Diálogos con las disidencias de las FARC: cese al fuego, ofensiva militar, división del Estado Mayor Central y otras claves de la negociación
Más de la mitad del autodenominado Estado Mayor Central de Iván Mordisco está fuera de la paz total. El presidente Petro ordena una ofensiva militar en el Cauca
El mayor grupo de disidencias de la extinta guerrilla de las FARC, el autodenominado Estado Mayor Central, bajo el mando de Iván Mordisco, se sentó a negociar un acuerdo de paz con el Gobierno de Gustavo Petro en 2023, pero ha terminado por fragmentarse en 2024. Más de la mitad de sus hombres han decidido levantarse de la mesa de diálogos, incluido el propio Iván Mordisco. Es el segundo proceso como parte de la política de paz total, que se suma a la mesa con el ELN, la última guerrilla en armas del país.
Los equipos negociadores del Gobierno y el EMC acordaron el domingo 8 de octubre de 2023 en una confusa jornada en Tibú, en el Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, la región con mayor concentración de cultivos de hoja de coca en el mundo, poner en marcha una mesa de conversaciones. El 16 de octubre entró en vigencia un cese al fuego bilateral que las partes acordaron prorrogar hasta el 15 de julio de 2024. Las disidencias también renunciaron al secuestro extorsivo en el marco de las atropelladas negociaciones, según anunciaron las delegaciones en diciembre al final del segundo ciclo, en el departamento del Cauca.
El proceso entró en su enésima crisis después de una serie de acciones de los disidentes que incluyeron atentados contra objetivos militares y comunidades indígenas, entre ellos el asesinato de la dirigente indígena Carmelina Yule en el Cauca. En julio, el Gobierno suspendió el cese el fuego en tres departamentos del suroeste del país –Cauca, Nariño y Valle del Cauca– y después confirmó, en abril de 2024, que ya no negocia con Iván Mordisco. El proceso continúa, con un cese renovado por seis meses en octubre de 2024, con los bloques que operan en otras regiones como el Catatumbo y el Magdalena Medio, y en departamentos como Meta, Caquetá y Putumayo. Los disidentes que siguen con el proceso representan menos la mitad de las estructuras armadas.
“La ofensiva contra el EMC en el Cauca es total”, declaró el presidente Petro el 20 de mayo, horas después de una serie de ataques de las disidencias que provocaron la muerte de dos policías en Morales.
¿Cuándo se inicia la negociación con las disidencias del Estado Mayor Central?
El postergado diálogo con el Estado Mayor Central, anunciado previamente en varias ocasiones y en vilo hasta el último minuto, se oficializó después de un año de acercamientos y tras varios meses de vicisitudes. El proceso atravesó una profunda crisis en mayo de 2023, cuando el frente Carolina Ramírez de las disidencias asesinó a cuatro adolescentes indígenas que había reclutado forzosamente en el selvático departamento del Putumayo, una masacre que llevó al Gobierno a suspender el cese al fuego que habían pactado desde el Año Nuevo. En Tibú se inició formalmente el proceso de paz, pero menos de un mes después, a comienzos de noviembre, las disidencias suspendieron los diálogos luego de un tenso tira y afloje con el Estado sobre la presencia de militares en el corregimiento de El Plateado, un pueblo del neurálgico cañón del río Micay, una región que concentra el 75% de los cultivos ilícitos que hay en el Cauca. El Gobierno anunció dos semanas después que se reanudaban los diálogos.
¿Cuáles son los avances de la negociación?
Las delegaciones anunciaron la mesa de diálogos en septiembre de 2023, después de tres días de reuniones preliminares en la zona rural de Suárez, Cauca, en un comunicado sin detalles sobre la agenda de negociación. Ya en Tibú, los negociadores del Estado Mayor Central se comprometieron a acatar las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH) y no generar desplazamiento forzado ni confinamiento de la población civil. En diciembre, la mesa anunció que las disidencias renunciaban a la práctica del secuestro extorsivo. En el siguiente ciclo se abordaron temas relacionados con los cultivos ilícitos y la situación socioambiental de la Amazonía, dado que el EMC es el actor dominante en el llamado arco de la deforestación amazónica.
