_
_
_
_

De guerrilleros a paramilitares: líderes sociales de Nariño denuncian que las disidencias del ELN cambian de bando mientras negocian la paz

La aparición de las Autodefensas Unidas de Nariño ha suscitado desconfianza de la población, que los señala de ser los mismos líderes históricos guerrilleros de la región

Miembros del Ejército de Liberación Nacional en el departamento de Chocó, Colombia
Miembros del Ejército de Liberación Nacional en el departamento de Chocó, Colombia, en noviembre de 2017.Ivan Valencia (Bloomberg)
Valentina Parada Lugo

A 15 kilómetros de la ciudad de Pasto, en plena vía al aeropuerto de la capital de Nariño, las paredes de algunas casas están pintadas con la sigla AUN, Autodefensas Unidas de Nariño. La gente, al sur del departamento, los reconoce por ser el nuevo grupo armado que, en menos de un año, ha copado 12 municipios con la presencia de alrededor de 350 hombres en armas. Nacieron en Linares, un pequeño pueblo contiguo a Samaniego, el municipio donde se han concentrado las negociaciones de paz entre los Comuneros del Sur, un frente que se desprendió del ELN, y el Gobierno Nacional. El problema, según varias voces de líderes que han pedido una silla en esa negociación, es que “las autodefensas son los mismos comuneros, pero con otro brazalete”, como afirma un líder social local por teléfono.

En el departamento con más cultivos de uso ilícito en el país, donde aparecieron las AUN, hacen presencia varios grupos armados. Es una zona histórica de Comuneros del Sur, por décadas como parte la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y, desde mayo pasado, como grupo independiente. Además de esa veterana guerrilla, en el puerto de Tumaco hace presencia desde hace varios años la Coordinadora Guerrillera del Pacífico, que se mantiene en negociaciones con una federación de disidencias, la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano. Y en julio de 2023 se sumó un tercer actor, el Estado Mayor Central, la otra gran disidencia de las FARC.

Esa irrupción cambió el mapa. “Justo en ese momento, cuando ni los Comuneros ni la Segunda Marquetalia [a la que pertenecía la Coordinadora Guerrillera del Pacífico] podían defenderse de la expansión por sus compromisos en las mesas con el Gobierno, aparecen las Autodefensas Unidas de Nariño (AUN)”, dice un oficial de una entidad que conoce el terreno. Ahora, las AUN se han concentrado especialmente en la vereda Vista Hermosa, en zona rural de Samaniego. “Nos pareció sospechoso desde el principio que nunca hubo resistencia de los Comuneros para sacarlos”, resalta una habitante del lugar. Desde entonces, narra, mantienen una comunicación distante con la población y solo han emitido un panfleto. “Saludamos al personal civil, anunciamos nuestra presencia en el departamento de Nariño para apoyar el clamor de la población que viene siendo flagelada y abusada por bandidos de las FARC-EP del Bloque Occidental Comandante Jacobo Arenas”, se lee. Se refieren a las disidencias del Estado Mayor Central, pero no declaran la guerra contra los otros grupos insurgentes.

Desde entonces en Samaniego se empezó a percibir una sospechosa connivencia entre ese nuevo grupo paramilitar y las otras estructuras armadas que ya ocupaban el territorio, especialmente los Comuneros del Sur. Un integrante del Comité de Paz de Samaniego —que, como todos los que se atreven a hablar del tema, piden la reserva de su identidad por los riesgos— dice que las AUN justificaron su llegada al pueblo con la idea de combatir únicamente a las disidencias del Estado Mayor Central, pero no a los otros grupos. “La sabiduría del pueblo dice que ellos se llevan saludando con los Comuneros del Sur y con la Segunda Marquetalia desde que surgieron, que es una creación de ellos. Un campesino muy sabio dice que cuando quieren hacer cosas de dudosa moral se llaman Autodefensas y cuando quieren mostrarse como un grupo armado con ideología política, se presentan como Comuneros del Sur. Eso lo sabe todo el mundo, pero no lo habla por miedo”, dice por teléfono.

