Reaparece Iván Mordisco, el jefe de una disidencia de las FARC que Iván Duque dio por muerto

A mediados de julio pasado, el entonces presidente Iván Duque anunció en video que su Gobierno había logrado un “golpe en el núcleo de la estructura de las disidencias de las FARC y un logro para la legalidad”. Algo similar dijo su ministro de Defensa, Diego Molano: “La neutralización de 9 individuos de ese frente primero de las disidencias de las FARC, y la neutralización de alias Iván Mordisco nos permite señalar también que esta es una operación en la que cae el último gran cabecilla de las FARC y se da una estocada final a las disidencias”. Pero dos meses después, ese jefe, llamado Néstor Gregorio Vera, pero más conocido por su nombre de guerra, reapareció.

Iván Mordisco protagoniza un video en el que aparece con una docena de hombres armados, leyendo un comunicado de prensa en el que anuncia que esa disidencia está dispuesta a dialogar en el marco de la política de paz total del Gobierno de Gustavo Petro y de avanzar en un cese del fuego, como el que Petro anunció este jueves, un día antes de que se conociera el video. “Se ha ordenado a todas las unidades guerrilleras de las FARC-EP evitar al máximo enfrentamientos con la Fuerza Pública siempre y cuando no seamos atacados, como mecanismo para crear un clima propicio e iniciar con el Gobierno nacional los acuerdos y mecanismos para un cese al fuego bilateral” dijo.

Mordisco es uno de los primeros disidentes. Perteneció durante más de 25 años a las extintas FARC, y se destacó como uno de sus mandos más disciplinados. “Es reconocido como dogmático, radical y por haberse quedado en la “primera formación”, sin adaptarse a los cambios de la guerra y siempre en desacuerdo con la salida o negociación política”, según un informe sobre las disidencias del centro de pensamiento especializado Fundación Ideas para la Paz (FIP), que le atribuye un proceso de “degradación criminal”. Al mando del Frente 1, uno de los más representativos de las FARC en tres departamentos del sureste del país –Vaupés, Guaviare y Meta–, lo distinguía una actitud abiertamente hostil a los acuerdos y hacia quienes los promovían, así como su oposición a los programas de sustitución de cultivos ilícitos, además de una marcada violencia y desconfianza hacia la población civil, particularmente las comunidades indígenas.

Luego de la muerte de su socio Gentil Duarte, Mordisco ha pasado a ser el jefe más visible de una de las dos grandes corrientes disidentes de las FARC que se apartaron del proceso que culminó con el acuerdo de paz de 2016. Otros cuatro jefes del Estado Mayor Central de ese grupo, que se reclama como la continuidad de las FARC y usa sus mismos nombres y símbolos, se reunieron con el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, el fin de semana anterior, con el fin de explorar la posibilidad de iniciar diálogos en el marco de la paz total.

Ese evento, y en general la apertura del Gobierno Petro a negociar con exguerrilleros que se rearmaron tras el proceso de paz, encendieron una polémica sobre la política de la paz total. Los dos arquitectos de la negociación del Gobierno de Juan Manuel Santos con las FARC, el hoy senador Humberto de la Calle y el excomisionado de paz Sergio Jaramillo, criticaron públicamente esos acercamientos, y también la posibilidad de que se entendiera que, con la paz total, bandas criminales adquieran estatus político.

La disidencia que encabeza Mordisco tiene presencia en 16 de los 32 departamentos de Colombia, según la FIP, y es uno de los grupos ilegales más grandes del país, junto con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional y la banda criminal Clan del Golfo, también conocida como AGC. Todos ellos han manifestado su interés en participar en la paz total.

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