John Marulanda, el coronel retirado que habló de “defenestrar” a Petro
El excandidato al Senado por el partido uribista Centro Democrático ha publicado decenas de columnas de opinión que revelan un pensamiento de extrema derecha, en las que ha tildado al presidente colombiano de “exnarcoterrorista”
El coronel retirado John Marulanda dijo esta semana una peligrosa frase que extrañamente terminó ayudando a medir, como un termómetro, qué piensa la opinión pública colombiana de la posibilidad de un posible golpe de Estado. Su declaración antidemocrática en W Radio, el 11 de mayo, reveló poco a poco quién estaba de acuerdo con él, y quién no. Este hombre alto de bigote negro con 71 años, nacido en el departamento de Caldas, era un desconocido para la mayoría de los colombianos, y pasó del anonimato al desprestigio en pocas horas tras su entrevista del jueves. El editor de la cadena, Juan Pablo Calvás, lo buscó para conocer su opinión sobre la manifestación de cientos de militares retirados en la Plaza de Bolívar, el día anterior, y Marulanda empezó diciendo que el objetivo final era “tratar de hacer lo mejor por defenestrar a un tipo que fue guerrillero”. Luego se arrepintió de lo dicho, pero su frase ya le había llegado a miles, incluido el presidente.
Gustavo Petro puso inmediatamente la alarma de un posible golpe de Estado y varios de sus aliados, que temen un ruido de sables desde que él ganó la Presidencia, salieron a defenderlo. Pero no solo sus aliados, sino también varios de sus críticos más activos como Bruce Mac Master, presidente del principal gremio empresarial, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI); políticos de oposición, como su exrival en la campaña presidencial Federico Gutiérrez; o miembros retirados de la fuerza pública que convocaron a la protesta, como el coronel Julio César Prieto Rivera. “No compartimos las declaraciones emitidas el día de hoy por el señor coronel John Marulanda”, dijo este último en un video. Incluso la Fiscalía, a cargo de un fiscal general que ha chocado con Petro recientemente hasta tildarlo de “dictador”, aseguró que investigaría si Marulanda está detrás de alguna conspiración. El coronel retirado no ha vuelto a hablar con medios desde su célebre frase y el anuncio de la Fiscalía, y EL PAÍS no obtuvo respuesta cuando lo buscó para una entrevista.
Marulanda no es un ciudadano cualquiera diciendo locuras en los medios, y su historia de vida explica la reacción a su frase: hasta fines de marzo fue presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (Acore), un grupo con capacidad de incidir que agrupa a retirados, pensionados y veteranos del Ejército a escala nacional, y también miembro de una mesa de asociaciones de retirados llamada Fuerza Púrpura. Este último agrupa a alrededor de 70 pequeñas organizaciones y aspira a convertirse en partido político. Aunque han aclarado que no son un brazo del partido uribista Centro Democrático, ni de ningún otro partido de derecha, es claro que están alineados ideológicamente. El mismo Marulanda fue candidato al Senado por el Centro Democrático en 2018, cuando se quemó con 6.000 votos.
La frase rápida de Marulanda no reveló únicamente su talante antidemocrático. No se refiere al expresidente como un exsenador (estuvo en el Senado entre 2002 y 2018, con una interrupción para ser candidato presidencial alcalde de Bogotá) o un exalcalde, sino como un insurgente guerrillero, al igual que lo hace la derecha más extrema en el país. Hace cuatro años se refería a Petro como un “exterrorista marxista”, y hace un año, cuando Petro era el candidato más opcionado para llegar a la Presidencia, lo llamaba “exnarcoterrorista”. Solo en algunos de sus artículos de opinión más recientes ha empezado a llamar a Petro por su cargo: presidente.
La Constitución prohíbe que los militares activos intervengan en política, pero sí lo pueden hacer los retirados, y Marulanda no ha desaprovechado la oportunidad para difundir las opiniones que antes no podía. Escribe seguido contra los Gobiernos de izquierda autoritarios de Nicaragua y Venezuela, y no ha ocultado su oposición a casi todas las decisiones del actual mandatario: la transición energética, la paz total, los nombramientos en cargos de administración de tierras, la política exterior. También apoyó en sus columnas al expresidente Iván Duque; ha dicho que la Jurisdicción Especial para La Paz (JEP) fue creada por el secretario del Partido Comunista Español; y se ha lamentado por la soledad en la que murió el exdictador argentino Rafael Videla quien, dice, fue alentado a “enderezar” su país.
De acuerdo a su página biográfica en Acore, Marulanda fue comandante terrestre, paracaidista, miembro de la contraguerrilla urbana, lancero, buzo y piloto de helicópteros. En los años noventa fue fundador de la Escuela de Relaciones Civiles-Militares y el primer comandante de la brigada 25 de aviación del Ejército. Además, es licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás, y abogado de la Universidad La Gran Colombia, con un máster en estudios políticos de la Universidad Javeriana. Escribe seguido de la inteligencia militar, sector en el que también trabajó. “Aunque Groucho Marx sentenció que la inteligencia militar era una ‘contradicción de términos’, la realidad es que sin ella no resistiría ningún Estado”, dijo en una columna de 2018.
Cuando Marulanda ganó la votación para estar en la presidencia en Acore, en marzo del 2021, fue una noticia de cambio para la institución: era la segunda vez en más de 60 años de historia que el cargo lo ocupaba un coronel retirado, en vez de un general o almirante. Desde su comienzo compartió sus opiniones contra la izquierda, pero también compartió declaraciones infundadas: por ejemplo, el mismo mes de su nombramiento, dijo a La W Radio que miembros del partido Comunes, que formaron los exmiembros de la guerrilla de las FARC, eran “el brazo político” del disidente alias Iván Márquez.
El coronel Marulanda tiene una decena de publicaciones sobre su línea ideológica, y dos libros: Terrorismo en Colombia. ¿Un delito inútil? y Yihad en Latinoamérica —una de sus inquietudes es la presencia de Hezbolá en el continente―. Pero quizás el tema más recurrente en sus escritos es su preocupación por que no se tenga más en cuenta la opinión de los militares retirados, a quienes describe casi como un grupo discriminado por el poder civil del Ejecutivo.
“Los militares y policías retirados, los veteranos, siguen esperando la oportunidad de aportar su invaluable experiencia”, escribió en 2021. Sobre todo desde el Gobierno de Juan Manuel Santos considera que el poder civil ha debilitado a las Fuerzas Militares y a la seguridad pública. “La obligación constitucional del mando militar y policial es la de obedecer al poder civil, al gobernante de turno, pero su deber institucional primordial es el de mantener la unidad y el espíritu de lucha de sus Fuerzas”, escribió al final del Gobierno Santos. En otra columna explicó su desagrado con que la Constitución permita nombrar a civiles al frente del Ministerio de Defensa cuando muchos de ellos no tienen “un mayor conocimiento de los asuntos” militares.
Marulanda lleva años siendo entrevistado en distintos medios nacionales y publicando columnas en páginas de la derecha, pero solo hasta que dijo la palabra “defenestrar”, el país lo escuchó. No para acompañarlo, al menos en su mayoría. La única gran figura pública que parece estar firme de su lado, por ahora, es la senadora uribista María Fernanda Cabal, quien ha dicho que hay que respetar la libertad de expresión de Marulanda y que él no hablaba de golpe de Estado porque la Real Academia Española define “defenestrar” como “destituir o expulsar de un cargo”. Pero defenestrar quiere decir, originalmente, “arrojar a alguien por una ventana”. En el contexto de la entrevista la definición es otra.
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