Comunicado de las Autodefensas Unidas de Nariño.
Comunicado de las Autodefensas Unidas de Nariño.

Un oficial de una organización internacional en Nariño señala que el grupo armado no empezó de ceros. “En octubre recibimos a un menor de edad que se desmovilizó de las Autodefensas con 30 granadas y dos drones, desde los que iba a lanzar los explosivos en Samaniego. Tienen formación militar”, advierte. Y la Defensoría del Pueblo ha alertado de esa relación dos veces. Su más reciente alerta temprana, de abril pasado, señala una “presunta alianza bélica conformada por el frente Comuneros del Sur, la Segunda Marquetalia, y quienes se autodenominan Autodefensas Unidas de Nariño”.

Una persona cercana al proceso de negociación con los Comuneros dice que tienen información de inteligencia militar que indica que hay un acuerdo de los tres grupos para combatir al Estado Mayor Central. “También tenemos certeza de que varios nuevos jefes de zona de las Autodefensas son los mismos antiguos jefes guerrilleros de esas zonas”, explica. Otra fuente que integra la mesa de diálogo con el frente díscolo del ELN explica a este diario que los negociadores ya tienen conocimiento de esas denuncias y que esperan abordar el problema en la siguiente sesión de diálogos, que se realizará los próximos 17, 18 y 19 de diciembre.

Esas discusiones sobre el reciclaje de la guerra las han elevado al Gobierno los integrantes de la Mesa de Paz de Samaniego, que se reunió por última vez este 4 de diciembre en Pasto (Nariño). Una integrante de esa colectividad explica que, aunque venían pidiendo un espacio para reunirse con los representantes de Comuneros del Sur para concretar las peticiones de la población civil, ellos cancelaron su participación dos días antes del encuentro. “Hablan de negociaciones con la gente, pero cuando los citamos para hablar, alegan tener problemas de seguridad para el encuentro”, explica.

Samaniego, el pueblo que ha concentrado los intentos de consolidar un laboratorio de paz en Nariño, es el segundo con más afectaciones por el conflicto armado en el departamento y, por eso, el Gobierno ha impulsado la posibilidad de que los Comuneros del Sur aporten con el desminado humanitario de la zona y la búsqueda de desaparecidos. De hecho, al ser la mesa de negociación con más avances, según el Ejecutivo, el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, no ha descartado la posibilidad de que se convierta en el primer territorio del país donde se decrete un cese al fuego multilateral, es decir, entre grupos armados y no solo con el Ejército. “Pedimos ya que en este diciembre haya un cese multilateral con estos dos grupos que están haciendo la paz con el Gobierno. Por supuesto invitamos al Estado Mayor Central a que se sume”, dijo recientemente el mandatario en una visita a Tumaco con periodistas. Sin embargo, esa posibilidad, por ahora, no está sobre la mesa.

En un país con guerras fragmentadas y con disputas heredadas, la llegada de un grupo paramilitar, como las Autodefensas, inquieta a la población que teme repetir un nuevo ciclo de violencia. Otro líder de Samaniego recuerda la década del 2000, cuando 400 paramilitares llegaron a la zona para disputar con las guerrillas las rutas del narcotráfico, que llegan a Ecuador. Fue la primera vez que supieron de paramilitares en ese departamento y, tiempo después, Juan Larrison Castro, Matamba, encarnó la historia del reciclaje de las guerras en Colombia: pasó de ser miliciano de las FARC a paramilitar. En una muestra más de esos ciclos de la violencia, entró después al Clan del Golfo, el mayor grupo armado en la Colombia actual.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Valentina Parada Lugo
Periodista de EL PAÍS en Colombia y estudiante de la maestría en Estudios Políticos de la Universidad Nacional. Trabajó en El Espectador en la Unidad Investigativa y en las secciones de paz y política. Ganadora del Premio Simón Bolívar en 2019 y 2022.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_