El índice Big Mac a la colombiana se mide por el precio del pollo asado
La encuesta indica que el valor de uno de los platos más populares subió en abril 4.000 pesos en su lectura interanual, pero tuvo un ligero descenso en el comportamiento mes a mes
El precio promedio del pollo asado, uno de los platos más apetecidos y populares en Colombia, se ha convertido en un medidor tan singular como polémico para seguirle la pista a la inflación. Con el antecedente del índice Big Mac, que se sirve del valor de la hamburguesa estrella de la cadena estadounidense McDonald’s para contrastar el poder adquisitivo entre las grandes ciudades del mundo, el diario especializado La República ha ideado una herramienta a su medida. Con información de asaderos y corrientazos en siete ciudades principales del país, examina las variaciones mensuales en el costo del plato.
La encuesta de abril pronostica que el precio promedio del pollo subirá un 11,72% anual. Es decir, un incremento de 4.286 pesos frente al mismo mes de 2023. Un dato que contrasta con la lectura mes a mes, donde se registró una caída del 3,11% entre marzo y abril. Pero se trata de un índice cuyos sustentos dejan varias preguntas sin respuesta. Desde la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi) han planteado dudas sobre los ingredientes o acompañantes que se tienen en cuenta al determinar el concepto de pollo asado, que muchas veces se vende en conjunto con papas y bebidas. También han manifestado sus inquietudes sobre la decisión de escoger este alimento para el ejercicio macroeconómico.
Y, finalmente, han abierto algunos reparos por basarse en un índice como el Big Mac, que se centra en el contraste de precios entre ciudades. Por eso, el exministro de Agricultura Andrés Valencia mira de reojo los resultados de una medición utilizada por los responsables del periódico financiero para revolver todo en la misma coctelera y anticipar, junto a las proyecciones de entidades financieras acreditadas, los datos oficiales de inflación para abril que se anunciará este miércoles en rueda de prensa el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
De esta forma, y dejando de lado los resultados del resistido índice del pollo asado, el costo de la vida en Colombia cedería desde el 7,36% anual registrado en marzo, hasta un 7,16% anual en abril. El economista jefe de ScotiaBank Colpatria Sergio Olarte anticipa: “En ScotiaBank calculamos una bajada del 0,56 mensual. Estamos viendo una desaceleración, pero a un paso mucho más lento”. Una buena noticia para los colombianos, que, de cualquier forma, asisten desde hace más de un año al lento enfriamiento de los precios.
La inflación, tras alcanzar techo en marzo del año pasado con una tasa del 13,34%, ha seguido un patrón de descenso en paralelo a los ajustes, para algunos algo tardíos, de las tasas de interés por parte del Banco de la República (11,75%, según el último reporte). Razones de sobra para que Andrés Valencia acuda a otros elementos para explicar el comportamiento en el precio por unidad de un pollo entero, el insumo principal del índice, reflejado en marzo por las cifras oficiales del DANE.
“Hubo una disminución en los resultados del IPC para marzo del 0,69%. Pero eso está ligado a la caída del precio del maíz, del precio de la soja y de la torta de soja a nivel internacional”. Se trata de los tres insumos clave que pesan alrededor del 70-75% en los costos de producción en el negocio de la cría de aves. Los tres, en su mayoría, son importados en Colombia y, por lo tanto, están sujetos a los sobresaltos en la cotización del dólar frente al peso colombiano. “Lo mismo está pasando con el precio del huevo y la carne de cerdo. Los tres se mueven en la misma dirección y sus indicadores se mueven a la par con los precios de las materias primas en el mundo”.
Los años más difíciles para el sector avícola, como la pandemia que cerró miles de asaderos y los problemas generados por las movilizaciones sociales de 2021, parecen haber quedado atrás. El número clave en esta historia es el número de aves que entran anualmente a las granjas de engorde. En la jerga agrícola se refieren al “encasetamiento”. Según las cifras de Fenavi, este año ingresarán 910 millones de pollos a los gallineros del país, un aumento del 1% con respecto a 2023.
“Entonces, a pesar de que el encasetamiento en enero venía cayendo 1,56% anual, es probable que la producción de carne crezca hacia el final del año y que el consumo también aumente en el segundo semestre”, detalla Valencia. Lo que queda claro es que las cosas se han estabilizado desde enero de 2022, cuando el precio del pollo en Colombia crecía a una meteórica tasa anual del 27% debido al alza en los costos del agro. Dos años más tarde, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en ese renglón refleja una caída de 20 puntos porcentuales y ahora el futuro está sujeto a nuevas variables climáticas e internacionales.
“Tenemos que esperar a ver cómo reaccionan los mercados con las inundaciones gigantescas que están padeciendo en la zona de Río Grande do Sul, en Brasil”, remata Andrés Valencia. “Es una zona productora de soja y los precios mundiales se van a ver afectados una vez los agricultores calculen los daños”. El exceso de agua en esa región aún podría alterar los costes de crianza en las granjas de Colombia. Y con ello la aguja de los índices que tratan de medir, por una vía u otra, el precio de una de las carnes más saludables y baratas en el mercado.
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