En abril, el Gobierno confirmó que ya no negocia con Iván Mordisco, quien hasta entonces era considerado el máximo comandante de las disidencias que se apartaron del acuerdo de paz sellado con las FARC a finales de 2016. Las estructuras al mando de Mordisco incluyen aquellas con las que el Gobierno ya había suspendido el cese el fuego en Cauca, Nariño y Valle del Cauca.
En un ejemplo ilustrativo de la división de los disidentes, en los departamentos del arco de deforestación amazónico operan frentes que se mantienen en la mesa, otros que se apartaron de la negociación e incluso uno –el frente Carolina Ramírez, que ha sido de los más problemáticos– que está dividido al respecto, como mostraba un informe de la fundación CORE.
¿Quiénes son los negociadores?
El coordinador de la delegación del Gobierno es Camilo González Posso, quien fue ministro de Salud entre 1990 y 1992 y encabeza el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz. Lo han acompañado otras figuras como el exsenador y líder indígena Feliciano Valencia, y el excomandante de las FARC Yezid Arteta, pero también representantes de sectores más conservadores, como el exministro Fabio Valencia Cossio y el empresario de la palma Carlos Murgas; o de los militares, como los coroneles en retiro Luis Novoa y Genny Calvo.
La delegación del EMC estuvo encabezada en un primer momento por Carlos Eduardo García, alias Andrey Avendaño, quien se mantiene en los diálogos. Ingresó a las antiguas FARC en el 2010. Su mayor rango fue ser jefe de escuadra, un rango bajo, de acuerdo con la Fundación Ideas para la Paz. Lo capturaron en 2014 y salió́ de la cárcel en 2018 al firmar la amnistía que se dio en el proceso de paz con las FARC. Al poco tiempo retomó las armas.
¿Quién es Iván Mordisco?
Su nombre verdadero es Néstor Gregorio Vera Fernández. El 3 de mayo de 2016, mientras la cúpula de las FARC se hallaba en un punto muy avanzado de las negociaciones en La Habana con el Gobierno de Juan Manuel Santos, alias Iván Mordisco anunciaba, a través de un comunicado, que un grupo de guerrilleros del Frente Primero bajo su mando no entregarían las armas. Fue la semilla de las disidencias.
Iván Mordisco (también conocido como Iván Losada) es reconocido como dogmático y radical, “siempre en desacuerdo con la salida o negociación política”, detallaba en su momento un informe sobre el origen de las disidencias de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), que le atribuye un proceso de “degradación criminal”. Lo distinguía una actitud abiertamente hostil a los acuerdos y hacia quienes los promovían. También su oposición a los programas de sustitución de cultivos ilícitos, además de una marcada violencia y desconfianza hacia la población civil, particularmente las comunidades indígenas.
El presidente Iván Duque lo dio por muerto en julio de 2022, al final de su mandato. Pero Mordisco reapareció dos meses después en un video en el que anunciaba estar dispuesto a dialogar con el nuevo Gobierno de Gustavo Petro en el marco de la política de paz total.
Luego de una oleada de especulaciones, el jefe negociador del Gobierno, González Posso, confirmó la escisión del EMC: “Iván Losada [el otro alias de Mordisco] está fuera de la mesa”, dijo el 16 de abril.
¿Cuándo nacieron las disidencias de las FARC?
El fenómeno comenzó en la recta final de las negociaciones de La Habana, cuando una de las estructuras más representativas de las FARC, el Frente Primero, que operaba en el sureste del país, publicó a mediados de 2016 un comunicado en el que se apartaba del proceso, al que tildó como una “traición”. Ese anunció provocó que la dirigencia de las FARC expulsara a cinco mandos que desafiaron la verticalidad de la insurgencia, entre ellos Gentil Duarte, al que antes habían enviado a la zona para intentar poner orden. Desde entonces surgieron otras facciones en distintas regiones.
