La ministra de Ciencias, Harvard y los reparos a su currículo inflado
Contrario a lo que señala en su hoja de vida, Yesenia Olaya no fue profesora de la prestigiosa institución, aunque sí ocupó otros cargos
Yesenia Olaya, la ministra de Ciencias de Gustavo Petro, se ha visto envuelta estos días en un enredo a cuenta de su estancia en Harvard. Lo que debería ser motivo de orgullo para una mujer humilde que se ganó a pulso un espacio en la academia siembra ahora dudas sobre su nombramiento como alto cargo del Gobierno. “Tenga en cuenta que el fellow, el fellow postdoctoral y el investigador asociado no son cargos de enseñanza. Los investigadores no se consideran profesores”, señala una constancia firmada por Stephen Kargère, director de la Oficina de Asuntos Postdoctorales de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Harvard. Sus palabras son la respuesta a una consulta hecha por EL PAÍS sobre el paso de Olaya por los pasillos de la prestigiosa institución académica ubicada en Cambridge, Massachusetts, entre 2019 y 2024. La veracidad del currículo de la funcionaria fue puesto en tela de juicio por la representante a la Cámara Jennifer Pedraza durante un debate de control político sobre su gestión, realizado este miércoles en el Congreso, en el que también cuestionó la falta. La ministra, adoptando la misma postura con la que asumió otros escándalos, ha preferido no dar declaraciones a medios de comunicación y pronunciarse en sus redes sociales.
El Departamento Administrativo de la Función Pública lleva el registro de las hojas de vida de todos los servidores públicos del país, incluyendo a los miembros del gabinete de ministros. En la de Olaya figura su experiencia como docente de pregrado y posgrado en la Universidad del Magdalena, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Autónoma de México (UNAM), Universidad Nacional de San Martín (Argentina) y Harvard, siendo esta última el motivo de una nueva polémica alrededor de su liderazgo en el Ministerio de Ciencias. No existen dudas sobre la estadía de la ministra en dicha institución, lo que es objeto de discusión son las labores que allí desarrolló. Aunque su hoja de vida indica que entre septiembre de 2021 y octubre de 2022 fue docente en el Instituto de Investigación Afro-Latino Americano (ALARI, por sus siglas en inglés) de Harvard, la Facultad de Artes y Ciencias de esa misma universidad advierte que las posiciones que ocupaba para entonces —fellow y postdoctoral fellow— no implican dictar clases ni tampoco otorgan el estatus de profesora. Es decir, la ministra se atribuyó funciones que no ejecutó.
Durante el debate de control político en el Congreso, Olaya no se refirió a este reparo. Posteriormente, en su cuenta de X, compartió una misiva firmada por Alejandro de la Fuente, el director de ALARI, que sostiene que la ministra, además de cumplir con funciones administrativas, “coordinó y enseñó un seminario especializado” sobre resistencias afrocolombianas. “Hago de conocimiento público las certificaciones que acreditan mi vinculación como investigadora postdoctoral de la Universidad de Harvard y Coordinadora Académica del Certificado en Estudios Afrolatinoamericanos en el ALARI de la Universidad de Harvard, en donde se indica que desempeñé actividades administrativas, docencia en seminarios especializados e investigación”, afirmó en su publicación. El documento está fechado el 3 de abril, el mismo día en que fue citada al Congreso.
Hago de conocimiento público las certificaciones que acreditan mi vinculación como investigadora postdoctoral de la Universidad de Harvard y Coordinadora Académica del Certificado en Estudios Afrolatinoamericanos en el Instituto de Investigaciones Afrolatinoamericanas (ALARI) de… pic.twitter.com/4RD8NUblVl
— Yesenia Olaya Requene (@YeseniaOlayaR) April 4, 2024
Si estuviera bajo escrutinio su etapa en una universidad colombiana, probablemente la carta firmada por de la Fuente bastaría para saldar la discusión. Dictar un seminario es considerado, en algunas ocasiones, como labor docente. No obstante, el seminario que dictó Olaya tuvo tan solo una duración de 48 horas, lo que no es equiparable al año de experiencia docente que la funcionaria dice tener en su currículo. Además, el modelo académico estadounidense tiene una jerarquía claramente establecida, en la que existen múltiples rangos en el profesorado y distinciones claras entre cátedras y seminarios, así como funciones taxativas para los distintos cargos. La página web de la Facultad de Ciencias y Artes estipula que la contribución de una persona al proceso de enseñanza no necesariamente la vuelve docente: “Los fellowships de enseñanza, la asistencia de enseñanza y las asistencias de cursos no son nombramientos de la facultad. Las personas que tienen estos rangos ayudan en cursos o tutoriales bajo la supervisión de la facultad”.
Olaya tomó las riendas del Ministerio de Ciencias en mayo del año pasado, luego de varios meses trabajando como viceministra y cuando todavía era asociada de investigación al ALARI de Harvard. En los 11 meses que lleva al mando de la cartera ha tenido que lidiar con señalamientos por acoso laboral, una oleada de renuncias en los cargos directivos de la entidad —de los 14 cargos de primer nivel, solo dos han estado ocupados por una misma persona desde su llegada— y cuestionamientos por ignorar la asesoría de sus equipos técnicos en la estructuración de millonarias convocatorias para ejecutar proyectos de ciencia, innovación y tecnología en el Pacífico colombiano. Algunos de estos asuntos fueron mencionados por la representante Jennifer Pedraza, quien centró su intervención en el debate de control político alrededor de la falta ejecución del presupuesto asignado al Ministerio. “Se han gastado 480.000 millones de pesos [1,2 millones de dólares] y son 3 billones [830 millones de dólares]”, señaló ante los micrófonos de la Comisión Cuarta de la Cámara de Representantes, encargada de vigilar el presupuesto.
La ministra es oriunda de Tumaco, Nariño, un municipio históricamente azotado por la violencia. Se graduó como socióloga de la Universidad de Caldas, una institución pública, y luego se doctoró en Antropología en la UNAM. Llegar a Harvard como fellow postdoctoral e investigadora fue un premio a su carrera académica. La cereza en el pastel fue el nombramiento en el Ministerio de Ciencias. Sin embargo, los posteriores líos han ido empañado su trayectoria, a la que hora se suma su ingreso a la lista de funcionarios colombianos que inflaron su currículo.
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