probables, tanto válidos como indecisos, incluye las últimas publicadas de cada casa encuestadora registrada ante el Consejo Nacional Electoral hasta la fecha de publicación del artículo, desde el 29 de mayo de 2022 (el día posterior a las consultas interpartidistas que terminaron por definir las candidaturas a la presidencia). La recopilación se recoge desde la plataforma recetas-electorales.com, y se contrasta con la publicación en diversos medios.

Cada encuesta tiene un peso ligeramente distinto en el promedio que depende de la valoración numérica realizada por el Semáforo de Encuestadoras de lasillavacia.com, que califica a cada una de las casas de encuestas de acuerdo con una serie de parámetros técnicos, metodológicos y de acierto en el resultado final. Para evitar sesgar en exceso el promedio, el peso asignado solo varía en un 20%, de manera que la encuesta de la encuestadora mejor valorada recibe un 100% y la peor valorada recibe un 80% de peso sobre el promedio final. Cuando una encuestadora sí está registrada ante el CNE pero no está valorada por lasillavacia.com, el promedio le asigna un punto intermedio entre ambos extremos.

Este promedio, a diferencia de los anteriores, elimina a los indecisos de la base de cálculo. Esto obedece a dos motivos: primero, hay encuestas que no explicitan la cantidad de indecisos, lo que hace imposible reproducir un promedio con indecisos; segundo, la cantidad de indecisos se ha ido reduciendo a medida que nos hemos acercado a los comicios, hasta el punto de que resulta menos riesgoso metodológicamente la normalización con su eliminación de la base ahora que al principio de la campaña. La tabla recoge las estimaciones correspondientes a cada encuesta realizada e incluida en el promedio una vez se eliminan los indecisos de la base de cálculo.

Al igual que sucede con los datos utilizados como alimento para el promedio desde las plataformas mencionadas, el código empleado para el presente análisis, así como sus resultados brutos a día de hoy que sirven de base para los gráficos elaborados, está a disposición de cualquiera en este repositorio abierto.

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Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

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