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La música del Pacífico se internacionaliza y revoluciona la historia musical de Colombia

El talento de una región históricamente marginada encuentra protagonismo gracias a la fusión de ritmos y a las disqueras especializadas

Andrés Ortiz

El Pacífico colombiano lidera una revolución. Un movimiento que se canta y se baila; que va al ritmo del cununo, la marimba y el bongó, pero también de sintetizadores, guitarras eléctricas y estructura jazz. Uno que tiene un pie en lo tradicional y otro en la innovación, que invita a redescubrir y refrescar tradiciones para nuevas audiencias, conectando escenas urbanas y rurales, locales y globales. Una revolución que ha llevado a artistas de todo el litoral, desde Tumaco hasta Quibdó, a tocar en los escenarios más importantes del mundo, ganar importantes premios y sonar en radios internacionales.

“Este año estuve de gira por Europa”, cuenta Verito Asprilla, artista tumaqueña que todavía no cumple los 21 años. “Estuve en Londres, Berlín, Lyon, Zúrich y Berna”, recuerda. Comenzó su carrera haciendo rap, pero quería “ser distinta y relevante”, así que probó con la fusión de ritmos tradicionales de su natal Pacífico sur, con ritmos más contemporáneos y globales. Su primer experimento fue Calentura, una mezcla entre currulao, icónico género de su región, reguetón y dancehall. Después lanzó Pa’ que bailen, donde participan esos mismos géneros y “unos golpecitos de dembow”. Su obra está llena de referencias a vivencias personales en Tumaco, su cultura afrocolombiana y su territorio.

Verito, que lanzará su segundo álbum este 11 de diciembre, suma casi 11.500 oyentes mensuales en Spotify y formó parte del Lollapalooza Chile en 2024. “Cuando era niña soñaba con que mi música me llevara fuera del país y ahora, en esas tarimas, le digo a mi niña interior: puedes estar tranquila, aman a Verito”.

Nuevas propuestas llenas de autenticidad y tradición

Eddy Gómez, directora de proyectos del sello especializado Discos Pacífico, asegura que la música del litoral colombiano “está dando de qué hablar”. “A lo largo y ancho del Pacífico hay música, es uno de los mayores potenciales de la región”, y con ella se escribe un nuevo capítulo en la historia musical de Colombia. “Está siendo la nueva revolución, la nueva cumbia, y así se está recibiendo”.

Gran parte de ese éxito tiene que ver con “la autenticidad, el talento, la cultura tan propia y tan sincera del Pacífico”, incide Gómez. Su colega Diego Gómez, director artístico del sello, agrega que los ritmos “responden a dinámicas sociales y culturales autóctonas” de quienes habitan una región históricamente empobrecida y mayoritariamente afro, y eso resulta muy atractivo para un público que, ante la “aplanadora” de la industria pop, construye su gusto musical “desde el descubrir lo que queda por fuera”.

Géneros como el bambuco beat o el afropacifican beat, creados por el grupo tumaqueño Bejuco, están al alza. “Fusionamos la música de marimba y los cantos tradicionales del Pacífico sur con el afrobeat nigeriano”, explica su percusionista Juan Carlos Mindinero, o Cankita. Con esos ritmos han tocado en toda Colombia, en el Festival de Jazz de Nueva Orleans, en Panamá, Canadá y hace poco, una parte de la banda, en Londres. Allí presentaron el disco Calima, grabado con otros músicos del litoral y con Balimaya Project, una banda londinense integrada por migrantes de distintos países africanos. El disco es una fusión musical y cultural que, según Mindinero, “recoge la fuerza de la marimba y la música africana y cuenta historias de ese pueblo y la cotidianidad del Pacífico”. Lograron un sold out de los 1.943 asientos del Barbican Hall. “Estamos en un momento especial de la música del Pacífico”, asegura Mindinero, quien agrega que los emergentes han podido crecer gracias al legado de artistas ya veteranos como Grupo Bahía, Nidia Góngora, Chocquibtown, Herencia de Timbiquí y Esteban Copete. Concluye que hay que “poner machete para seguir labrando el monte”.

Viejos conocidos y una industria cada vez más interesada

Nidia Góngora, quien comenzó en grupos de la iglesia con las cantaoras de Timbiquí, su pueblo, dio el salto internacional cuando William Holland, el DJ inglés más conocido como Quantic, quedó deslumbrado por su voz y la contactó para grabar música juntos. “Comenzamos a trabajar en un género al que llamamos pacífico electrónico”, cuenta. Siempre ha sido “curiosa de explorar sonidos” y considera como “responsabilidad” preservar la identidad y la tradición, pero “poniéndolas al servicio de la creatividad y la exploración”.

Ese camino le valió una nominación al Grammy Latino en 2019 junto al grupo que lidera, Canalón de Timbiquí, y la ha llevado a escenarios de América, Europa, Asia y África, incluido el festival de Glastonbury. Allí debutó con el grupo Quantic y su Combo Bárbaro, en donde compartió escenario con Esteban Copete, de Esteban Copete y su Kinteto Pacífico. Copete, a su vez, llevó la música tradicional del Pacífico al popular Tiny Desk de NPR.

“Fue inolvidable, porque lo hicimos con el formato más tradicional de la música del Pacífico, no nos disfrazamos de nada”, dice. Copete combina la formación tradicional musical de la región, con su paso por el conservatorio de Cali y la facultad de Música de la Universidad del Valle. Su interés por el jazz, que define como “un lenguaje musical que se puede aplicar donde quieras”, lo ha llevado a fusionarlo con ritmos tradicionales. Destaca la versatilidad técnica de la música del Pacífico: “Encontramos compases binarios y terciarios. El 6/8 que es característico de currulao y el abozao, y el 4/4 y el 3/4 en la rumba, el aguabajo, los bundes, y que están también en el pop y en el reggaeton. Entonces funcionan bien en cualquier métrica”.

Una escena más interesada y vitrinas fundamentales

El talento se ha encontrado con un ecosistema musical cada vez más sólido: managers, sellos y espacios de difusión han impulsado la internacionalización, especialmente el Festival Petronio Álvarez que, con 29 ediciones, ha sido una “plataforma vital” para la música del Pacífico, dice Gómez. La secretaria de Cultura de Cali, Leidy Higidio, explica que el evento pasó de 2.000 asistentes en su inauguración en 1997, a 800.000 en 2025, congregados durante seis días en una fiesta que, además de la música, celebra la gastronomía, historia, estética y la artesanía.

“Es uno de los principales festivales de cultura afro en América Latina”, afirma Higidio. Cada año acuden representantes de festivales africanos, latinoamericanos y europeos para conocer agrupaciones y llevarlas a sus propios escenarios. Por el Petronio han pasado bandas de Perú, Brasil, Cuba, Estados Unidos y varios países de África. Francia participará en la siguiente versión.

La música del Pacífico se toma el mundo. Se presenta en el Lincoln Center de Nueva York y el Millenium Park, en Chicago; suena en la BBC de Londres y forma parte de bandas sonoras de películas. Y la revolución apenas comienza.

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Sobre la firma

Andrés Ortiz
Colombiano. Escribe en Última Hora y colabora con otras secciones. Estuvo en Colombia Visible, proyecto de Caracol Radio enfocado en periodismo de soluciones, y en La Silla Vacía. Estudió Ciencia Política y Lenguas y Cultura en la Universidad de Los Andes en Bogotá. Cursa el máster en Periodismo UAM–EL PAÍS.
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