El tema de las disidencias adquirió otra dimensión cuando Iván Márquez, quien fuera jefe negociador en los diálogos con el Gobierno, anunció en agosto de 2019 que retomaba las armas junto a otros jefes de las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que se habían apartado de sus compromisos con el sistema de justicia transicional. Sus intentos para unirse con Gentil Duarte e Iván Mordisco se estrellaron con la resistencia de esas estructuras, que ya tenían una importante influencia en el suroriente de Colombia y al otro lado de la frontera con Venezuela. Aunque no hubo una desbandada de firmantes de paz, como se temió en un primer momento, el fuego de las disidencias ha estado alimentado por nuevas dinámicas de reclutamiento forzado, a menudo de menores de edad.
Las disidencias no son fáciles de encajar en una misma categoría. El EMC es una amalgama de estructuras muy diversas, advertía un análisis de la FIP. “Tienen diferentes orígenes y motivaciones para su surgimiento, compuestas por disidentes (entre ellos una parte no menor de milicianos), reincidentes que firmaron el Acuerdo y retomaron las armas, y nuevos reclutas que componen la mayor parte de las bases de estos grupos”.
¿En qué se diferencian el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia?
El encaje de las disidencias ha sido desde el primer momento uno de los mayores desafíos de la paz total. Las corrientes de Iván Mordisco y la diezmada Segunda Marquetalia de Iván Márquez se consolidaron como las más notorias, una suerte de grandes sombrillas. Ambas fueron designadas por Estados Unidos como organizaciones terroristas cuando retiró de esa lista negra a las FARC, ya desarmadas y convertidas en un partido político. Ambas también entablaron una guerra a muerte entre sí, en la que fueron cayendo en confusos enfrentamientos –a menudo del otro lado de la frontera con Venezuela– varios líderes, entre ellos Gentil Duarte, que había sido el rostro más visible del Estado Mayor Central. Iván Mordisco aglutinó desde entonces el poder de la organización.
Mientras el liderazgo del EMC está compuesto por algunos líderes visibles que se apartaron de las negociaciones de paz, la Segunda Marquetalia la encabezaron firmantes que retomaron las armas. “El porcentaje de reincidentes y disidentes varía bastante dentro de cada grupo, pero el grueso de los combatientes rasos de estas estructuras son nuevos reclutas”, subraya la FIP.
Una de las primeras dudas en torno a la política del Gobierno era si los grupos que desertaron o nunca se acogieron al anterior proceso de paz con las FARC debían ser considerados organizaciones criminales cuya única salida era someterse a la ley o merecían un tratamiento político, como el que recibe el ELN. La segunda mesa de diálogos de la paz total con el Estado Mayor Central claramente pone a la corriente de Iván Mordisco en el lado de la negociación política.
¿Qué crímenes se atribuyen al Estado Mayor Central y donde opera?
Las disidencias son las principales responsables de los casi 400 asesinatos de exguerrilleros que sí se acogieron al acuerdo de paz. También fueron las mayores perpetradoras de graves violaciones contra menores de edad en Colombia el año pasado, de acuerdo con el informe de la ONU sobre los niños y los conflictos armados en el mundo.
El Estado Mayor Central cuenta con algo más de 3.000 integrantes –unos 2.000 en armas y más de mil en redes de apoyo, de acuerdo con las agencias de inteligencia–. Además de controlar corredores del narcotráfico y estar involucrado en distintos tipos de economías ilegales, es el actor armado dominante en departamentos del centro y sur del país, como Meta, Caquetá, Guaviare y Putumayo –fronterizo con Ecuador, donde mantiene una disputa con los Comandos de la Frontera, aliados de la Segunda Marquetalia–. Esos departamentos coinciden con el llamado arco de la deforestación amazónica, lo que le otorga al EMC un papel determinante en la irrupción de los asuntos ambientales en las negociaciones de paz.
Las facciones disidentes bajo la sombrilla del EMC operan en 22 de los 32 departamentos, en especial en el sur, el oriente y el occidente de Colombia. En el sur se han expandido hasta las fronteras con Brasil, Perú y Ecuador, así como a Arauca y Norte de Santander, sobre la extensa frontera con Venezuela. También tienen una presencia notoria en Cauca, Valle del Cauca y Nariño, sobre la franja del Pacífico. Mientras en algunas zonas es el actor hegemónico y consolidado, en otras mantiene disputas territoriales y su influencia es limitada.
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